"Hoy dejo sitio a una nueva generación. Mi hijo asume hoy la responsabilidad de esta nueva función", dijo Beatriz de Orange, que es ya princesa de los Países Bajos con tratamiento de alteza real, en un breve discurso.

Con la sencillez y la elegancia que la caracterizan, con su pelo recogido, un vestido claro y maquillaje discreto, Máxima, ahora ex princesa, saludó al pueblo holandés desde el balcón del palacio junto al rey Guillermo Alejandro y a sus tres hijas, Catalina-Amalia (de 9 años, ya princesa de Orange y heredera al trono), Alejandra y Ariadna, las tres vestidas de amarillo.

Beatriz, de 75 años, que puso fin a un reinado de 33 años, dio la mano a su hijo, después de que ambos firmasen el acta de abdicación, al igual que hizo la ya reina consorte Máxima de Holanda.

La firma del acta de abdicación se produjo ante la pintura mural "Moisés elige el consejo de los setenta ancianos", adquirido en 1737 por Jacob de Wit.

Estuvieron presentes y firmaron el acta, el primer ministro de Holanda, el liberal Mark Rutte; los presidentes del Senado y el Congreso de los Estados Generales de los Países bajos, al igual que los ministros, el vicepresidente del Consejo de Estado del Reino, diputaciones de Aruba, Curaçao y Sint Maarten y los demás miembros de la familia real.

Tras el breve discurso de Beatriz, su director del gabinete leyó el Acta de Abdicación, que después ratificó la ya princesa Beatriz.

Con esta breve ceremonia, Guillermo-Alejandro de Orange se convierte a sus 46 años en el monarca reinante más joven de Europa.