Exposición en los medios, escrache en las redes sociales, audios con información falsa, comentarios refiriéndose a la intimidad familiar, encerrados más de 50 días, son solo algunos de los ataques y padecimientos que sufrieron Claudio Viñuela (49) y Pablo Pérez (40). Dos de los vecinos que tuvieron la mala fortuna de contagiarse de Covid-19 a mediados de 2020, cuando en San Francisco había todavía poquísimos casos, mientras la paranoia arrasaba con la sociedad y la pandemia sacaba lo peor de muchas personas.

Cómo olvidar aquellos días de junio de 2020 cuando no paraban de circular audios profiriendo barbaridades sobre la intimidad del camionero Claudio y su hijo Agustín; dónde habían estado, cómo se contagiaron, que se querían escapar del hospital, el corte de calle por Castro Barros, medios filmando el camión como si perteneciese a un peligroso narco y publicando rumores sin contrastar: “Todavía me acuerdo cuando cortaron la calle y había un helicóptero sobrevolando arriba de mi casa”, rememora Claudio entre risas y bronca.

Imposible no recordar aquellas jornadas de agosto de 2020 cuando buena parte de la ciudad hablaba barbaridades sobre la vida de Pablo: que había comido muchos asados, que podía ser el rebelde caso “0”, la presunta relación con otra familia y hasta que supuestamente vendía droga: “Me acuerdo que en el Hospital me quisieron trasladar a otra sala y no me dejaban pisar el suelo. Nos caímos con un policía que intentaba llevarme”, recuerda a las carcajadas Pablo, pero con la seguridad de que lo que vivió fue una locura.

Pablo Pérez y Claudio Viñuela: el recuerdo del COVID

Tras más de un año de aquellos tiempos tan turbulentos, cuando la letal pandemia estaba arribando al interior del interior, estos dos vecinos se animaron a hablar y recordar lo que atravesaron en esos días con buena parte de la sociedad que los atacó injustamente, y autoridades sanitarias y políticas que cometieron errores con el intento (en vano) de frenar la llegada de la primera ola.

50 días de encierro: “Una locura”

Claudio nos recibe en su casa de calle Castro Barros al 300, la misma que 15 meses atrás era el escenario de una “zona peligrosa” cuando el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) cerraba la cuadra con vallas el 13 de junio de 2020. Obviamente, lo encontramos trabajando, rodaba una cubierta de camión de un lado para otro cuando vio al equipo de El Periódico.

Viñuela, el camionero junto a su querido camión.
Viñuela, el camionero junto a su querido camión.

“Me acuerdo que había un helicóptero sobrevolando arriba de la casa. No podía creer lo que estaba pasando, pero a la vez tenía miedo porque en ese momento no sabía cómo me iba afectar la enfermedad”, comenta Claudio mientras se posiciona al lado del camión azul, ese mismo que fue escrachado por las cámaras de algunos medios de comunicación de la ciudad que con tal de tener alguna vista más en sus portales no tenían demasiados reparos en la integridad de las personas.

“Le tiraban lavandina al camión, como si fuese que los iba a contagiar”, recuerda Viñuela mientras se ríe de bronca, con la mirada hacia abajo removiendo en su cabeza aquellos momentos.

Al respecto de los 50 días que estuvo internado en el Hospital J. B. Iturraspe de San Francisco, dijo: “Fue una locura, hoy se sabe que todo lo que se hizo fue en vano”.

Seguramente una decisión médica y política de ese tipo hoy sería vista como errónea, y bien pudo serla, aunque hay que situarse en el contexto de esos días. Cabe aclarar que eran los procedimientos con los protocolos de la época y se trataba de evitar que los casos se expandieran, ya que los que había entonces eran contados. Al seguir dando positivo en los testeos, no podían darle el alta médica y debía seguir aislado en el Hospital, mientras que hoy las personas contagiadas pueden cumplir el aislamiento en sus domicilios si no presentan complicaciones. Asimismo, era habitual que se dispusieran bloqueos sanitarios en sectores de cualquier ciudad en una época en que todavía se buscaba contener al virus.

Claudio remarcó que al poco tiempo después se advirtió que a los 15 días ya los podían mandar a su casa. “Todo lo que pasamos, tantos días guardados con el pibe, nos aguantamos muchos hisopados, tratamos de tomarlo bien”, contó, y añadió que se hizo muy largo el tiempo ahí adentro de esas cuatro paredes.

“Yo estoy acostumbrado a salir, a viajar, nunca estuve encerrado”, sostuvo agregando que hacían gimnasia, pesa, bicicleta, para tratar de pasar las horas junto a su hijo.

“Mi pibe tenía más ansiedad por salir. Con 18 años en ese momento, por ahí se levantaba triste y yo trataba de sobrellevarlo diciéndole que ya íbamos a salir”, dijo.

Los malos comentarios: “Todos me habían visto en todos lados”

Ante todos los comentarios que se decían alrededor de su familia por aquellos días, recordó que trataron de tomarlo con tranquilidad pero en su momento la pasaron mal. Y no eran solo rumores o audios, sino que también un medio local publicó su nombre y lo acusó de haber estado tomando mates con una persona de Frontera, con una empleada de un bar céntrico y con toda su familia, sin ninguna confirmación de la información. Otro publicó que supuestamente se había contagiado por tocar una lapicera, sin tener ninguna prueba. Incluso luego se publicó que su familia estaba organizando una fiesta clandestina de cumpleaños todavía teniendo COVID, basado en falsos rumores. Hasta el día de hoy esas erróneas informaciones siguen publicadas.

