Aunque los hechos ocurrieron cuando la víctima tenía entre 13 y 14 años y hoy es una mujer mayor de edad, la asistencia integral que le brindó el municipio de Jesús María fue clave para que ella denuncie a su padre y a dos amigos de aquel por reiterados abusos sexuales.

Los hechos llegaron a juicio y fue la Cámara 6ª del Crimen de Córdoba la que impuso severas penas para los tres.

La peor parte se la llevó el padre de la mujer, a quien le correspondieron 18 años de prisión como partícipe necesario de abuso sexual con acceso carnal y promoción a la corrupción de menores.

A su vez, los dos abusadores que son hermanos entre sí merecieron 13 y 11 años y medio de prisión, respectivamente.

Uno de los acusados por abuso sexual con acceso carnal continuado solicitó juicio abreviado (aunque tuvo que presenciar todas las audiencias) y recibió la condena menor. Su hermano afrontó el juicio oral y recibió la mayor de las condenas por los abusos.

Quedó fuera en esta instancia una mujer mayor de edad, pareja de uno de los abusadores, que fue a amenazar a la víctima tras enterarse de la denuncia que había formulado en sede judicial.

El horror

Durante las audiencias, la peor parte fue rememorar que el padre de la víctima la había extraído del hogar porque allí había sufrido abuso por parte de un tío, que no afrontó juicio porque fue declarado inimputable.

Supuestamente, el hombre la llevaba a su propia casa -no vivían juntos hasta entonces- para ponerla a salvaguardo de aquel martirio. Al poco tiempo, la hizo objeto de “trueque”.

Si sus amigos llevaban carne para asado o bebidas alcohólicas, tenían acceso a violaciones con la entonces adolescente.

El peor de los “trueques” ocurrió el día en que consintió que abusen de su hija a cambio de un maple de huevos. El estado de vulnerabilidad en el que vivió la víctima fue puesto de manifiesto en las audiencias que concluyeron la semana pasada con las condenas.

El juicio se ventiló en sala unipersonal presidida por el juez Esteban Díaz Reyna, con la Fiscalía de Cámara, a cargo de Guillermo Monti, quien también había llevado adelante la investigación en Jesús María, donde originalmente se radicó la denuncia.