Alrededor de 4.800 personas desean adoptar un hijo en la provincia de Córdoba. Es un número alto para la cantidad de niños en condición de ser adoptados; es decir, para los casos en los que la Justicia determina que sus familias no tienen forma de sostener la crianza. Sin embargo, la cantidad de interesados en convertirse en adoptantes cayó a la mitad en un año: en 2015 se inscribieron 285 familias y en 2016, 140.

El año pasado, según el Poder Judicial de la Provincia, se dieron en adopción 56 niños, y, en este primer semestre, se otorgó la guarda con fines de adopción a 31.

Once fueron entregados a través del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUA) de Córdoba, mientras que los otros 20, por oficio judicial. Se trata de dos niños de 0 a 1 año; dos, de 1 a 3 años; dos, de 3 a 5; siete, de 5 a 10, y cuatro, de 10 a 18. Dos tienen problemas de salud y hay cinco grupos de hermanos (cuatro de dos y uno, de cuatro).

Hasta el último día del año pasado, el registro contabilizaba 4.874 inscriptos. Hay 2.947 interesados en adoptar en Córdoba capital, mientras que Río Cuarto es la delegación del interior con más anotados. La siguen San Francisco, Villa María y Bell Ville.

La mayoría busca bebés de hasta un año (1.616 familias) y niños de entre 1 y 3 años (1.425). Los dispuestos a adoptar chicos entre los 10 y los 18 son apenas 59. De los 56 niños que fueron adoptados el año pasado, sólo siete tenían entre 10 y 18 años (12,5 por ciento).

“Creo que aquellos que adoptan chicos grandes o grupos de hermanos tienen un enorme deseo de ser padres y una gran tolerancia a la frustración porque un chico grande desconfía del adulto. A veces, llegamos tarde para la adopción y los chicos piensan que si sus padres biológicos, que deberían haberlos protegido, no lo hacen, por qué creer en otro adulto que quiere ser su papá. Por otro lado, un bebé te puede dar satisfacciones narcisistas”, subraya Patricia García, encargada de equipos técnicos del área de servicios judiciales del Poder Judicial.

Los anotados en el registro son matrimonios, parejas convivientes y personas solteras. Hay alrededor de 40 familias homoparentales inscriptas para la adopción.

“Buscan niños chicos. La gente busca, generalmente, tener lo más parecido a un hijo biológico. Los equipos técnicos estudian si ese duelo por el hijo biológico está realizado para que puedan adoptar porque este niño no viene a suplir el otro”, explica García.

Lo ideal y lo real

La caída en el número de personas interesadas en adoptar el año pasado llamó la atención en el Poder Judicial. “A lo mejor están inclinándose por las fertilizaciones asistidas o por los vientres subrogados o por viajar a otro lugar a ver si pueden conseguir el niño que han imaginado. Estudiamos mucho el niño real y el ideal porque todo niño debería tener una familia. Un chico de 10 o 12 años debería también poder ser adoptado y uno debería, también, querer ‘ahijarlo’”, sostiene García.

El Código Civil y Comercial, cuyas reformas entraron en vigencia el 1° de agosto de 2015, deja claro que la adopción debe velar por el interés superior del niño y el respeto por el derecho a la identidad, a la vez que agotar todas las posibilidades de permanencia con la familia de origen y ampliada.

Se establece la prioridad de mantener a los hermanos en la misma familia adoptiva o, en su defecto, sostener los lazos jurídicos entre ellos y el derecho del niño a ser oído y a dar su consentimiento a partir de los 10 años.

La adopción directa no es legal.

Largas esperas

“Niños en adopción no hay. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) es la primera que interviene cuando ocurre alguna situación de riesgo o de violencia. La Senaf tiene la potestad de pedir un tiempo para trabajar con la familia del niño y, en caso de no lograr la reinserción, el juez determina si está en condiciones para ser adoptado. Es posible que quien se inscriba en el registro tenga que esperar varios años. Esa situación se da. Es complejo que la gente entienda eso porque quiere un hijo y cree que los institutos están abarrotados de chicos”, opina García.

Mientras se trabaja la revinculación con la familia de origen o la ampliada, los niños mayores de 6 años y los adolescentes permanecen en residencias.

También ocurre que algunos adolescentes hogarizados manifiestan que no desean ser adoptados, aunque estén en condiciones de adoptabilidad. “Por ahí llegamos tarde con los tiempos y por ahí hay niños que no quieren ser adoptados porque lo único seguro que han tenido es el instituto o la familia de acogimiento que tuvo tanto tiempo”, remarca García.

Desde el Ministerio de Justicia indicaron que, si bien algunos chicos en residencias no quieren una familia de adopción, existe “temor y desconocimiento” por parte de los interesados en adoptar, ya que hay chicos que consumen estupefacientes o que presentan problemas de conducta.

Liliana Gaitán, directora del programa Familias para Familias, de Senaf, que trabaja con las familias de acogimiento, apunta: “Hay que promover la adopción de los niños más grandes, de lo que los niños necesitan y no lo que los adultos quieren”, apunta.

Convocatorias públicas para 152 niños en el país

Son para adolescentes o hermanos sin familias.

152 menores de 18 años esperan una familia que los adopte a través de las convocatorias públicas del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción, que abre esta instancia tras haber agotado las búsquedas entre los inscriptos. Se trata de grupos de hermanos, adolescentes o niños con dificultades de salud en condición de “adoptabilidad”. No hay convocatorias públicas para chicos de la provincia de Córdoba. El registro provincial es numeroso.

Fuente: La Voz del Interior