En plena era de pen drive y las descargas de música por la Web, el disco de vinilo, que ya tiene más de 60 años, resurgió de sus cenizas y volvió para un público selectivo que lo viene demandando de manera creciente en la ciudad.

Lejos aún de la masividad, la movida asombra a las disquerías que celebran la moda. Diego, de disquería El Milenio, asegura que las ventas vienen creciendo desde hace aproximadamente un año. “Es una moda que se va acrecentando, acá en la ciudad tenés determinado clientes que consumen y son adeptos al vinilo y van contagiando a sus amigos o conocidos”, sostiene el comerciante.

En este sentido, Susana, de disquería Tokoa, comenta que cuenta con clientes que son fieles consumidores del formato de vinilo. “Son personas que han transitado por el CD pero que tienen sus colecciones de vinilos y que están tratando de conseguir cosas que antes no podían”, explica.

Este formato analógico volvió a tener presencia en el mercado gracias a reediciones y por la producción de discos de vinilo de sellos discográficos nacionales e internacionales.

De la mano del rock

En Argentina muchos discos clásicos del rock nacional se están editando en vinilo, y además hay discográficas independientes (como Mínima y Hallo Discos) que editan discos fabricados en el país.

“Lo que más te piden en vinilos es todo lo que sea rock nacional e internacional, desde Pink Floyd, The Beatles, Maiden, pasando por Sumo, Soda Stereo, Cerati, entre otros. Nosotros contamos con stock interesante y también nos manejamos por pedidos por catálogo”, agregan desde El Milenio.

Los precios de los vinilos rondan entre los 500 a los 1000 pesos dependiendo el artista. Según Susana, existen ediciones de bandas clásicas del rock argentino como Almendra, y otras de la actualidad. “Hoy el vinilo capta la atención de un público amplio, que encuentra en este formato una forma diferente de disfrutar de la música”, considera.

“Vivir la experiencia”

Luciano Acosta es un DJ y coleccionista de vinilos de hace tiempo y asegura que el auge de este formato se debe a que después del "consumo exagerado de música que generó Internet", se trata de volver a la ceremonia de elegir un vinilo, ponerlo en el reproductor, darlo vuelta. Es decir “vivir la experiencia de escuchar un disco”, sostiene.

Según Acosta “tener un pendrive con 5000 temas y no disfrutar el tema que te gusta vuelve a que la gente compre discos de vinilo con fin de armarse una discoteca más personalizada y poder disfrutar del formato, ponerlo en la bandeja y dejar que corra hasta el final”, cuenta.