Existen trabajos que no saben de fechas ni horarios, profesiones que obligan a las personas a estar ahí cuando se las necesita. Suele suceder, principalmente, con los servicios de emergencias, que tienen que estar pendientes de cualquier eventualidad todos los días y a toda hora. 

Primera Navidad en casa

Johana Telagorri lo sabe bien. Ella es licenciada en Obstetricia. Vive en San Francisco, donde ejerció durante siete años en un sanatorio, trabajo en el que continuó luego de desempeñarse por cuatro años en un hospital del norte de Santa Fe. 

Para ella será la primera Nochebuena que podrá pasar junto a su familia ya que tras el nacimiento de su segundo hijo se tomó un descanso en la actividad para poder disfrutarlo.

“Siempre pasé la Navidad en los hospitales. No recuerdo haber entregado regalos a mis hijos que no haya sido ahí”, cuenta.

Para ella, el hospital siempre fue su “refugio” en las fiestas de fin de año. “Me causa no sé si tristeza, pero me causa mucha emoción ver que en las fiestas algunos no tengan esa posibilidad de poder pasar el momento con sus familias, como sucede con los policías o los bomberos”, dice.

Y agrega: “Estoy agradecida de que estas fiestas las vaya a poder pasar en mi casa, con mi familia, mis hijos”.

El trabajo

Telagorri, que es miembro de la Comisión de Obstetricia, filial Córdoba, recuerda que “se trabajaba muchísimo, se hacían muchos partos”. 

“En las fiestas los servicios que más trabajan son los de emergencias, por el uso de pirotecnia, y la obstetricia”, revela.

Sobre cómo se vive la noche del 24, la profesional aclara que depende del “movimiento” que haya en el servicio en ese momento. “Había navidades en donde podíamos preparar la mesa, las chicas de cocina nos preparaban unos ricos platos, podíamos brindar, siempre sin alcohol”, refleja.

obstetra

De todas maneras, hubo veces que la medianoche la sorprendió trabajando, ya sea arriba de una ambulancia o en la misma sala de partos.

“Fuimos diseñados para eso, fue para lo que nos preparamos, para lo que estudiamos. La obstetricia es una profesión bellísima pero a la vez es una profesión dura, porque no tiene horarios. Podés trabajar de madrugada, de siesta, de tarde, de noche, las fiestas o un feriado. No hay calendario”, concluye. 

Anécdota

Johana recuerda que en una oportunidad, en una sala de parto, uno de los anestesistas descorchó una sidra sin alcohol y brindaron ahí mismo.

El 24 en la estación

Mariano Chaiavassa es otra de las personas que desde hace unos años pasa las fiestas trabajando.

Chiavassa trabaja como playero de una estación de servicio y si bien generalmente las mismas se encuentran cerradas al público, lo cierto es que deben presentarse en el lugar para estar atentos ante cualquier eventualidad.

En su caso, la ausencia de la familia pesa pero comenta que de todas maneras suele pasar las fiestas alejado de sus seres queridos. “Para mí es diferente porque yo no tengo a mi familia en San Francisco. Al no tener la familia acá tampoco nos íbamos a poder juntar. Tengo familiares en Las Varillas, Carlos Paz, Bialet Massé, entonces es complicado juntarse”.

A pesar de esta situación, él y los compañeros abocados a esta tarea se las arreglan para pasarla bien. “La estación queda cerrada, pero tenemos que ir para cuidarla, a modo de guardia. Por ejemplo si va alguna ambulancia o algún patrullero que necesita combustible se le vende. Si bien no nos permiten que la familia se llegue al lugar, somos dos, entonces llevamos algo para comer, todavía no definimos qué pero tenemos esa posibilidad”.

Al pie del teléfono 

Un caso similar es el de José Notta, un oficial ayudante retirado que trabaja atendiendo los llamados que llegan a la Guardia de Bomberos Voluntarios. 

No es la primera vez que pasará las fiestas fuera de su casa, lo que, asegura, ya lo tiene acostumbrado.

“Ya me tocó varias veces, es una noche normal, siempre hay algún compañero que está solo y la pasa ahí en el cuartel así que la pasamos juntos. Nunca se está solo”, asegura, y cuenta que hay ocasiones en que la familia se acerca al cuartel.

Para festejar, generalmente llevan comida fría para cenar y compartir.

Respecto a cómo es el movimiento esa noche, que lo tiene al frente del teléfono entre las 22 y las 6 del día siguiente, asegura que “los últimos años no hubo tanto, pero sí han habido años en que los compañeros se han pasado dos o tres horas, en esa hora especial de la cena, apagando incendios a causa muchas veces de la pirotecnia”.