Hacia el final del año, las altas temperaturas comienzan a ser más frecuentes, por lo que es indispensable tener ciertas precauciones a la hora de cuidar a las mascotas. El Periódico dialogó con el médico veterinario Manuel Canalis, quien explicó cuáles son los principales factores a tener en cuenta, y de qué manera se puede contribuir con los animales para que no sufran en exceso el calor.

La piel y el pelaje

Los animales poseen por naturaleza un mecanismo de pérdida de pelaje para poder afrontar el calor. Se recomienda que, si se decide pelar al animal de todos modos, se le deje una capa de pelo, para que el sol no incida directamente sobre la piel.

La dermis puede verse afectada, además, por algunos huéspedes indeseados. Las altas temperaturas y la humedad son el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de pulgas y garrapatas. Puesto que pueden producir enrojecimiento y lastimaduras, además de una sensación molesta de picazón, se debe revisar regularmente al animal.

Caminatas y ejercicios

En cuanto a los paseos, lo ideal es no exponer a las mascotas en horarios de extremo calor. Además, se debe tener en cuenta el tamaño y la contextura del animal. Los más corpulentos sufren en mayor proporción las desventajas de las temperaturas elevadas. En estos casos, es preferible que el ejercicio sea de menor duración e intensidad, con una hidratación constante.

El ritmo, en el caso de mascotas que no posean entrenamiento constante, debe ser a paso de hombre. “No cualquier perro puede salir a correr”, destacó el veterinario, explicando que el excesivo cansancio en temporada de verano puede perjudicar la salud del animal.

El sol, al incidir de manera directa en el pavimento, puede generar quemaduras en los pulpejos -las almohadillas de las patas- de los animales. Es por eso que la superficie recomendada para la caminata es el césped, o lugares que tengan sombra.

Lo primordial es el agua

La alimentación en verano no varía con respecto a la dieta regular. Lo que sí es muy importante es el consumo de líquidos. “Siempre tienen que tener agua, en lo posible fresca, y se debe cambiar todos los días para que no se junten bacterias ni suciedades provenientes del ambiente o de la misma saliva del animal”, explicó Canalis.

“Mi recomendación es que siempre dejen un tarrito con agua afuera de la casa para los perritos de la calle, que no tienen acceso al agua. Eso es muy importante”, pidió el veterinario.