“Mucha gente me dice que no lo dejo ir en paz (por Dardo), que lo sigo reteniendo. Yo sé que él está bien pero quién me saca el dolor que se siente al perder un hijo. No lo reemplazás con nada”, asegura María Villarreal.

Dardo Javier Llanes fue un joven sanfrancisqueño que combatió en la guerra de Malvinas en 1982. Tras ser prisionero de los ingleses tuvo la suerte de volver, aunque su vida no fue fácil. Con el tiempo tomó la decisión de quitarse la vida y hoy, a 28 años de su muerte, su madre sigue firme, recordándolo y llorándolo como si fuese ayer.

María lleva sujeto en su prenda de vestir, precisamente sobre el corazón, un pin con el rostro de Dardo vestido de soldado: “A mi hijo lo velo y lo lloro todos los días porque su muerte fue muy injusta; lo envié sano, no enfermo, y me lo trajeron muy mal; terminó suicidándose”, dice, y agrega que  “no superó la guerra, sino que la trajo consigo”.

La mujer es además madre de otros dos hijos y abuela de seis nietos. Sobre Dardo recuerda que era una “persona caritativa, cariñoso, de muchas amistades”.

Su hijo fue muy joven a las Islas Malvinas y tras su vuelta a la ciudad ya nada fue lo mismo: “Mi hijo tenía derecho a vivir y no venir como vino. En vida sentía un ruido de una moto o un auto y se tiraba debajo de la cama; usaba botas en invierno o verano, con dos pares de medias, todo consecuencia del congelamiento que sufrió en los pies; hay cosas que no se pueden olvidar ni perdonar”, expresó.

El pesar de su hijo

Un día le dijeron a María que se podía hacer un reconocimiento médico para que su hijo obtenga una pensión, sobre todo porque tenía una hija a cargo. Lo enviaron al Hospital Militar de Buenos Aires para internarlo y luego pensionarlo: “Se lo llevaron de acá un 14 de diciembre del 85, fue el último día que lo vi con vida”.

Luego su hermano, que por ese entonces vivía en Buenos Aires, lo sacó con permiso médico para que pasen Nochebuena juntos y el 25 se dirigieron a un balneario ubicado en Tigre. A la noche Dardo debía volver al hospital para finalizar el examen clínico: “Mi hijo mayor se va al río y Dardo supuestamente se quedaba por ahí. En un momento le gritan a mi nuera que se estaba ahogando. Su hermano fue nadando y trató de rescatarlo pero no pudo. A los tres días lo encontraron muerto”, contó.

“La muerte de un hijo no se olvida”, concluyó María.