Concepción Arcas, conocida como Concha o Conchi en Argentina, es una mujer que nació en Zaragoza, España y con 19 años (hoy tiene 49) decidió que se iría de su casa familiar y comenzaría a vivir su vida mudándose a un pueblo cerca de los Pirineos.

Se enamoró de los deportes, de las artesanías hechas a base de cuero y con esa habilidad se ganó la vida hasta que volvió a la inmobiliaria de su familia. Ese fue el puente para que encontrara el amor y llegara a San Francisco a finales de los ’90.

“Mi pareja llegó un día pidiendo que le ayude a alquilar un piso y como era extranjero nadie le alquilaba. Venía y venía y así surgió el amor”, relató a El Periódico.

El romance con Hugo nacido en el extranjero la terminó trayendo a la pampa gringa. Un día él comentó que volvería a este país para trabajar y la invitó. “Le dije que iba a probar un mes”, dijo riendo. Sin embargo, renovó su pasaje por tres meses y después se afincó en Quebracho Herrado por varios años.

Por un corto tiempo y mientras reparan su camioneta, Conchi y su pareja están en San Francisco.
Por un corto tiempo y mientras reparan su camioneta, Conchi y su pareja están en San Francisco.

Sin escalas

Los días de aquel 1997 se hicieron años y vivieron mucho tiempo entre San Francisco y Quebracho Herrado, donde tenían un emprendimiento de venta de licores. “Ya después nos agarró el 2001, pero aprendí mucho en ese tiempo, a pesar de lo malo siempre quedan enseñanzas”, sostuvo.

Su reacción es diferente a la de un argentino cuando habla de aquel período. Ella chasqueó los dedos diciendo que aprendió a ingeniárselas para salir adelante, pero hubo un momento en que con Hugo decidieron emigrar otra vez. Se convirtieron definitivamente en ciudadanos del mundo. 

En sus viajes por el mundo tuvieron distintas camionetas, aquí una de las que tienen en su memoria.
En sus viajes por el mundo tuvieron distintas camionetas, aquí una de las que tienen en su memoria.

Chiste fácil

Nadie conoce a Concepción por ese nombre, en España la llaman Concha o Conchita, pero en Argentina eso cambió un poco. Acá es Conchi porque –destaca entre risas- “a muchos les da cosita” decirlo.

Los chistes sobre su apodo han sido un clásico, pero lejos de creer que es algo malo entiende que cada lugar tiene sus propias costumbres. “Una se acostumbra, los chistes forman parte de la idiosincrasia. Se quedan siempre parados, a algunos les da risa, pero me lo tomo a bien porque es la chispa cordobesa”, agregó.

La muchacha se ríe todo el tiempo, vive la vida con una alegría difícil de describir, llegó acá por amor y es ese sentimiento es el que la lleva por el mundo, pero siempre vuelve a esta ciudad de la cual tiene gratos recuerdos y un nexo especial.