Cuando Rolando Aiassa estaba por terminar el colegio secundario cuenta que su decisión de ser politólogo y también docente puso en alerta a sus padres: él obrero y ella ama de casa.

Esa sensación nacía primero por el sueldo que iba a ganar, ya que prevalecía en la casa la idea de que el varón es quien debe proveer a la familia. Y, no es novedad, el salario de un maestro no es de los más altos. Segundo, ante un temor que nacía sobre la que iba a ser su profesión y a la posibilidad que le ocurra algo malo en caso de una hipotética vuelta de los militares al poder.

Convencido de lo que quería, “Rolo”, como todos lo conocen, siguió adelante con su idea y orgulloso reconoce que ambas carreras le terminaron abriendo un horizonte maravilloso.

De su rol como profesor habló Aiassa en una charla con Yo Digo, el programa de entrevistas de El Periódico TV que también se emite por El Periódico Radio FM 97.1. También se refirió a la importancia del estudiante dentro de las aulas, la polémica por el uso del lenguaje inclusivo, el derecho a la identidad de género y más.

- En mi época recuerdo que el rol del docente era algo más neutral. Había poco debate dentro del aula con lo enriquecedor que es esta acción. ¿Eso ha cambiado? ¿Cómo son tus clases?

- Cambió mucho el rol docente en la actualidad. A partir de la Ley 26.206 que es la de educación nacional, se nos propone involucrarnos, repensar y trabajar activamente con las necesidades y voces de los estudiantes. Antes el docente era el saber consagrado, de hecho en algunas escuelas estaban en una posición más elevada y lo que traía el alumno no era considerado. Hoy lo que trae el alumno es material para el aula, es tan importante que necesita y requiere ser abordado en las clases. Hoy en día, además las políticas educativas de la provincia hablan de fortalecer el pensamiento crítico y esto hace que las clases por suerte hayan cambiado.

- Estamos hablando de formar el pensamiento crítico que, sin dudas, no es adoctrinamiento. A veces maliciosamente se confunde.

- Sin dudas. Desde la llegada de internet la información está en todos lados. Google nos dice todo. Podemos buscar clases de Matemáticas e Historia magistrales, entonces no tiene sentido el rol docente si es mero transmisor de conocimiento. Justamente es qué hacer con este conocimiento, qué preguntas se hacen y cómo la escuela responde. El pensamiento crítico y poder generar que los estudiantes tengan voz primero como estudiantes y luego como ciudadanos es el gran desafío que tienen las escuelas. Me quedó responder cómo son mis clases, bueno habría que preguntarles a mis estudiantes pero permanentemente llevo la agenda, informándome para poder a partir de lo que sucede generarlas. Esto que sucede con los incendios debo abordarlo; la violencia de género, 198 mujeres mataron desde el 1 de enero hasta ahora, y ¿no voy a decir nada? Lo que va sucediendo uno lo lleva al aula, y también lo que los estudiantes traen.

- ¿Cómo responden los chicos de hoy ante esta manera de educar que los pone como protagonistas?

- Aristóteles veía a la juventud como criminal, vaga, atorrante. Yo creo que los adolescentes tienen una riqueza tremenda, son siempre la salvación del sistema educativo. Obviamente hay conflictos como en la sociedad, hay violencia como lo hay afuera, todo lo que sucede afuera sucede en la escuela pero hay mucho enriquecimiento.

- ¿Qué fueron los docentes en tu adolescencia?

- A mí me cambiaron la vida para bien. Vengo de una familia con mi padre obrero, mi madre ama de casa; no había libros en casa, no tenía una biblioteca. No se escuchaban otras músicas, entonces fueron los docentes los que me abrieron el horizonte, el mundo. No sé si está bien o mal, pero creo en la identidad que me marcaron los docentes del Ravetti, sobre todo María Depetris, Carmelita, Graciela, Adriana, Pablo… fueron esenciales para mi vida. Los docentes que intentan dejar huella en la vida de los estudiantes claramente dejan la marca.

- ¿Fue inmediata la elección de la profesión apenas terminaste el secundario?

- Siempre estuve muy involucrado en las actividades de la escuela, el centro de estudiantes, la ONU, entonces empiezo a pensar la idea de hacer Ciencias Políticas. En realidad, en mi casa me decían que el varón debía proveer a la familia, que tenía que estudiar otra cosa porque el sueldo docente desde siempre ha sido precario. Entonces estudio Ciencias Políticas y antes de terminar comienzo el profesorado y por eso tengo una gran identidad docente.

Lenguaje inclusivo

- Sos de usar el lenguaje inclusivo: ¿lo llevás al aula?

- En realidad el lenguaje inclusivo nos plantea un poco lo que plantea la Ley 20.150 que es la de Educación Sexual Integral (ESI). Sé que la RAE no lo acepta, muchos docentes tampoco. Tuve problemas... En el aula lo utilizo porque me identifico. Además tiene que ver con la inclusión, si estoy nombrando a todos estoy dejando afuera a un montón de otras personas como al sexo femenino, las diversidades.

