La historia de un trabajador que convirtió una changa en un emprendimiento familiar
En el Día del Trabajador, Juan José Buffa compartió el recorrido que lo llevó de la relación de dependencia en un fábrica a crear su microemprendimiento familiar desde el patio de su casa en barrio San Martín.
Juan José Buffa (44), es carpintero ebanista y fundador de “ConfortMar”, un emprendimiento de sillones que nació como una changa fuera de su horario laboral en una fábrica y hoy se sostiene como proyecto familiar.
“Me formé como carpintero ebanista en la escuela del Trabajo, me recibí en 1998 y desde ese momento hasta la actualidad siempre trabajé en el rubro de la madera”, contó. Durante sus primeros años, combinó el oficio con estudios de profesorado, pero fue en 2001 cuando decidió dejar la carrera para dedicarse de lleno al trabajo.
En 2003 ingresó a trabajar en el aserradero de la mueblería Erguanti, donde permaneció hasta 2011. Allí también intentó continuar con sus estudios: “Traté de estudiar un profesorado en geografía, uno en psicología, pero por la carga horaria no pude hacer más que un año”. Luego se volcó al rubro tapicero en otra firma del Parque Industrial, donde comenzó a vincularse con la fabricación de sillones.
Fuera de hora, para ganarse un dinero extra también realizaba tapizados en muebles y diversos arreglos. Poco a poco el trabajo le fue llegando y con el tiempo, lo que comenzó como un ingreso extra, se convirtió en un microemprendimiento: “Hasta que un día pasó a ser mi trabajo principal y de eso nació 'ConfortMar Living’, un emprendimiento familiar en el que somos productores de sillones”.
Un taller con raíces en el barrio
El emprendimiento tomó forma en el fondo de su casa, en barrio San Martín: “Este techo lo hicimos en 2015 junto con mi pareja-señaló en su lugar de trabajo-. Así como en la ciudad hay muchas casas que tienen un galpón atrás donde nacieron fábricas, nosotros buscamos eso”.
Hoy, en “ConfortMar” trabajan Juan, su pareja Gerónima, sus sobrinos y familiares cercanos. “Sabemos que el trabajo tiene una función social entonces tratamos de que la gente que trabaja acá con nosotros sea cercana”, explicó.
“Empezamos como una changa y se convirtió en un microemprendimiento. Tratamos de hacer escuelita, llamar a parientes o conocidos nuestros para que vayan aprendiendo el oficio. Y por suerte, mucha gente que nos ayudó a nosotros a trabajar y nos acompañó en el proceso, pudieron también desarrollarse ellos en el rubro”.
El nombre del emprendimiento surgió de la unión de “confort” y “Martín”, el nombre de su hijo. Desde allí, ofrecen productos hechos a medida, con servicio completo: corte, costura, carpintería y tapicería.
Formación permanente y reflexión
Además de su oficio, Juan destaca el valor de la educación: “Estudié una tecnicatura en administración en el Colegio San Martín por la noche. Eso me dio herramientas para poder administrar esto”. Actualmente cursa el profesorado de Historia y asegura: “La herramienta de la educación es muy importante para poder desarrollarme como emprendedor”.
En el marco del Día del Trabajador, reflexionó: “Con la edad uno llega a entender por qué se festeja el 1º de mayo, por qué se conmemora, porque en otras épocas hubo trabajadores que lucharon para tener unos derechos que hoy los tenemos y que hay que seguir defendiendo”.