Claudia Pioli todavía tiene sentimientos encontrados tras su reciente jubilación de la docencia, le cuesta hablar despegándose del cargo de directora que tuvo en la Escuela Primaria de adultos José Bernardo Iturraspe y no es para menos porque pasó más de 20 años en esa institución.

La mujer no fue una docente común, la vocación no llegó como en otros casos a edad temprana sino que el llamado llegó de grande ante la necesidad de hacer algo más. En retrospectiva parece algo paradójico porque encontró su lugar en la educación para adultos. 

La huella que dejó fue tan relevante que en su último día en el cargo pensó que sería un día más, pero le esperaba una gran sorpresa. “Era un día que había actividad física, entonces los jueves nosotros planificábamos con la otra maestra mientras los alumnos están en la tarea de gimnasia con su profe. Y bueno, ese día me dicen desde la primaria que había una capacitación que se habían olvidado decirme y que necesitaban en el patio”. 

No sospechó absolutamente nada y después como la invitaron a participar se encontró con una fiesta de despedida e inicio de una nueva etapa. “Cuando salgo estaba mi familia, estaban exalumnos, el inspector, los secretarios, mis amigas de toda la vida de la promoción mía. Fue totalmente inesperado porque en realidad no se suelen hacer estos agasajos a la gente de la modalidad cuando se jubilan, nunca me tocó. Fue muy emotivo y muy reconfortante porque me demostraron que todos estos años de trabajo no fueron en vano". 

Construir caminos

 El encuentro con la docencia sucedió allá por los 2000 precisamente en el medio de la profunda crisis en que estaba el país. Cuando el trabajo escaseaba, el matrimonio con Aldo Bonino (artesano fallecido recientemente) se hizo más fuerte y allí surgió la necesidad de hace algo más. 

Cuando estudié el profesorado era grande, estudié con 34 años más o menos. En realidad había terminado el secundario, hice un año de abogacía y no me convenció. Después hice un montón de cosas, estaba trabajando y llegó un momento la crisis del 2000 que estábamos muy complicados, con poco trabajo y dije, bueno, 'quiero hacer algo más'”, relató. 

Como quien encuentra su camino, cumplió en el tiempo esperable el Profesorado de Educación Primaria y tras terminar sus prácticas por intermedio de distintas personas recibió una oferta de la ex legisladora fallecida Evelina Feraudo.

“Me ofreció trabajar con adultos y no lo pensé, porque me encantaba mucho más que con los niños, me siento más cómoda. Entré a trabajar y al poco tiempo se jubiló la docente que estaba como directora (Alicia Caula) y me tocó asumir todo. Yo tenía mucho empuje, muchas ganas, muchas expectativas de mover esto, de hacer conocer la escuela, porque si bien la escuela hoy tiene 112 años, no es tan conocida, todavía hay gente que no la conoce”, afirmó.

La “profe” Claudia

A lo largo de su carrera Pioli siempre buscó hacer algo más para mejorar la educación para adultos, su único objetivo es que las personas que no pudieron hacerlo en su momento lleguen a las aulas y se escolaricen. 

Ese desafío que parece tan sencillo es una tarea que los docentes en esta modalidad cultivan día a día y con gran dedicación. “Hay un tiempo para todo, cuando se es adulto la prioridad de ir a la escuela la tienen los hijos de los adultos que no fueron. Está bien que así sea, pero también es importante que ellos puedan terminar el primario para mejorar en la vida”. 

El interés, que fue lo que la movió todo este tiempo, hizo que fuera a muchas capacitaciones de donde surgieron grandes ideas. Una de ellas llevó a la realización de distintos Congresos de Educación para docentes en San Francisco, el cual incluso fue reconocido por la Unesco. 

“Con una amiga fuimos a la Conferencia Internacional de Educación de Adultos, en 2010 gané una beca para formación en Uruguay y nos proponían presentar un proyecto para aplicar a otra en Suecia. Preparamos con un chico de Brasil un proyecto fotográfico donde se mostraba lo que hacíamos en educación de adultos, ganamos y fui sin saber a hablar inglés a exponerlo”, relató con orgullo. 

Naturalmente todo lo que aprendió en esas experiencias pudo materializarlo en las aulas donde su principal desafío era tratar a los adultos que tenía de alumnos como tales. “Por eso tal vez piensan que soy una referente, pero yo no me considero tal. Sí considero que hice todo lo que estuvo a mi alcance para ayudar a mis colegas a formarse y poder trabajar en adultos con una visión realmente de adultos, lo hice”.

Mitos

Quien llega sin sus estudios primarios completos a la adultez se enfrenta a muchos miedos y vergüenzas, incluso hay fracasos anteriores que no se deben a su falta de conocimiento si no al sistema que no pudo contenerlos. En ese aspecto es muy importante que no sean vistos como niños o personas sin suficientes herramientas, en realidad son solo adultos que necesitan educación. 

“El desafío siempre fue sacar esa infantilización que a veces se da en la educación primaria de adultos. A nosotros, si vos te ponés en el lugar del estudiante y vas a aprender algo, tampoco te gusta que te traten como un niño, porque no sos un niño. Son personas que van porque realmente tienen ganas de ir, porque están convencidos que necesitan esta adquisición de contenidos", reflexionó.

Claudia podría hablar horas de las particularidades de ser docente en la enseñanza para adultos, quizás la clave de ese reconocimiento en el último día de trabajo vino de la dedicación y el respeto que le tuvo a cada uno de sus estudiantes a lo largo de los años. No habrá más días de planificación, ni tiempo frente al aula, pero seguirá siendo siempre la “profe” que les dio a muchas personas la herramienta más poderosa en la vida: saber.