- Hablamos claramente de género.

- Claramente. Cuando uno nombra está enlazando. Cuando te digo Nico, te estoy enlazando a un puñado de representaciones y a un nivel simbólico que tiene que ver con tu familia. Si nombrar es un acto político como no voy a nombrar a todes. Pienso que la inclusión debe ser necesaria. Participando en un congreso de educación hablamos de que por esta ley de educación inclusiva muchos de los que estamos en el aula fuimos beneficiados. Soy la primera generación de universitarios en la familia y porque hubo políticas inclusivas pude llegar a la universidad; claro que con mi esfuerzo, el de mis padres. Que hoy los pibes estén en la escuela y puedan egresar es claramente producto de las políticas inclusivas. Si un pibe no termina la escuela secundaria qué derechos vamos a asegurarle. En aquel momento, hace años atrás, quizás iban a trabajar pero hoy el mercado laboral está cada vez más complejo, además la escuela sigue siendo el mejor lugar para que estén los pibes porque estamos los adultos.

- ¿Los problemas que mencionás haber tenido fueron puertas adentro de la escuela o puertas afuera con alguna familia?

- Sí, algunas familias, pero no soy el único docente que lo utiliza. Hubo también compañeros, colegas, pero en realidad esto tiene que ver con el avance de la misma sociedad. La ley de ESI cumple 16 años y hay docentes sin embargo que se siguen oponiendo. Hoy ya nadie se opone al divorcio y sin embargo en aquel momento fue un gran debate. Creo que el lenguaje inclusivo en el algún momento será parte de lo común.

- Sos un activista, te mostrás al frente de diferentes marchas o convocatorias donde detrás existe la necesidad de recuperar un derecho. ¿Cómo y por qué asumís ese rol?

- Mi gran actividad y compromiso por los derechos humanos lo heredé de la escuela. Cuando iba a la secundaria, a fin de año una docente, Mari Depetris que es una gran amiga, me invita a una marcha. Desde ahí no pude dejar. Mi vida está atravesada por la militancia por los derechos. En vacaciones le leo a les niñes, los fines de semana también (tiene un grupo de lectura que se reúne en espacios públicos), laburo por el medio ambiente. Es un compromiso que asumí, por eso voy a los reclamos de trabajadores, disidencias, los sectores que reclaman para que todos podamos vivir más tranquilos y dignamente. Que también es lo que me lleva a ser docente.

Rolando Aiassa participó del ciclo de entrevistas Yo Digo.
Rolando Aiassa participó del ciclo de entrevistas Yo Digo.

- ¿Y cómo te llevás con los cuestionamientos, muchas veces personalmente y también en redes sociales?

- Bueno… (sonríe)

- Te resbala.

- No sé si me resbala, hay muchos años de análisis también. Lo trabajo en terapia pero uno está convencido de estas cosas. Una vez reclamando por cuestiones ambientales donde vivo me bardearon y hoy en día los vecinos me dicen ‘Rolo tenías razón’.

- ¿Cambió la percepción de tus padres con el tiempo respecto a lo que querían que seas y terminaste siendo?

- Sí, claramente y están orgullosos. Ellos tenían miedo a que sea politólogo por temor a la dictadura militar. Son hijes de la dictadura, tenían mucho temor y me decían ‘¿vas a ir a una marcha?, si vuelven los militares qué vas a ser’. Seguramente me llevarán preso, pero que querés que haga. Estoy convencido que es por ahí, es muy fácil ser militante de Facebook, pero hay que poner el cuerpo en la calle.

- Te llevo al campo de la política y te saco de la docencia: ¿qué análisis hacés del atentado hacia la vicepresidenta Cristina Fernández y este discurso del odio que parece instalarse cada vez más?

- Hay cada vez más personas donde el pensamiento no media. El discurso del odio que parece que no hace nada es terrible. Los otros días estaba leyendo en una plaza para les niñes y me salió chiques, algo que suelo tratar de no usar allí para no generar conflictos. Y una madre sacó a su hijo de la ronda… tenía unos 5 años, lo miró a los ojos y le dijo ‘vos sos un chico’ y el nene empezó a llorar. Había una oportunidad para sembrar amor y la madre decidió sembrar odio. Este discurso del odio que es el negro, el puto o la mujer de mierda, todos estos discursos que tienen que ver con el peronista que hay que matar, que son cosas que se dicen al pasar, generan en otras personas un pasaje al acto. Hay un antes y un después de lo que sucedió en Argentina, esto de matar es posible. Me preocupa mucho porque cuando hay pasaje al acto no hay lazo social y cuando no está construido este lazo somos cada vez menos sociedad.