El suicidio, tanto su conducta como su ideación, es una problemática sociosanitaria, la cual requiere un abordaje tanto en el plano individual como en el comunitario, señala la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones.

Ese organismo, responsable de la implementación de la Ley de Salud Mental N° 26.657 y de la Ley de Prevención del Suicidio N° 27.130, procura desde su sitio web destimificar falsas concepciones sociales en torno al suicidio.

Falso: La persona que se suicida deseó morir.

Verdad: Quien tiene ideas suicidas transita una situación de ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.

Falso: Quien dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace.

Verdad: La mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida. Antes de cometer un intento de suicidio, toda persona evidencia una serie de señales, las cuales, de ser detectadas a tiempo, pueden contribuir a evitarlo. El suicidio no ocurre sólo por impulso.

Falso: El suicidio o intento de suicidio ocurre durante un proceso depresivo.

Verdad: Los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros padecimientos mentales, además de comportamientos destructivos y agresivos. Sin embargo, esta asociación no se debe sobrestimar. No hay una relación directa entre el sufrimiento que padece quien desea terminar con su vida y los padecimientos o enfermedades mentales.

Falso: Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse incrementa la posibilidad de cometer suicidio.

Verdadero: Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.

Falso: Los niños y niñas no se suicidan.

Verdad: Si bien no integra los grupos etarios prevalentes, una vez que un niño o niña adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.

Falso: La conducta suicida es hereditaria.