En Argentina, la expectativa de vida promedio era de 62 años en 1950. Hoy ronda los 76 y se estima que alcanzará los 81 en 2050. Esto es gracias a los avances científicos y médicos que fueron extendiendo la esperanza de vida.

Los costos de los geriátricos en San Francisco van en promedio desde los diez mil pesos hacia arriba por mes, mientras que el servicio de enfermería domiciliaria es difícil contabilizarlo porque se necesitan entre dos o tres profesionales terapéuticos, por ejemplo, que atiendan al abuelo día y noche.

Por eso hay una serie de cosas que se deben tener en cuenta para delinear una estrategia en el corto plazo.

Síntomas y demencia

El médico especialista en medicina general, Rodolfo Buffa indicó a El Periódico que el familiar de un anciano (mayor de 65 años) debe estar atento a ciertas conductas que no sean habituales y que puedan generar un alerta: “Hay que tener en cuenta los cuadros demenciales. La demencia es un detrimento de los cuadros cognitivos de la persona y su memoria”, sostuvo, agregando que las enfermedades más conocidas son el alzheimer, la demencia senil o el multi-infarto.

Entre esas conductas, Buffa señaló el perderse o quedar mirando en el vacío; olvidarse la hornalla de gas abierta o la puerta sin llave; cambiar el destino al que iba inicialmente; rememorar viejos tiempos pero no acordarse de lo hecho un rato antes; confundir a la gente y hasta ponerse inquietos de noche, con conductas como jugar con las sábanas o levantarse sin saber el porqué.

Una vez detectado estos síntomas se debe hacer la consulta al médico de cabecera, y si se trata de demencia el horizonte cambia: “Si el diagnóstico es demencia hay que empezar armar una estrategia para ver cómo se convive con eso, tener un plan A y un B porque la demencia puede necesitar alguna medicación para paliar síntomas, no curar, pero el problema principal es el peso del paciente que se va deteriorando cada vez más y hace la vida socialmente más difícil, aseguró.

Buffa afirmó que lo ideal es que estas personas sigan estando en su casa, “en el lugar donde vivieron porque en ese sentido la demencia progresa menos” que cuando se lo institucionaliza en algún hogar de ancianos o geriátrico.

“Para que esté en la casa debe haber gente que lo asista, acá el dinero hay que gastarlo en gente y no en remedios; personal que lo atienda día y noche, pero cuando ves los costos es muy caro tener tres empleados en tu casa”, aclaró. Es ahí cuando surge la alternativa del geriátrico.

Quince geriátricos funcionando legalmente

San Francisco tiene 15 residencias geriátricas habilitadas, según datos oficiales. El médico clínico Daniel Couso se dedica a la geriatría desde hace más de 30 años y actualmente es quien realiza controles y auditorías en los geriátricos de nuestra ciudad.

“Es un trabajo constante, desde hace un tiempo el gobierno municipal decidió ponerse en función de la tercera edad, una toma de conciencia de que los adultos mayores fueron los que forjaron el país y en algún momento el Estado debe estar a función de ellos”, indicó Couso a El Periódico, quien definió como esencial para el funcionamiento de los geriátricos la parte edilicia, la legal y la de salud.

Al ser consultado sobre qué debe tener en cuenta alguien que necesite un establecimiento de este tipo para un familiar, Couso informó: “Debe tener habilitación municipal; el contrato hecho con el médico que se hace cargo del geriátrico; las historias clínicas de todos los pacientes; un nutricionista, un laborterapista, enfermeras profesionales, fisioterapeuta, entre otras cuestiones”, señaló el médico, quien agregó que esta información está disponible en la Secretaría de Salud municipal, que funciona en la Asistencia Pública.

Geriátricos: qué verificar

-Los malos olores indican descuidos, falta de dedicación, falta de personal.

-Hay que conocer la habitación e instalaciones donde va a estar el residente. Que no tenga dificultades para moverse.

- Certificar que hay cuatro comidas diarias.

-Actividades colectivas e individuales. Ver qué se ofrece, los días y los horarios.