La violinista sanfrancisqueña Ana Laura Ades (34) es una enamorada de Catar, su gente y su cultura. Se radicó en el país asiático en 2015 cuando llegó a “probar suerte”.

Graduada en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), exdocente del Conservatoria ‘Arturo Bertutti’ de San Francisco, Ades vive en La Perla, una isla artificial ubicada en Doha, la capital de Catar.

“Catar tiene muchas cosas para descubrir, sobre todo en la época del año donde se hará el Mundial de Fútbol, que es una de las épocas más lindas”, remarca Ades.

La pelota comenzará a rodar el 21 de noviembre de 2022 y terminará el 18 de diciembre, una época atípica para esta competición, pero que esta vez se usará de acuerdo a lo que implica jugarlo en este país.

Hospitalidad y costo de vida

¿Cómo son los cataríes? ¿Fríos, secos o personas cálidas? Ades los define como “súper hospitalarios”.

La población catarí solo conforma el 20% de los habitantes del país. La mayoría son trabajadores extranjeros venidos de la India, Irán o países norteafricanos. También hay europeos y americanos.

“Es un país con mucho dinero, pero a la vez muy caro, aunque también hay para todo. Hay lugares donde comprás un café o un té en un carrito y pagás un dólar. Ya en un Starbucks (cadena internacional de cafeterías) te puede costar unos 5 dólares. Ya en un hotel 5 estrellas el precio puede llegar hasta 10 dólares por un café”, menciona. También está el “Souq” donde se pueden conseguir comidas y bebidas a diferentes precios: “Es cuestión de averiguar e informarse bien”, agregó la joven.

Seguridad

Catar es un país de alrededor de 3 millones habitantes, uno de los que posee mayor ingreso per cápita en el mundo. Su forma de gobierno es una monarquía absoluta que ha sido gobernada por la familia Al Thani desde mediados del siglo XIX.

“Es un país donde se ven muchos lujos y también donde uno puede vivir tranquilamente sabiendo que nadie te va a robar, es muy seguro y la clave es que se basa en el respeto, tanto a los extranjeros como a los catarís. Una falta del respeto te cuesta irte del país o ir a la cárcel”, relata Ades.

La violinista dejó un ejemplo de la seguridad que reina en ese país, algo que en otro lugar no es para nada común observar que pase: “Puedo contar una experiencia con mis padres. En una oportunidad caminábamos al lado del mar, por la corniche, donde hay muchos puestos al aire libre en el que ponés a cargar a tu celular. Entonces te vas a caminar y cuando vuelvas lo encontrás en su lugar y cargado. Mis padres no lo podían creer. Podés dejar el coche abierto, las casa sin llaves que no pasa nada y eso es impagable”.

La vida en Catar, sede del próximo Mundial de Fútbol, contada por una sanfrancisqueña

La corniche –cabe aclarar- es un paseo marítimo de siete kilómetros de longitud que se extiende a lo largo de la bahía de Doha.

Cómo vestirse

Ades destaca que hay cuestiones de vestimenta en el país a tener en cuenta para los extranjeros que puedan llegar pensando en el mundial.

“Si bien para el hombre no hay muchos problemas, hay sitios como en un shopping donde a veces no pueden ingresar en pantalón corto o bermudas. Al menos tenés que tener un jogging. Los hoteles, en cambio, son territorio internacional y uno puede vestirse como quiere”, explica.

Ana Laura agrega que existen restoranes con códigos de vestimenta: “En algunos lugares para ir a comer tampoco podés ingresar con pantalón corto y zapatillas deportiva, por ejemplo. Por eso hay que averiguar antes”.

Mall o shopping en Catar.
Mall o shopping en Catar.

Respecto a las mujeres, Ades asegura que no necesitan cubrirse de negro ni nada por el estilo, sino que pueden estar “simples”. Aunque en sus casos deben respetar algunas cuestiones: “Podemos estar vestidas simples, con un jean, polleras, pero siempre de la rodilla para abajo descubierto. Hay que cubrir hombros y no usar escotes provocativos, caso contrario no podés ingresar a estos lugares. De todos modos no sé cómo será para el mundial si habrá una apertura. Mostrar la panza está mal visto. Pero en las playas públicas y en los hoteles es otra historia”.

Clima

El clima es desértico y se puede decir que sólo hay dos estaciones, el invierno que tiene una duración de tres meses aproximadamente (centrados en diciembre-enero-febrero), y el verano que se extiende a los nueve meses restantes.

La sanfrancisqueña radicada desde 2015 en Catar cuenta que en el verano las mínimas son de 40 grados, mientras que las máximas pueden llegar a 57, con una humedad altísima: “Salís a la calle y se moja la ropa automáticamente”, define.

El Mundial de Fútbol Catar 2022 tiene a la meteorología como punto de interés particular y por este tipo de temperaturas se decidió postergar el evento unos meses, en lugar de celebrarlo en junio-julio (verano del hemisferio norte) como se hace habitualmente, la competencia se jugará en noviembre-diciembre.

Respecto a los inviernos, Ades aclara que las mínimas son de 10 grados y las máximas de 25: “En esta época se aprovecha mucho el día y por la noche hay que abrigarse, el frío es muy penetrante”.

Esperando el mundial

Respecto al inicio del torneo de fútbol que se juega cada cuatro años y reúne a las selecciones del mundo, Ana Laura dijo que la gente “lo está esperando mucho, tanto extranjeros como catarís que les encanta. Soy argentina-italiana, tengo doble nacionalidad, pero siempre digo argentina primero y cuando digo de dónde soy lo primero que me dicen es ‘Messi’. Se sienten contentos de estar cerca de un argentino y del país de Messi. Muchos catarís le van a hacer hinchada”.

Lusail Stadium es el escenario principal donde se disputará la final de la Copa del Mundo Qatar 2022.
Lusail Stadium es el escenario principal donde se disputará la final de la Copa del Mundo Qatar 2022.

Luego destaca que los estadios están muy cercas unos de otros, lo que provocará que el público, si quiere, transite distancias cortar para poder ver más de un partido en el día.

Respecto al precio de hoteles y entradas a los estadios, por ahora no hay información para esa fecha del evento.

La vida de Ana Laura en Catar

Ana Laura cuenta que mientras daba clases en San Francisco años atrás, se le ocurrió visitar a un primo en Catar: “Fue algo extraño pero lindo a la vez. Volví a la Argentina y decidí volver a probar suerte en septiembre de 2015, pude conseguir trabajo y me quedé”.

Según Ana, en Doha la mayoría de las personas mantienen sus tratos manejando el inglés como idioma y a su vez hay muchos españoles residiendo, por eso su adaptación se hizo muy fácil.

La vida en Catar, sede del próximo Mundial de Fútbol, contada por una sanfrancisqueña

“Hace casi tres años que trabajo para las mujeres catarís en eventos como bodas, fiestas de compromiso, cenas en sus casas y palacios, donde toco el violín. La gran mayoría son palacetes lujosos. Uno acá se acostumbra y ya el lujo no llama la atención y necesitás algo más simple. Tengo evento casi todos los días”, resume. También da clases particulares de violín.

“Las mujeres son muy simpáticas, me llevo muy bien con ellas y estoy contenta con este trabajo”, sostiene Ades, quien asegura: “El que venga a Catar la va a pasar súper bien y se va a quedar enamorado de este país”.