La investigación por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido hace 18 años en Río Cuarto, podría tener un giro significativo con la identificación de un nuevo sospechoso gracias a un análisis genético. Se trata de Roberto Bárzola, quien trabajaba como pulidor de pisos de madera en la residencia de la familia Macarrón al momento del crimen.

El fiscal a cargo de la causa, Pablo Jávega, detalló este lunes en una conferencia de prensa que las pruebas periciales demostraron que Bárzola, de 45 años, presenta una coincidencia genética con las huellas encontradas en el cinto de la bata anudada al cuello de la víctima y con vellos recolectados en la zona inguinal. 

En 2006, Bárzola tenía 27 años y desempeñaba tareas en la vivienda de los Macarrón, ubicada en el barrio Villa Golf de Río Cuarto. Jávega dijo que Bárzola estuvo trabajando en la casa de la víctima una semana antes del homicidio. 

El fiscal señaló que “la imputación es abuso sexual seguido de muerte”. El sospechoso fue notificado de los resultados y compareció ante la Unidad Fiscal acompañado de su abogado defensor.

Un trabajo conjunto de alcance internacional

Según informó el Ministerio Público Fiscal, el avance es producto de una colaboración entre este organismo y el Centro de Genética Forense del Poder Judicial, con el apoyo del National Center for Forensic Science de la Universidad de Florida, Estados Unidos. También se contó con el respaldo del Ministerio de Justicia del gobierno provincial.

Jávega subrayó que todas las partes involucradas en la causa tuvieron la posibilidad de observar, controlar y controvertir los resultados obtenidos en el cotejo genético, garantizando así la transparencia del proceso.

Una causa marcada por la violencia de género

El caso de Nora Dalmasso ha estado en el centro del interés público durante años, especialmente tras la absolución de su esposo, Marcelo Macarrón, en 2022. En esa instancia, la Justicia reconoció a Dalmasso como víctima de violencia de género y ordenó que los antecedentes del caso fueran remitidos al fiscal Jávega.

Aunque la causa podría estar prescripta, este nuevo descubrimiento renueva las esperanzas de esclarecer un crimen que ha permanecido sin resolver durante casi dos décadas y que dejó una profunda marca en la sociedad cordobesa.