Ya en San Francisco no es raro ver a mujeres que combinan el lápiz labial con el volante de un remis, cargando gas en una estación de servicio, impermeabilizando techos o restaurando muebles. Aunque a algunas se las mira de reojo, ellas instan a perder el miedo y animarse a darle otra mirada a los oficios que se creían exclusivas para hombres. Y más en los tiempos que corren.

En algunos casos son lugares buscados, en otros, la crisis económica las obligó a dejar los prejuicios de lado y a emprender una nueva actividad, como los casos de Alejandra Roggero y Paola Bosio.

De profesión, pintora de casas

“He tenido gente que me ha mirado raro y que me preguntaba sobre cómo hacía con la fuerza, relacionan el trabajo de la pintura con la fuerza y el esfuerzo, pero no tengo problemas en hacer el trabajo”, asegura Alejandra Roggero, que desde hace tres años se dedica comercialmente a pintar e impermeabilizar casas y obras en construcción.

La mujer, de 44 años, cuenta que desde siempre se mostró interesada por la pintura, en muchas oportunidades pintó obras para familiares o amistades, pero por necesidad se vio obligada a ofrecer sus servicios y se capacitó para ello.

Mujeres, con manos en las obras

“Siempre me gustó el tema de la pintura, de cambiarle la cara a las cosas, a las casas y cuando tuve que volver a salir al mercado laboral me pareció que la pintura iba a ser algo que me iba a abrir muchas puertas, más siendo mujer”, confirma.

Según la mujer, no se encontró con trabas para ingresar al rubro y gracias a su mirada femenina, sensible y detallista, los clientes confían en su asesoramiento.

Un plus

La mujer realiza todo tipo de trabajos relacionados a la pintura, desde impermeabilizaciones de techo, reparaciones, grietas y lo que es en interior, reparaciones en humedad, parches, cambios de texturas en paredes, revoque especial, combinaciones de colores, entre tantas. “Siendo mujer te permite agregarle un plus al trabajo, otra mirada que el cliente te consulta justamente por ser mujer”.

En su rubro, Alejandra ha ido ganando reconocimiento y nuevos clientes, de tal forma que asegura que no se vio afectada por la crisis económica: “La gente trata de mantener su casa, si le entró humedad con el tema de lluvias me llaman enseguida. A lo mejor no tengo trabajos grandes, pero trabajos chicos tengo un montón por suerte”, refleja.

Cambiarle la cara a los muebles

En otro rubro, pero que también tiene que ver con esfuerzo y un trabajo artesanal, se encuentra Paola Bosio, que hace más de un año comenzó a restaurar muebles antiguos y a la venta de lo que ella denomina “cosas raras”.   

Por necesidad restauró unos antiguos muebles del estilo “provenzal” y prácticamente se los sacaron de las manos. Desde entonces vio la oportunidad de un nicho de mercado y se sumergió en el mundo de las antigüedades.

Rápidamente pudo lograr un stock de muebles y de antigüedades, o pequeñas reliquias que son muy buscados por coleccionistas. Así empezó a vender al público y vía internet.

“Disfruto mucho trabajar el mueble y llevarlo a su estado natural, después puede llegar el cliente que te pide que lo pintes de un color más de moda, eso depende de cada gusto. Por mi parte me gusta el proceso de cambiarle la cara a las cosas”, expresa. Y agrega: “Empecé yendo a remate a conseguir cosas pero al poco tiempo las oportunidades comenzaron a llegarme solas”.

Mujeres, con manos en las obras

Pequeños tesoros

“Hay mucho coleccionista de este tipo de cosas antiguas. Con respecto a los muebles, lo que más se venden son las sillas y las mesas, también las vitrinas”, enumera.

Luego de sufrir dos robos casi consecutivos, este sábado 13 de julio la mujer organiza un remate público en su local de Salta 1762 con la idea de vender los artículos más chicos y quedarse con muebles a restaurar grandes.

“Esos robos me marcaron, me sacaron todas las herramientas de trabajos más un montón de antigüedades que eran como tesoros para mí. Ahora prefiero quedarme con cosas grandes para pensar en el día a día y estudiar más sobre las restauraciones”, cuenta todavía indignada.

Mujeres, con manos en las obras

De esta manera, aquellos que se acerquen este sábado se encontrarán con pequeños tesoros como un reloj de péndulo, una caja registradora antigua, frascos para caramelera, muñecas de porcelana, latas de colección, entre tantas otras cosas, inclusive los más variados muebles.

Consultada sobre cómo es vista en su trabajo como carpintera y restauradora sostiene: “Me ha pasado que se sorprenden con las restauraciones que hago, porque la carpintería está relacionada con los hombres. O a veces se sorprenden por cómo maniobro con muebles pesados o cuando voy a las chacaritas en busca de antigüedades. Cosa que hago asiduamente. Creo que cada vez más las mujeres nos animamos a hacer cosas que anteriormente se creían solo trabajos exclusivamente  de hombres”, finaliza.