Fernando Saire volvió este martes a encontrarse cara a cara a los dos policías que denunció por la salvaje golpiza recibida en la madrugada del 16 de febrero de 2019, cuando fue a denunciar un hecho de violencia ocurrido hacia su grupo de amigos en un boliche y que terminó peor dentro de una jefatura policial.

Fue en el comienzo del juicio hacia los imputados por abuso de autoridad y lesiones graves, Diego Lencinas (44 años, sargento) y Gerardo Stefani (35, cabo primero). El segundo fue el único que dio su versión de los hechos.

Saire volvió a prestar declaración y recordó cada detalle de lo ocurrido esa jornada, pero además narró cuál fue el desencadenante de la ira de quien ese momento se desempeñaba como jefe de guardia en la policía, el sargento Lencinas.

Lo primero que contó el denunciante es que fueron retirados del boliche Ninna, luego de que uno de los “dueños” golpeara a un amigo que cumplía los años y había ido a la barra a pedir una bebida. Tras ello fueron sacados por la seguridad del lugar. Ante lo sucedido, Fernando y sus amigos se dirigieron a la Departamental San Justo para radicar una denuncia.

“Al llegar a la jefatura nos indica Lencinas que golpeemos en la oficina de la sumariante. Nos atiende y nos pregunta si tenía algún golpe visible, de lo contrario no valía la pena hacer la denuncia. Le dijimos que no pero insistimos en hacerla, entonces nos pide que la esperemos. En ese momento llega un muchacho muy alterado y alcoholizado que quiere hacer la misma denuncia”, recordó.

El detonante de la violencia

Ante este escenario, Lencinas –según el relato- volvió a hacerse presente en hall de ingreso de la jefatura para dialogar con este joven, con quien discute y le aclara que no pueden tomarle la denuncia en ese estado. Luego aparece en escena Stefani.

Según sostuvo Saire, intervino para pedirle a este muchacho que se retire y vuelva el lunes a denunciar y le aclaró que ellos estaban por la misma situación. Cuando éste se va, siempre según la versión de la víctima, comenzó todo: “Lencinas se dio la vuelta y me golpeó en el pecho diciéndome que las órdenes las daba él. Luego se me abalanzan los dos y golpeo con la puerta de entrada, tratan de llevarme para adentro y les pido a mis amigos que filmen la situación”, recordó.

Luego vinieron los golpes, sobre todo cuando Saire fue ingresado al patio del edificio policial. Ahí dijo que en el suelo recibió golpes de puño y patadas en todas partes del cuerpo.

Ya con la voz quebrada, contó que lo llevaron a una oficina pegada al calabozo para tomarle los datos, lugar donde siguió siendo golpeado. Una vez encerrado, pidió por un médico al no soportar más el dolor en la entrepierna. Luego lo trasladaron al hospital y lo intervinieron quirúrgicamente (le extirparon el testículo izquierdo), el cual estaba “roto” según el testimonio que vendría más tarde de parte del médico Jorge Alberto Suárez, quien lo terminó operando.

“Nos llaman por un traumatismo y Saire decía que tenía mucho dolor en la parte baja. Por la ecografía se vio que el testículo estaba roto, por decirlo más sencillamente y se lo intervino, se lo tuvo que extirpar porque no pudo recuperárselo”, explicó el urólogo.

Por último, destacó que del boliche salió sin golpes y que toda la violencia la recibió en la jefatura. También recalcó que nunca le informaron de haber sido imputado o por una contravención, ni tampoco le pintaron los dedos.  

Comenzó el juicio por la golpiza a Saire y declaró un policía imputado: ¿cuál fue su versión?