Lucas Ludueña (32), el sanfrancisqueño que se sometió días atrás a un trasplante de corazón, volvió esta semana a su casa. Fue recibido por familiares y sobre todo por su hijo Joaquín (8), a quien no veía desde hacía más de un mes: “Lo volví a abrazar y como nunca latió mi corazón”, aseguró el joven, quien recibió a El Periódico en su casa de barrio Roque Sáenz Peña.

Luego de unos días en la ciudad, Lucas deberá volver el próximo lunes a Córdoba para realizarse una nueva biopsia: “Esto es semana a semana, luego serán biopsias cada quince días, luego cada mes hasta ir evolucionando”, contó.

¿Cuál es la sensación luego de la operación?

La primera sensación es que uno no se equivocó cuando dijo lo logramos y el gracias eterno por el apoyo que tuve por detrás. Me recibieron con carteles, abrazos. Lo de Facebook me superó, tanta gente preocupada y contenta porque todo salió bien. Ahí uno toma dimensión de las cosas.

¿Cómo es la nueva vida?

Los primeros días es muy entre algodones, me exigen que salga a caminar para ejercitar los músculos y ganar fuerza. Además es primordial el tema de los medicamentos. Luego es hacer una vida normal, con precauciones como el barbijo, el alcohol y el lavado de manos. Es como si fuera un chico sin vacunar que está en la calle, por eso me tengo que cuidar de los más simple como un resfrío, porque eso podría complicar la recuperación.

¿Conocés quién fue tu donante?

No, no te dicen nada. Por ahora no sé. (Piensa) Me tengo que preparar para preguntar. Además es una familia que tuvo la pérdida de un hijo hace 15 días, algo muy doloroso, entonces es muy pronto. Estaría bueno el día de mañana saber y demostrarle a la familia que estoy cuidando bien el corazón. Cada noche le digo “vamos a bien flaco, te voy a demostrar que te lo voy a cuidar”.

¿Después de lo que viviste cuál es el mensaje?

Que tenemos que cambiar mucho como sociedad y empezar a hablar en una mesa de café o en la mesa familiar sobre la importancia de donar órganos. Y del valor de hacerlo. El gesto más grande de amor como persona, además de tener un hijo, es donar órganos. En el peor momento o en el peor dolor tener la grandeza de sacar fuerza para darle una segunda oportunidad a otro.

¿Tenés en mente algún proyecto para cuando estés recuperado?

A mi hijo le prometí dos cosas. La primera fue volver, y lo hice. La segunda es un hermanito. Antes no podíamos proyectar agrandar la familia, necesitaba salud para hacerlo.

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“Fue un milagro”, dijo su esposa

Gabriela Nieto, esposa de Lucas, recordó los minutos antes de volver a casa: “Estaba re ansioso por llegar, la última noche me decía que no se podía dormir. Cuando entramos a la ciudad se le llenaron los ojos de lágrimas”, contó.

Luego explicó que hace 38 días la situación era muy diferente: “No hablaba, tenía otra cara, otra energía. Pero de un día para el otro cambió todo. Hoy no puedo creer que camine una o dos cuadras y lleguemos y esté bien. Antes no podía cambiar el aire, le costaba recuperarse. Yo no tenías más palabras de aliento. Ahora está re bien; por eso para mí fue un milagro”, afirmó Gabriela.

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La operación

Lucas convivía desde hace casi 10 años con una miocardiopatía dilatada, una afección en el sector izquierdo del corazón. Desde entonces sabía que, tarde o temprano, iba a terminar en la necesidad de un trasplante. Por eso se encontraba en lista de espera urgente desde el año pasado.

La intervención quirúrgica duró aproximadamente cinco horas y media en el Hospital Privado, en la capital cordobesa.