El pasado se vuelve presente y con él llegan de nuevo los cassettes a Holanda, Bélgica y Luxemburgo. El holandés Thomas Baur, un ingeniero que se resiste a la muerte de esos dispositivos, abrirá a principios de septiembre la única fábrica, Bandjesfabriek (La Fábrica de Cassette, en holandés), e intentará recuperar un formato que define como "fascinante" y que representa a varias generaciones.

"No tengo ninguna intención de competir con la tecnología moderna. Quiero ofrecer un producto conocido y familiar a las personas que están abiertas a ello. Más y más personas están hoy dispuestas a recuperar la cinta de cassette", explicó ayer Baur, de 35 años, que será el director de esta fábrica. Para él, "hay más romanticismo en una cinta de cassette que en una lista de reproducción de Spotify".

El cassette compacto fue un desarrollo holandés. En 1963, el ingeniero Lou Ottens, que trabajaba entonces para la compañía Philips, elaboró este sistema, especialmente por la presión de la competencia con Sony y por la frustración de los "torpes" carretes de bobina que eran comunes en ese tiempo.

La idea era poner los carretes de bobina en una pequeña caja para que el usuario pudiera reemplazarlos fácilmente, sin necesidad de rebobinar. "Debido a su origen holandés, también me siento un poco obligado a mantener esta parte de nuestra cultura intacta y seguir produciendo cintas", aseguró.

El dueño de la compañía Duplicase, que también fabrica CDs y DVDs, quiso deshacerse de toda la maquinaría con la que producía los cassettes porque ya no era rentable, y por ello, Baur se quedó con todo el material para abrir su nueva empresa.

La fábrica de cassettes más grande del mundo -la estadounidense National Audio Company aún sobrevive- y Baur está en constante contacto con ella para trabajar juntos y "recuperar la cinta de vuelta al mundo" de las futuras generaciones, dice.

Baur recuerda que creció con los cassettes, grabó "música de la radio" y usó un micrófono para grabarse "como un joven DJ", lo que hace que sienta "conexión con los cassettes como las generaciones más jóvenes lo están con los iPods".

Grabar un cassette

Los cassettes no solo le permiten escuchar música sino que también le "suministran emoción y recuerdos", porque grabar un cassette es un proceso que incluye "un cuándo y un para quién" se grabó.

Según explica Baur, para la fabricación se requieren dos cosas: carcasas vacías (producidas por una empresa italiana) y cinta de audio magnética.

La calidad de la cinta es "muy importante, ya que es responsable del audio que se graba" en el nuevo cassette.

"Quedan muy pocos fabricantes que hacen cintas magnéticas en el mundo. Están todos en Asia, el producto es difícil de conseguir y la calidad no es consistente", lamenta.

Ahora está negociando con varias fábricas en Europa para que desarrollen y le suministren una nueva cinta de alta calidad que le permita fabricar los cassettes. "Si esto funciona, seré capaz de producir cassettes mejores que los fabricados en los últimos 50 años", agrega.