Un nuevo incendio de vivienda se registró este lunes a la madrugada en San Francisco. El hecho ocurrió poco antes de las 6 en una vivienda de Resistencia al 500 donde funciona un roperito solidario.

Al lugar acudieron dos dotaciones de Bomberos Voluntarios, que realizaron tareas de ventilación.

Vanesa Lescano, la propietaria de la casa, intentó sofocar las llamas y poner a resguardo la ropa por lo que sufrió algunas lesiones en una mano y una pierna, según contó a El Periódico.

"Estaba durmiendo, tengo los perros adentro y como a las 5 empezaron a torear. La casa estaba llena de humo. Tengo una capilla con un santo y estaba prendida fuego, el perchero y el ropero  también. Atiné a echar agua y a sacar lo que no estaba prendido fuego. El ropero no se prendió fuego pero se rompió todo al tironearlo para que no se prendiera fuego la ropa que estaba adentro", detalló.

La mujer no sabe cómo se pudo originar el siniestro. Lo cierto es que las llamas consumieron varias prendas del roperito solidario, que quedaron tiradas en el comedor, y algunos muebles: "Del roperito se quemaron más de 30 camperas de jean. También la ropa de mi marido, dos sillas y la instalación de la luz. Ya vino gente de Desarrollo Social a ponérmela. Y se quemó el tirante, mañana van a venir a poner un refuerzo. Mientras no se suba nadie al techo no se va a caer".

La propietaria de la vivienda aseguró que tras lo ocurrido quedó muy asustada: "Me afectó moralmente, dormí una hora y no dormí más, aparte el miedo que te queda. Estando sola, queriendo apagar el fuego, llamando a los bomberos, no sabía para donde disparar, una mano me quemé y una pierna e lastimé". 

Incendio en roperito solidario: se quemaron más de 30 prendas

Lescano pidió ayuda con un ropero, una ventana y una puerta. "No importa si son usados, es lo único que necesito, no voy a pedir cosas que no se me quemaron", dijo.

Para colaborar, se puede llamar al 3564500823 o ir a Resistencia 547.

El roperito

En su casa de tres ambientes, Lescano almacena una gran cantidad de ropa y calzado, tanto para niños como para jóvenes y adultos, organizada en percheros, estanterías y sogas de las que cuelgan las más variadas prendas.

El roperito, contó tiempo atrás, comenzó como una forma de ayudar a la gente del barrio, pero en un momento ella se encontró en la necesidad de comercializar esas prendas para subsistir. La venta, el canje y hasta la donación de ropa se transformó en su principal fuente de sustento.

"Hay días en que viene gente, días en que no, días en que vendés y días en que tenés que donar porque es para gente que realmente la necesita. Hace 9 años que lo tengo", cerró.