“No es un lindo recuerdo, porque tuvimos que soportar muchas cosas que decía la gente. Al no saber qué iba a suceder con el virus, comentaban de todo. Imagino que las personas se tienen que haber dado cuenta que todo lo que dijeron no era cierto”, manifestó Claudio, quien aseguró que todavía tiene algunos audios en los que decían barbaridades sobre él y su familia.

Pablo Pérez y Claudio Viñuela: el recuerdo del COVID y los duros momentos que soportaron por prejuicios

“Tanto mi hijo como yo somos gente trabajadora, la gente ha dicho barbaridades por no saber. Hoy muchos nos reconocen que dijeron cosas equivocadamente”, dijo. Y agregó: “Me hice famoso porque en todos lados donde voy me conocen”.

“Con los transportistas se han comportado muy mal. A nosotros nos tenían como delincuentes, no se podía estacionar en una estación de servicios, no podíamos bajar a comprar nada. Fuimos protagonistas los camioneros de un maltrato gran por parte de la gente”, consideró el camionero.

Además indicó que en aquellos días se decía que estuvo en todos lados, asados, peñas fiestas, localidades de la región. “Según los comentarios estuve en todos lados al mismo tiempo, pero yo solamente estaba trabajando”, aseguró.

A la vez desmintió todas las versiones que se dijeron sobre su hijo Agustín sobre participaciones en diferentes fiestas. “No es cierto todo lo que manifestaron sobre él”, dijo.

Afirmó que padecieron momentos de discriminación por la ignorancia de muchas personas que comentan sin saber de lo que hablan: “La pasamos mal, pero tratamos de no prestar tanta atención. Salí del Hospital y me subí al camión para ponerme a trabajar”, destacó.

Nuevo proyecto

Tanto Claudio como su hijo Agustín atraviesan ahora otra etapa diferente, en la cual avanzan con un proyecto de fabricación de ladrillos bloc en San Francisco.

“Como con el camión hay poco trabajo, pusimos una fábrica de ladrillos bloc. La idea es vender en San Francisco y zona ya que tenemos el camión para traer los materiales”, expresó.

Además aseguró que en pocos días van a tener a la venta los ladrillos de calidad.

“Dio bronca que me involucren con otra familia”

A Pablo Pérez es fácil de ubicarlo. Todos los días está trabajando en su taller de motos de calle General Paz al 800. Ahí estaba este martes por la mañana, cuando el equipo de El Periódico llegó para charlar y recordar aquellos tiempos en que su nombre y vida era comentada injustamente por buena parte de la comunidad local.

“El momento fue feo, porque uno siempre está con la familia y que te alejen de ellos es muy duro. Pero después hay que pensar en los demás y por ahí para protegerlos en ese momento era lo correcto”, comentó Pablo.

Pablo Pérez nos recibe en su taller.
Pablo Pérez nos recibe en su taller.

A la vez le dolió que mucha gente hablara sin conocimiento: “Parece que está en el ser de muchas personas de hablar sin saber. Se comenten esos errores y daba bronca lo que se decía en esos momentos”.

“Lo que más me molestó es que me vincularan con otra familia que por ahí se pudo haber lastimado. Gracias a Dios con mi familia somos muy unidos y seguimos adelante como siempre”, indicó.

“Me enteraba de cada cosa... Me vincularon con la droga y un montón de cosas. Pero acá en San Francisco es habitual”, recordó con indignación pero con el buen ánimo que lo caracteriza.

Pérez estuvo cerca de 15 días en el Hospital: “Por momentos estaba bien, pero por otros momentos extrañaba. Me atendieron bien, me pongo en el lugar de las enfermeras porque la gente decía que yo me quería escapar pero no era cierto”.

La locura del paciente 0

En aquellos días el director del Hospital J. B. Iturraspe, Valentín Vicente, había declarado públicamente que intentaban rastrear a los contactos del considerado “paciente cero” dado que esta persona se mostraba en rebeldía para colaborar con las autoridades sanitarias y detallar a las personas con las que había tenido contacto. Y ante tantos comentarios desafortunados, aclaró que el presunto paciente cero no era justamente Pablo Pérez.

Por esos días toda la ciudad se preguntaba quién era famoso el paciente 0 de esos casos: “Yo me contagié con un hombre que viene siempre acá al taller, no tomamos mate, evidentemente nos teníamos que contagiar. Pero gracias a Dios yo no contagié a nadie”, manifestó Pérez.

“En aquellos días había dado un curso de taller de motos, pero no tuvimos contacto y tampoco tomamos del pico, nada como se dijo”, expresó, y contó que a los pocos días se fue a hisopar cuando perdió el gusto.

Nueva disciplina

Durante años Pérez practicó el deporte de motocross. En 2020 había participado en dos fechas de la competencia zonal, pero luego dejó la actividad por cuestiones económicas.

“La pandemia me vino bien para pasar al rubro de la bicicleta. El Covid-19 terminó siendo positivo para mí porque mientras estaba encerrado agarré la bicicleta y no paré más”, comentó.

Pablo participó de dos carreras de montan bike en las últimas semanas. “Todos los días salgo a pedalear con un grupo de ciclistas y hacemos más de 70 o 100km por día”, dijo.