Cuando Nicolás García llegó a San Francisco hace casi dos años, trajo consigo una especialidad que pocos conocían: la rehabilitación y fisioterapia en animales. Lo que para muchos es un último recurso antes de la eutanasia, para él es una puerta abierta a la recuperación.

“Lo que buscamos es devolverle al animal su independencia, frenando o tratando patologías que afectan el movimiento”, explicó.

Formado en el Centro de Especializaciones Médicas Veterinarias en Buenos Aires, con un máster en fisioterapia animal por la Universidad Tecnológica de Tenerife, y una especialización en ozonoterapia realizada en 2021, Nicolás trabaja exclusivamente con medios físicos —como la electroterapia, la magnetoterapia o la hidroterapia— para mejorar la calidad de vida de los animales.

Una especialidad para curar pero también para prevenir

“La rehabilitación no es solo curativa. También es preventiva. Hay razas como los dachshund, los bulldogs o los boston terrier que son muy propensas a problemas óseos. Empezar con fisioterapia antes de que aparezcan los síntomas puede marcar una gran diferencia”, señala.

Nicolás trata principalmente perros y gatos, aunque también ha trabajado con animales exóticos.
Nicolás trata principalmente perros y gatos, aunque también ha trabajado con animales exóticos.

Sus pacientes son principalmente perros y gatos, aunque también ha tratado animales exóticos. A cada uno le dedica una hora entera de atención personalizada, acompañado siempre por una persona del entorno del animal. “Nunca trabajo con más de un paciente por vez. La rehabilitación es individual, totalmente adaptada al caso”, subrayó.

El tratamiento arranca con una evaluación zookinésica, para entender el estado del animal y planificar los pasos a seguir. “El 80% de los animales llega sin diagnóstico. Entonces buscamos llegar a uno presuntivo y topográfico, es decir, localizar dónde está la lesión y tratar sobre eso. Lo ideal sería trabajar con una derivación del clínico o incluso de un traumatólogo o neurólogo, pero en San Francisco no hay especialistas en esas áreas, y eso complica el abordaje”, explicó.

Rehabilitación animal.

Casos que marcan un antes y un después

Nicolás guarda en su memoria muchos casos de recuperación, pero hay algunos que lo marcaron especialmente. “Una vez llegó un perro que había recibido un hachazo en la columna. Llevaba dos años arrastrándose. Nadie esperaba que pudiera volver a caminar. Había hecho un sorteo de sesiones gratuitas en Santa Fe, y la chica que lo tenía recibió una de esas sesiones. Empezamos a trabajarlo y, en tres meses, el perro caminaba”, recordó con emoción.

También mencionó el caso reciente de Tiziana, una chow chow cuadripléjica. “Me la trajeron envuelta en una colcha. No movía nada. Era el último intento antes de la eutanasia. A las pocas semanas empezó a mover las patas. Hoy camina y parece no tener nada”.

Rehabilitación animal

Quien más vivió ese proceso fue Nazarena, su guardadora. “Un viernes al mediodía la encontré acostada en la vereda, sin moverse. Ni ladraba. Tenía que darle agua y comida en la boca. El lunes la llevé al veterinario y me dijo que probáramos un tratamiento. En una semana empezó a mover una pata. A los pocos días, otra. Después recuperó la voz. En un mes y una semana, volvió a caminar, a correr, a ser la misma de antes. No sabemos qué le pasó, pero gracias a él y otro veterinario volvió a ser la perra que era”, relató.

Muchos de sus pacientes llegan con patologías neurológicas que, hace algunos años, significaban una sentencia definitiva. “Antes, cuando un animal quedaba paralítico, se lo sacrificaba o se lo ponía en un carrito con ruedas. Pero los perros y los gatos tienen una capacidad distinta: pueden recuperar movilidad con lo que llamamos marcha medular. No sienten dolor, pero vuelven a moverse por reflejo. No caminan como antes, pero tienen autonomía”, explica.

En poco más de un mes, esta chow chow volvió a caminar después de pasar por un complejo problema de salud.
En poco más de un mes, esta chow chow volvió a caminar después de pasar por un complejo problema de salud.

La sesión, paso a paso

Las sesiones duran entre 40 minutos y una hora, y comienzan con kinesiología pasiva. “Se busca elongar, relajar, preparar el cuerpo. Luego se usan agentes físicos según la patología: láser, ultrasonido, fotobiomodulación, magnetoterapia. Finalmente, si el animal está en condiciones, se pasa a ejercicios activos en piso, para trabajar equilibrio y coordinación”.

La paciencia es clave, sobre todo con los animales que sienten dolor o que están asustados. “No se medica. No se seda. Se trabaja con calma. El animal tiene que estar consciente para que la rehabilitación sea efectiva. Y si un día solo se puede trabajar media hora, pero se hace bien, está perfecto. La idea no es forzar, sino avanzar a su ritmo”, explica.

Los perros chicos, según cuenta, suelen ser más rebeldes. “Están muy humanizados. No se dejan tocar, quieren irse a la falda del dueño. Y con los gatos uso feromonas para tranquilizarlos. Cada especie tiene su estrategia”.

Rehabilitación animal: el veterinario que ayuda a perros y gatos a volver a caminar

Heridas, aceites y ozonoterapia

Además de la fisioterapia, Nicolás incorpora técnicas de ozonoterapia para tratar heridas crónicas. “Uso luz ultravioleta combinada con ozono para acelerar la cicatrización. También formulo aceites con ozono que sirven tanto para animales como para personas. Es impresionante cómo responden las heridas a estos tratamientos”, reconoció.

Su trabajo se sostiene en la confianza de quienes lo conocen. “El boca en boca y las recomendaciones son lo que más funciona. La mayoría de los animales vienen dos o tres veces por semana. Por eso también adapto los precios al lugar y a las posibilidades del dueño. No trabajo por terapia, sino por sesión: haga una o diez cosas, se paga lo mismo”, comentó.

En una ciudad donde la especialización veterinaria aún es limitada, su tarea no solo representa una rareza, sino también una esperanza concreta para muchas familias. Y aunque no se lo proponga, cada animal que vuelve a caminar gracias a su trabajo habla por él.

García atiende en Mitre 213, San Francisco. Instagram: @magneto.fisiovet.