En San Francisco hay muchos barrios pero es el “Presidente Roque Sáenz Peña” el que se destaca por su tipología, extraña para algunos, desapercibida por otros. Allí se inauguraron 800 viviendas en abril de 1982, la mitad departamentos y la otra mitad casas. Esta numeración le dio popularidad al sector que no tardó demasiado en ser denominado “las 800”.

Los fragmentos de una frase escrita en un paredón de calle Larrea y Misiones, intenta definir algunas características de este sector que alberga a unas cuatro mil personas: un barrio “con mucha historia”, donde “no falta cultura” y lo que sobra es el “aguante”; que además “fundaron obreros” y donde crecieron “como atorrantes”.

Y es esa pertenencia al barrio que señala la pared la de los vecinos que caminan diariamente sus calles y peatonales. Tan marcada que hasta se tejen historias de rivalidades que a veces no son tales.

No nos quieren de los otros barrios. Dicen que somos un barrio malo. A la escuela la discriminan, no quieren mandar a los chicos, hasta la misma gente del barrio”, asegura Sara, quien es una de primeras habitantes de las 800.

Laura, que vive a pocos metros en la zona peatonal, aclara un poco más ese sentimiento: “Nos envidian porque nos dieron un barrio con todos los servicios”.

Las 800: la vida de un barrio que es un símbolo de San Francisco

Tipología

La inauguración del este complejo habitacional fue durante la intendencia de Antonio Lamberghini, aunque se terminó de construir en la gestión de Carlos Dittrich. El ingeniero Héctor Aylagas, secretario de Obras Públicas de este último, indicó a El Periódico: “La Municipalidad trataba de construir viviendas y nos avisan desde Córdoba de esta posibilidad de hacer 800. Lo vimos y pensamos que esta tipología no era conveniente, pero no tuvimos otra alternativa, si no perdíamos esta posibilidad”, recordó.

El municipio debía facilitar un terreno con factibilidad sanitaria y vial. La obra se dividió en tres partes y la realizaron tres empresas diferentes.

El exsecretario de Obras Públicas (entre 1985 y 1987, durante la intendencia del radical “Toto” Cornaglia), Oscar Cornaglia, tiene su visión particular del barrio: “El proyecto se hizo en Córdoba con profesionales del IPV que respondían a esa concepción urbanística de la época que terminó generando una suerte de gueto urbano, como algo encerrado en sí mismo. Fue diseñado sin tener en cuenta las calles existentes de la ciudad para conectar a ese nuevo barrio”, definió.

Cornaglia agregó: “Claro que no tengo nada con quienes viven allí, sino que hablo de la concepción urbanística y me parece una aberración cómo está hecho”.

Completito

El popular barrio tiene en su interior siete plazoletas, un dispensario municipal, una Subcomisaría (debería funcionar la Comisaría de la Mujer pero solo se cortó una cinta de inauguración), una guardería municipal, el jardín y la escuela primaria 2 de Abril y la escuela de nivel medio Francisco Ravetti.

También tiene 14 locales comerciales funcionando (almacén, rotisería, carnicería, panadería, entre otros), todos los servicios, un club de baby fútbol y hasta un anfiteatro.

Las 800: la vida de un barrio que es un símbolo de San Francisco

“En realidad es un barrio completo”, afirmó Jorge Rinaudo, presidente del Centro Vecinal desde el año 2011.

Aunque para el que viene de afuera –expresó el vecinalista- hacen falta señalizaciones en las diferentes calles y pasajes del barrio. En materia de iluminación, sobre calle López y Planes falta mayor iluminación: “La verdad que la Municipalidad siempre es muy receptiva a nuestros pedidos”, dijo.

La basura, un gran problema

La basura diseminada por las diferentes calles y pasajes es una de las mayores preocupaciones de los vecinos. Existen dos contenedores ubicados sobre calle Larrea Sur para que la gente tire allí la basura. Sin embargo, muchos los ignoran.

Las 800: la vida de un barrio que es un símbolo de San Francisco

En una simple recorrida se pueden ver algunos sectores con bastante basura acumulada, y hasta los restos de un asado al aire libre en medio de una plazoleta, que los comensales allí dejaron.

Otros de los inconvenientes es la circulación todo el tiempo de las motos sobre las veredas y los horarios del destacamento policial que –según los vecinos- no se cumplen.

La vida entre casa y casa

En el sector de los departamentos la intimidad no es algo que se logre fácilmente. Están pegados en forma horizontal y también vertical.

“Me llevo bien con todos mis vecinos, charlamos. Si uno no molesta no lo molestan. Yo crié todos mis hijos acá”, aclara Laura.

Delia, otra vecina, opina en forma similar: “Es el mejor barrio, viví siempre acá y nunca tuve problemas. Claro que hay que acostumbrarse a vivir así, pero no hay que meterse con nadie. Calculo que es así en todos los lugares”, piensa.

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Tampoco es todo color de rosas. Los vecinos cuentan que muchos se terminaron mudando del barrio por esta cuestión: “Al principio era complicado por la gente que venía de otro lado, no se conocían. Después fue cambiando”, asegura “Tito” Maidana.

“Las 800” es un barrio de la periferia pero con rutina de centro. Siempre alguien está dando una vuelta, siempre se escucha una charla o una radio sonando.

“Hay que vivir acá para saber cómo es la cosa”, resalta Juan Antonio. Quizás este vecino tenga razón.