Rincones curiosos y llamativos de los márgenes de San Francisco
Un molino de viento en mitad de un barrio, un altillo que desafía las leyes de gravedad, un basurero con forma de monstruo, son algunos de los lugares, construcciones u objetos curiosos y singulares que no pasan desapercibidos en diversos sectores de la ciudad. ¿Podés sumar alguna curiosidad de tu barrio?
Adentrarse en los barrios de San Francisco, tratando de sobrevivir al tránsito y los baches, es también una experiencia divertida cuando uno puede levantar la mirada y encontrar lugares, construcciones u objetos curiosos y singulares que también hacen a nuestra querida ciudad.
Más allá de sus edificios, estatuas y plazas icónicas, en San Francisco se pueden descubrir algunas rarezas que van desde construcciones que desafían la gravedad, ingenios publicitarios y otras creaciones en medio de las dificultades.
Molino de viento en medio de la nada.
Está ubicado en el loteo Manantiales en el sector norte de la ciudad, pasando avenida Güemes entre Urquiza y Maipú.
El molino de viento se encuentra sobre calle Los Ciruelos al 3500 y había sido utilizado para proveer de agua la construcción del sector. Ahora parece abandonado en medio de las calles y las viviendas que se levantan alrededor, aunque sus aspas siguen girando.
Altillo que desafía la gravedad.
Ubicado sobre una vivienda de Libertador Norte, vemos una edificación especial, un altillo pequeño pero que sobresale de la construcción de la casa, una singularidad que llama la atención desde cualquier lado que se lo mire.
Una improvisada hamaca en medio de la basura.
Una postal no muy agradable pero por ello no menos real, sucede sobre avenida Las Malvinas a pocos metros del Interprovincial. Allí niños y niñas en un solitario árbol cubierto de basura, colocaron en una de sus ramas unas sogas de las que cuelgan dos cubiertas de bicicletas y que usan como hamacas. Además, a pocos metros, también en el predio en el que abunda la basura, los chicos improvisaron unos arcos con troncos para jugar a la pelota. Sin dudas, se trata de un lugar en el que el municipio podría trabajar e incluir algunos juegos para darle otra dignidad al sector.
Carteles y maniquíes en una gomería.
Los propietarios del local ubicado sobre avenida General Savio encontraron una ingeniosa manera de llamar la atención. Colocaron dos maniquíes con cascos de motociclistas y varios carteles que despliegan en la vereda con frases llamativas, que cada tanto van renovando de acuerdo al humor ciudadano. Sin dudas, una buena estrategia aunque sea para que la gente mire y saque una sonrisa.
El Rey Brujo hecho basurero.
En un taller de calle Uruguay en barrio Parque, un mecánico también usó su ingenio para que los transeúntes levanten la mirada hacia el lugar.
A un basurero le colocó dos caños de escape, le hizo unas especies de costillas y le colocó una máscara en la cima. “Lo hice para que llame la atención por el taller, una idea media loca”, contó Mario Salas, propietario del lugar que aclaró: “No son armas, son los brazos que están hechos caños de escape de motos”.
En lo que no se percató, tal vez, es que esa máscara de hierro se parece a la que se puede observar en la última película de El Señor de los Anillos: el retorno del Rey, en la que uno de los personajes malos del film, el rey brujo de Angmar, utiliza una máscara similar en una de las últimas batallas. ¿Coincidencia o será fanático de la saga?
Una maquinita en una rotonda oculta.
Camino a barrio Plaza San Francisco, por avenida de Los Inmigrantes, un camino se desvía, el nombre no aparece pero sí un cartel que anuncia “loteo Chacras del norte”. Tomando hacia la derecha, la calle está bordeada de árboles y lleva a una rotonda poco transitada que en el centro tiene tal cual monumento o adorno, un viejo arado de los que se tiraban a caballo, todo desvencijado y oxidado, pero colocado allí por alguien.
Palmeras circulares
Hace más de 30 años, en la rotonda que conecta las avenidas Rosario de Santa Fe, Urquiza y Maipú- en el acceso oeste de San Francisco-, el municipio había forestado las isletas a su alrededor con palmeras de la especie washingtonia filífera.
El arquitecto a cargo del proyecto fue Oscar Cornaglia y había establecido que se plantaran en las rotondas para dar una señal natural de impacto e información visual a quienes acceden a la ciudad. Es decir, están colocadas para advertir sobre la presencia de esta estructura vial.
A veces pasan desapercibidas, pero con esta información está claro que las palmeras además de embellecer el sector, cumplen su finalidad y no solo con carteles y educación vial se puede educar y señalar, la naturaleza puede hacer su parte.
Una cancha desguazada y un cartel amigo.
En barrio La Milka, se encuentra varias singularidades además la histórica quinta de los Tampieri, ocupada por distintas familias desde hace tiempo. En Antártida Argentina al 400, por ejemplo, un gran playón llama la atención. Parecería el lugar donde se va a radicar un galpón, sin embargo y según los vecinos del sector, se trataba de un playón deportivo totalmente alambrado, con sus tableros de básquet y arcos de fútbol, también.
Sin embargo, con el paso del tiempo las cosas fueron desapareciendo y hoy solo queda el cemento reluciente.
En una esquina de La Milka, un vecino cansado de tener que dar indicaciones a los deliverys y remiseros sobre dónde se encontraba su calle, decidió hacer su propio cartel en la esquina de Rioja y 1° de Mayo.
Tras un tiempo, el municipio le colocó su respectivo nomenclador, sin embargo, el orgulloso vecino decidió dejar su obra para que también sirva de guía a los que por allí circulan.