En diálogo con medios radiales, Osvaldo Di Benedetto contó cómo se le ocurrió realizar “este invento del amor”, una especie de “trencito” que consiste en enganchar carritos, hechos de tambores reciclados y tirados por él en su bicicleta. 

Tengo 62 años y siempre me dediqué a los ´fierros´, tengo una fabrica metalúrgica desde hace 42 años. Los últimos 5 años me fui dedicando a mis nietos. Haciéndoles cosas. Disfrutándolos cuando los tengo, los sábados y domingos. Y salió esto de poderlos visitar en bicicleta y me di cuenta que no había lugar para ellos. No los podía llevar. Son 4, entre 4 y 5 años”. 

Entonces, “Se me dio por agarrar tambores y fabricarles un carrito a cada uno. Ellos eligieron el color. Así que los llevo a los cuatro. Con cascos y seguridad. Butaca, respaldar y protector de goma para que no se golpeen”, relata el abuelo.

Además, dijo que se siente sorprendido por la repercusión que tuvo su invento y la reacción de sus nietos: “En la calle pasan los autos, filman, no me imaginaba que esto iba a llegar a este punto. Muchos me preguntan ¿cuando empezás a disfrutar? Y yo les pregunto qué es disfrutar. Para muchos es viajar, dejar de trabajar,  y yo les digo que disfruto de mis nietos. No hay palabras de sus sonrisas y sus miradas cuando se suben a los tachos. Y que lleguen a mi casa, me vean. Se vienen corriendo y me dicen: abuelo, vamos, vamos”. 

“No puedo entender que con poco tenga tanta trascendencia. Todavía se pueden hacer estas cosas. Escucho a mucha gente que se perdieron cinco generaciones pero se olvidan de la mía, de 50 y 60 años, que saben hacer cosas para dejarles a los chicos un oficio. Estoy muy orgulloso de mis nietos y mis hijos. Y de todo esto que hice”, aseguró el abuelo.

Fuente: La Nueva Mañana