"La inseguridad que vivimos viene de la mano del problema de la droga. Han pasado cosas muy graves en el barrio y queremos evitar una tragedia". En esa frase seguida de una enumeración de males coincidieron un grupo de vecinos autoconvocados de barrio San José en Frontera, que reclaman a las autoridades municipales y policiales acciones concretas contra la inseguridad.

Reunidos en la esquina de las Calles 64 y 11, unos 15 vecinos del barrio integrantes también de un grupo de WhatsApp de más de 140 integrantes contaron a El Periódico las vivencias que atraviesan diariamente, según aseguraron, por apenas un par de delincuentes que asolan el sector.

Situaciones que los mismos vecinos afirmaron que se repiten en otros barrios de la vecina localidad, pero que, en el caso de San José, “ya pasa a mayores”. 

El pedido público que hicieron fue de "respuestas a las autoridades policiales y municipales; y gestiones para que nuevamente un fiscal se instale en la ciudad”. Esto tras la designación del anterior fiscal Nicolás Stegmayer como juez penal en los Tribunales de Rafaela.

Mario, uno de los vecinos autoconvocados, tomó la palabra para expresar: “Día por medio hay un robo en el sector y la Policía sabe cómo es la situación. Hay unas pocas personas de mala vida que pululan día y noche por el barrio, roban una batería, una bomba de agua, cables, ruedas de autos, se meten a las propiedades, y hemos tenido casos graves donde esos malvivientes han golpeado a mujeres solas y la gente tiene miedo”, enumeró.

Varios de los reunidos contaron casi al mismo tiempo el caso de una vecina que reside sobre Calle 11, una mujer de unos 60 años que se estaba recuperando de una operación y los delincuentes, “sabiendo que estaba sola, ingresaron a la casa, le pegaron, la torturaron para robarle lo poco que tenía; ella no hizo la denuncia por miedo, está aterrada”, aseguraron.

Ladrones, compradores y búnkers

Para los vecinos, otro de los problemas del sector no es solo la presencia de dichos malvivientes que roban cualquier tipo de elemento, sino que en el mismo barrio están quienes compran lo robado. “Así es un círculo que no se cierra nunca”, se quejaron.

Y a este combo de situaciones de inseguridad la agravan, según denunciaron, “el problema de la droga”; y atestiguan los autoconvocados que en pocas cuadras funcionan dos búnkers de ventas de drogas pero que “por miedo, prefieren no denunciar”.

En este sentido, Mario insistió: “Han pasado hechos muy graves donde siempre están involucrados estos delincuentes, se han metido en casas donde hay chicos durmiendo, porque ven o esperan a que los padres se vayan a trabajar. Los vecinos estamos todos atrincherados dentro de las casas y no queremos esperar a que pase algo para reaccionar, necesitamos que esta situación se conozca para evitar una desgracia”.

Otro de los vecinos dijo en tono de advertencia: “Si yo les meto un palazo en la cabeza me desgracio yo. ¿Por qué tengo que estar renegando así y terminar preso cuando la Policía se los tendría que llevar y meterlos varios días? Yo viví una situación con esa gente e hice la denuncia. Si todos denunciamos la Policía no puede mirar para otro lado”.

Vecinos de Frontera claman seguridad: “Hay hechos graves, queremos evitar una tragedia”

Mientras tanto, desde el Centro barrial han conformado un grupo de WhatsApp de seguridad para estar en contacto y alertarse entre los integrantes, que ya reúne a alrededor de 140 vecinos.

“El barrio arranca de Calle 66 hasta la 60 y de la 13 hasta el Inter- dijo un integrante del Centro Vecinal-. Son de 24 a 26 manzanas el barrio y siempre pasa algo, no tenemos potestad para hacer nada, por eso buscamos empujar un poco mediante los medios de prensa para que las autoridades hagan algo. Si no actuamos nosotros, los malvivientes no van a parar nunca”.

Pedido de reunión

Desde el Centro Vecinal de barrio San José pidieron una nueva reunión con la intendenta Victoria Civalero y funcionarios policiales: “Ya se dieron muchas reuniones de ese tipo y nunca se llegó a nada, queremos soluciones”, reclamaron los vecinos. Una de esas medidas, entienden los autoconvocados, es el regreso de un fiscal en Frontera. “Que tome las denuncias que la Policía no quiere y que investigue”, exigieron.

Por último, los integrantes del barrio manifestaron que buscaron soluciones como instalar alarmas comunitarias pero debieron desistir ante los altos costos.

Por otra parte, una vecina aseguró que contrató un servicio de vigilancia privada que le duró un día. “Cuando vino al lugar me dijo que era un compromiso para la empresa y que su patrón le dijo que le dé de baja al servicio porque ‘a Frontera no entran’. Y así pasa con los remises y los distribuidores de mercaderías”, se quejó.