María Bertha Losano es arquitecta y amante de los objetos antiguos. La mujer es descendiente de alemanes por parte de su madre y de italianos del Piamonte por parte de su padre. De su mamá y de sus abuelas adoptó la tradición de conservar objetos vinculados a la historia familiar.

De tal modo que en su departamento ambientado con estilo moderno, los objetos antiguos de la familia le dan un contraste bien hogareño.

“Me gusta la ambientación moderna pero conservo cosas antiguas que corten y que tengan que ver con el afecto y la familia”, dice. Entonces se pueden observar dos sillas francesas que pertenecieron a su madre y fueron retapizadas y pintadas. Asimismo unos espaciosos sillones de estilo americano de los años 50 que pertenecieron a su bisabuelo Losano.

Entre todos sus objetos la arquitecta destaca dos en particular de los que no se desprendería por nada del mundo. Una es una escultura austríaca en bronce que data del año 1891, de estilo art decó, titulada “Vanitas Vanitatis” o “la belleza efímera” y firmada por el artista John Elischer. “Siempre me llamó la atención esta escultura, la tenía mi abuelo Losano en la escribanía y siempre que lo visitaba me quedaba me quedaba mirándola”, sostiene.

El otro objeto invaluable desde lo emocional es un jarrón veneciano que fue un regalo especial de su abuela Delia y que ubica en un lugar especial a la vista.

Vajilla para usar

Entre otros objetos especiales María Bertha posee mucha vajilla de principio de siglo XIX, entre jarrones, tasas y juegos de té de porcelana (unas de origen checa y otras inglesas), que su abuela le dejó a su mamá y que con el tiempo quedaron en sus manos, los que suele usar en ocasiones especiales.

“Me parece que conservar cosas de mi familia como si fuera un museo solo de vista no sirve, yo uso los elementos porque es una forma de revivir cosas y es tema de conversación entre los que estamos”, sostiene.  

Las reliquias de la familia

Documentos de los primeros árabes

José Terraf, presidente de la colectividad sirio libanesa local, atesora documentos de su abuelo Chaibén Terraf que datan de 1922 y que reconstruyen parte de la historia de la comunidad árabe en nuestra ciudad.

Entre los muchos que posee se destacan el certificado de nacionalidad siria de Chaibén y los pasaportes de su bisabuela, Banura, y de sus tíos abuelos.

Terraf también conserva los documentos de las transferencias bancarias que hacía Chaibén a sus familiares en el Líbano, tanto en francos suizos como en libras esterlinas.

“Todos estos documentos los tenía guardados una tía que falleció y yo decidí conservarlos”, dice José.

Las reliquias de la familia

Otros tesoros

De su abuelo Chaibén también adquirió un libro de misa escrito totalmente en árabe, cartas, y además guarda varios periódicos El Misionero de 1953. Eran unos diarios de origen religioso dirigido por los misioneros libaneses maronitas para la Argentina y que aparecía todos los martes y viernes, y era uno de los ejemplares que difundía informaciones y cultura árabe.

Por su parte José conserva varios recortes que hacen mención su abuelo, filántropo e impulsor de la unión de la comunidad sirio libanesa. “Chaibén llega a la ciudad en 1905 con su esposa y una beba. Junto a su mujer comenzó a trabajar en el rubro de telas, mercería y confecciones, según cuentan viejas crónicas de la época salían con los bultos de telas al hombro a vender por los campos de la zona”, dicen los recortes.

Libros, ensaladeras y relojes

Daniel Giletta guarda varios recuerdos de sus antepasados. Conserva unos libros de misa o devocionarios escritos en latín de principios de 1900 que pertenecieron a su abuela paterna Nélida María Fantino.

“Siempre me apasionaron las cosas antiguas-asegura Daniel- y las conservo porque me las dio mi abuela en vida y es un recuerdo de ella”.

El joven también posee una ensaladera de unos 150 años de antigüedad, que era de Sabina Piuri de Beretta, su tatarabuela.

Mientras que el padre de Daniel, Raúl Giletta, conserva el reloj de su tío y una medalla de gratificación de su abuelo (Bartolomé) por haber participado del censo nacional de 1908.

Las reliquias de la familia

Medallas en agradecimiento

Juliana Gambino cuida con mucho cariño unas medallas y anillos que le fueron regalados en mano por una familiar italiana en agradecimiento por las donaciones que el bisabuelo de la primera, Camilo Chiesa, realizó desde Argentina durante la Primera Guerra Mundial, enviando dinero y comida a sus familiares que habían quedado en Europa.

Cuando la joven viajó a Italia en 2009 pudo rastrear a sus antepasados maternos, los Chiesa, en un pueblito que se llama Balossa Bigli, en provincia de Pavia, región de Lombardia. “Me encontré con una nonita, María Chiesa, que me regaló en agradecimiento anillos, una pulsera y brillantes porque cuando era chiquita se acordaba que mi bisabuelo les enviaba plata y comida durante la Primera Guerra”, cuenta Juliana.

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