La fiscal federal de San Francisco, María Marta Schianni, resolvió en las últimas horas elevar a juicio la causa de la “carne podrida” o “carne con sulfito”, la cual era comercializada en comercios de San Francisco y Frontera.

Ahora, las defensas tienen un plazo para oponerse a la decisión. 

Cabe recordar que son cinco las personas procesadas en su momento por el Juzgado Federal a cargo actualmente de Roque Rebak, juez federal de Villa María.

Cuatro de ellas fueron procesadas como integrantes de una asociación ilícita: Javier Rodolfo Besuzzo (47), María de los Ángeles Macagno (45), Gisel Soledad Valle (30) y Sergio José Valle (57). Este último es señalado como líder de la organización. 

Además fue procesado Maximiliano Valle (34), quien –dice la resolución- a sabiendas del mal estado de los animales que se faenaban comercializaba luego su carne al público. En su caso, se le dictó la falta de mérito como integrante de la asociación ilícita, pero sí fue procesado por poner a la venta sustancias alimenticias adulteradas de modo nocivo para la salud pública, delito contemplado en el Código Penal.

Circuito de la carne adulterada 

Según se desprende de la investigación judicial, a la cual accedió El Periódico, el circuito de la carne adulterada comenzaba en la compra de ganados enfermos o en ocasiones muertos en proceso de descomposición por parte de Besuzzo, que provendrían de campos cercanos a la localidad de Colonia San Pedro, en el departamento San Justo, Córdoba. La venta, supuestamente, era para alimentar cerdos en un criadero de la zona, ya que no podrían utilizarse para consumo humano. Pero la Justicia cree otra cosa: que la carne adulterada se terminaba vendiendo en carnicerías.

Siempre según la investigación judicial, una vez que se realizaba la faena, se seleccionaba parte del animal y se lo limpiaba con productos químicos para enmascarar su mal aspecto. Luego se los embolsaba y se los acondicionaba en un frigorífico que se encontraría en un galpón donde se presume que anteriormente funcionaba una cremería, para luego ser trasladado en camionetas hasta la localidad de Frontera.

Posteriormente, según la resolución del juez, Sergio Valle actuaba como líder de la organización, ya que ordenaba las actividades a realizar a Besuzzo, planificaba las operaciones y distribuía todos los productos. Los cortes cárnicos obtenidos de la faena eran adulterados mediante la implementación de lavandina y sulfito, para disimular su mal estado y coloración, para lo cual se sumergían en grandes tachos.

El procesamiento de la Justicia concluye en que han adulterado la carne destinada a la venta de un modo peligroso para la salud, y a su vez, las han comercializado.

Escuchas telefónicas, videos y seguimientos

La investigación de la Justicia Federal incluyó escuchas telefónicas y seguimientos a los imputados. También se secuestraron sus teléfonos celulares y se hallaron videos y fotografías de faena de ganado vacuno, cortes de carnes en mal estado, recipientes con sangre y cortes de carnes sumergidos en líquidos químicos. Asimismo, se incluyen los allanamientos realizado a comercios de San Francisco y Frontera, en algunos de los cuales hallaron carne en mal estado y productos químicos utilizados para adulterarla. Todos estos elementos fueron utilizados por la fiscal federal María Marta Schianni, quien subroga al fiscal Luis Viaut (de licencia), como pruebas en la etapa de instrucción de la causa. 

En la resolución judicial se describen numerosas conversaciones entre los imputados haciendo referencia a las operaciones y elementos necesarios para la faena de animales enfermos o fallecidos sin las condiciones exigidas para la venta al público y consumo humano. 

Según se incluye en la resolución del juez, en uno de los videos hallados más comprometedores hacia uno de los imputados llama la atención la manera en que se refería a la carne a la que, a sabiendas de su mal estado, presuntamente luego se pondría a la venta en el marco de la presunta asociación delictiva. "Mirá papi, vos querías comer esto. Está más podrida que mi abuela, jeje. Bah, o sea, podrida no pero está toda así morada la carne… Así que le pusimos líquidos, todo. Para comer no servía, los lomos pueden servir nomás”, dice uno de los imputados, en cuya carnicería se secuestró sulfito de sodio, utilizado para adulterar la carne.

Otra de las conversaciones entre dos imputados se refieren a que la carne se "lavaba", presumiblemente con sustancias químicas para disimular su mal estado. Al referirse presuntamente a una partida de carne que habían obtenido días atrás de animales en mal estado, uno de los imputados dice: "Yo estoy mezclando y lavando esto. No está muy bueno, ¿viste? Lo estoy limpiando y lavando".

"No, esto está bueno, está para laburarlo", le responde el otro, quien se encontraba a cargo de la faena de otro animal. 

Hay que agregar que el informe de los peritos que intervinieron en la etapa de instrucción de la causa se manifiesta que generalmente el agregado de sulfito y bisulfito de sodio es uno de los fraudes más frecuentes, y que estas sustancias no mejoran la conservación de los productos cárnicos sino que solamente enmascaran el color de la carne putrefacta manteniéndola roja, evitando que cambie de color al oxidarse pero que además estropea sus propiedades nutritivas al eliminar la tiamina, una vitamina. También se afirmó que al ingerirse estas sustancias, con el ácido clorhídrico del estómago se forma un anillo sulfuroso que resulta muy tóxico.

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Toda hinchada

Otra de las conversaciones entre dos de los procesados detalla que uno de los animales fallecidos que van a comprar para luego faenar se encuentra en descomposición. “La vaca que fui a buscar recién dice que murió anoche, pero para mi nada que ver. Vos vieras, está re hinchada. Agarro y le saco el bofe, ahí en el chiquero de los chanchos", le explica uno de los presuntos integrantes de la red a otro.

Asimismo, otra escucha revela que en una ocasión tuvieron que dejar sin faenar una vaca fallecida ya que se encontraba en muy mal estado. “Ya bajamos todo, ya carneamos una. Había dos, pero una está podrida. Así que la dejé”, dice uno de los investigados.

Rumores y lugares

En otra de las escuchas telefónicas incorporadas en la causa, uno de los procesados habla con una mujer familiar, quien no está imputada en el caso. La mujer le pide que se vuelva del campo porque los rumores "no son tan buenos que digamos" y luego le pregunta en qué carnicerías se está vendiendo esa carne en mal estado, ya que no quiere comprar en esos lugares, a lo que el hombre le responde que solo vendían en el comercio de otro de los presuntos integrantes de la red delictiva y lo demás se enviaba a Córdoba.

La mujer insiste con su pedido, le advierte que "en Frontera por algo la carne es más barata que en San Francisco" y que en una ocasión fueron a comprar carne en un comercio y la misma tenía "el mismo gusto que la carne que comía en el campo", presuntamente en referencia a los productos químicos que se usaban.

-"No son tan buenos los rumores que digamos, aparte viste cómo está la yuta ahora”, afirma la mujer.
-"Sí, no sé... Eso está todo arreglado, por eso vos no te metas, ni hables nada. Hacé de cuenta que no conocés nada, ni contés lo que hacíamos acá o lo que hacemos”, le responde el hombre.