Ariel Córdoba tiene 27 años y un mensaje claro: quiere trabajar. Hace unos días, publicó en redes sociales un posteo en el que enumeró sus cualidades: creatividad, compromiso, buena comunicación y búsqueda de soluciones. Pero lo que más se notaba, aunque no lo escribiera, era algo más profundo: las ganas de salir adelante y el deseo de ayudar a su familia. Su publicación se viralizó en cuestión de horas, pero hasta el momento no recibió ninguna propuesta laboral concreta.

Ariel vive en barrio Hospital, junto a su pareja Carla y su hija Olivia (6). Justamente, cuando su nena era bebé, un accidente de tránsito cambió su vida para siempre. Iba en moto por avenida Irigoyen cuando un camión cruzó desde calle Salta sin advertir su presencia. “Cuando el chofer me vio, ya estaba muy encima. Frené de golpe, la moto se patinó y le pegué con todo el cuerpo al tanque del camión. Eso me afectó la columna”, le relató Ariel a El Periódico.

La lesión le provocó fracturas en varias vértebras y daño medular, dejándolo sin movilidad en las piernas. Fue operado en Córdoba y recibió una de las noticias más difíciles: no volvería a caminar. “Fue muy impactante. Me costó mucho aceptarlo. Tuve que volver a conocer mi cuerpo, acostumbrarme a una nueva vida”, confesó.

La historia de Ariel, el joven con discapacidad que no se rinde y pide trabajo en redes

De tres trabajos a buscar una oportunidad

Antes del accidente, Ariel tenía tres trabajos. A la mañana cortaba el pasto en escuelas, a la tarde repartía churros junto a su esposa y por la noche trabajaba en una hamburguesería. “Siempre fui un emprendedor, me gustaba hacer cosas, moverme. Pero ahora todo cambió”, dijo.

Hoy, su única fuente de ingresos es una pensión por discapacidad, que apenas cubre el alquiler de 400 mil pesos mensuales. Carla, su pareja, también trabaja, pero el joven manifestó que “nos cuesta llegar a fin de mes. Entre el alquiler, los gastos de la escuela de nuestra hija, la comida, es imposible”

Por eso decidió hacer la publicación en Facebook. “La situación económica nos está ahogando. Hablé con mi mujer y le dije: quiero buscar trabajo, quiero ayudar, aportar algo más”, contó.

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“Nada me impide trabajar”

Ariel es independiente. Se cocina, se baña, limpia su casa. Gracias a la rehabilitación, logró desarrollar una rutina de autonomía. “Estoy en silla de ruedas, pero puedo hacer cosas. Me doy maña para todo. Me gusta la gastronomía, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea”, afirmó.

En su publicación ofrece creatividad, compromiso, buena comunicación y capacidad para buscar soluciones.

Desde que subió la imagen a sus redes, no para de recibir muestras de afecto, comentarios de aliento y cientos de compartidos. “Estoy muy agradecido. Soy creyente, le pedí a Dios una oportunidad, y sé que va a llegar. Pero todavía no apareció nada concreto”, lamentó.

Con la esperanza intacta, Ariel también piensa en retomar algún emprendimiento. “Siempre me gustó hacer cosas, vender. Me gustaría revender productos o arrancar con algo simple. Pero hace falta una inversión y por ahora no puedo”, expresó.

Mientras tanto, sigue esperando esa oportunidad que le permita demostrar lo que sabe hacer. “No quiero que me den algo por lástima. Solo necesito que me den una oportunidad. Yo puedo trabajar como cualquiera”, concluyó.

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