Luego de un año de trabajo virtual, a raíz de las restricciones originadas a causa de la pandemia por coronavirus, finalmente Fundación Infantia se prepara para trabajar de manera presencial en el acompañamiento a madres y padres adolescentes de la ciudad mediante la realización de diferentes talleres.

Una de las primeras actividades presenciales del año tenía que ver con una feria, que estaba prevista realizarse hoy, pero finalmente por el mal tiempo debió suspenderse. Los ingresos que obtienen en estas ferias, que son realizadas periódicamente, le permiten a la institución sostener los talleres que vienen desarrollando desde hace varios años, que son llevados adelante por voluntarios. Este año, a los espacios ya existentes, planean sumar algunos nuevos.

“Este año nos estamos preparando para ver si podemos trabajar ya que el año pasado las mamás con sus niños no pudieron hacerlo de forma presencial. El año pasado, por la pandemia, nos hemos comunicado telefónica y virtualmente para ver sus necesidades y seguir en contacto con ellas, pero este año nos estamos preparando para poder, con todo el protocolo, tener contacto con las chicas”, explicó Vanesa Forti, la presidenta de la entidad.

En este momento se están realizando las primeras entrevistas para ir conociendo a las madres, ya que si bien el espacio también está dirigido a padres, son en su mayoría mujeres las que participan.

“Cada vez que comenzamos el año hacemos entrevistas con las chicas y ahí les preguntamos cuál es su situación, qué ha cambiado desde la última vez que nos vimos y cuáles son sus necesidades o proyectos, o qué quisieran hacer o aprender. Este año, aparte de los talleres de manualidades y costura, del roperito y de las nutricionistas y psicólogas, vamos a sumar el aprendizaje de RCP y algunas charlas con médicos pediatras que se han ofrecido. Y este año, al trabajar en burbujas con menos chicas, vamos a tener la posibilidad de enseñar bordado o tejido”, adelantó Forti.

El objetivo de los talleres es, además de brindar herramientas, funcionar como un espacio de contención. “Eso les va a servir para que ellas aprendan algo que les sirva en la vida. Nosotras hacemos eje en el acompañamiento ahora, pero queremos que les sirva para el día de mañana, no solamente por ser mamás, sino por ser personas. Hoy hay unas 16 chicas anotadas”, sumó Forti.

El contacto cara a cara, fundamental

Como en muchos otros espacios, la virtualidad reemplazó el contacto cara a cara, fundamental en lugares como Infantia, en que es imprescindible saber cuáles son las necesidades de las mamás o futuras mamás. Lo que, aseguran, dificultó la tarea.

“Al no ser presencial, se lastimó muchísimo la situación que se trabaja en la fundación, que es cara a cara, es entre ellas, es el grupo de pertenencia, es la asociación entre jóvenes que están en la misma situación, es alentarse una con la otra, y todo eso no se vio el año pasado, lamentablemente. Era una necesidad imperiosa, esa cosa de la comunicación cálida, de mirarse, eso que tiene el metalenguaje que va más allá de lo que puede ser un mensaje de chat. Se va como perdiendo la motivación, porque la motivación es la respuesta a un montón de otras cosas, no es una cosa que sale sola, sino que sale en función de un montón de otras cosas. Hay otras cosas que está muy bien que se hayan aprendido a hacer online, pero esto si no es presencial…”, lamentó Elsa Budassi, también integrante de la comisión directiva de Infantia.

Forti agregó: “El año pasado, aunque no las hayamos dejado solas u aunque las técnicas llamaron, no fue lo mismo. Te pueden decir que están bien, pero teniéndolas de frente vos las conocés, las mirás y te das cuenta si están realmente bien o si necesitan más ayuda, cosas que no se pueden decir por teléfono. Vos necesitás ese acompañamiento. Y cuando están juntas se dan consejos entre ellas. Es lindo verlas cómo se ayudan la una con la otra, cómo se aconsejan, cómo se sienten, están ahí y sienten que estamos para ellas porque realmente la Fundación está para las chicas”.

La escuela, el primer lugar donde se pide ayuda

Fundación Infantia trabaja con madres y padres adolescentes, desde los 14 años, principalmente en situación de vulnerabilidad.

Según explicaron desde la entidad, algunos embarazos no son deseados y otros sí. En cualquiera de los casos, los niños suelen crecer en un ambiente de vulnerabilidad, por lo que es muy importante acompañar en el trayecto.

“El embarazo en la adolescencia tiene múltiples causales, no voy a decir la falta de educación, porque a veces es la búsqueda consciente de un ser, de algo para ellas, son múltiples las razones, pero de todas maneras no es una situación que todos tengan solucionada. Entonces nos parece que el trabajo de la Fundación en esta etapa es fundamental. Y realmente quisiéramos abarcar mayor cantidad de jóvenes, pero siempre estamos acotadas con el espacio, con los horarios y con los honorarios”, explicó Budassi.

Seguidamente, detalló cómo llegan las y los jóvenes a la institución: “En función de que el año pasado no había presencia no hubo por ejemplo admisiones nuevas. Las escuelas secundarias son las que primero pidieron ayuda, compañía, no sabían qué hacer. Ahora está un poco mejor manejado. La Educación Sexual Integral vino a desmitificar la cuestión, porque lo primero que tiene el adolescente es el retirarse, encogerse, muchos dejan la escuela, cosa que es fundamental que sigan. Entonces hay, felizmente, como una cosa que se va aceptando, no está más tan mal mirado. Es madre y es madre por sobre todas las cosas. Después veremos con todas las demás cosas, que se pueden componer, mejorar, vehiculizar. Es complicado. Y si a eso se le agrega una situación de vulnerabilidad social, hay que manejar las cosas más profundamente”.

Además de las escuelas secundarias, muchas madres llegan a partir del “boca en boca”, guiadas desde el Hospital, o a partir de familiares, aseguraron.

“Tenemos gente que trabaja en el Hospital. Cuando las chicas llegan a su primera consulta, hay gente que les recomienda venir a Infantia”, apuntó Forti.

Budassi agregó: “A muchas las lleva la mamá, la abuela, la tía o una amiga. Generalmente llegan cabizbajas, les cuesta. Es un momento difícil para ellas, es un estado nuevo que a veces por más que inconscientemente se haya permitido no ha sido conscientemente buscado. Entonces por ahí necesitan que alguien las acompañe, solas no vienen”.

Los talleres, un lugar de contención

Budassi sostuvo que las situaciones personales de las adolescentes, muchas veces, son delicadas. Por eso hay espacios grupales pero otros particulares.

“Hay situaciones de violencia muy complicadas. Eso se trabaja individualmente, hay ciertos talleres que son para todas por su situación de mujer maternante. Pero después hay momentos en donde trabajan solas, de acuerdo a sus situaciones. Hay situaciones complicadas en algunos hogares en donde estas mujeres están. Y eso sí se trabaja  con psicólogas o asistentes sociales, o entre las dos”, detalló Budassi.

La mujer añadió: “Muchas tienen parejas, algunas estables y otras no tan estables, y otras no tiene pareja. Pero sí tienen familia. En general en estas situaciones de vulnerabilidad, estos grupos de familiares, de situación precaria muchas veces, son un apoyo muy importante, que ofrecen un nido de contención como pueden”.

“Pero pueden tener situaciones que resolver importantes, o tener que tomar determinaciones con la pareja, de poder decir ‘basta’, que no es tan fácil. A una edad joven y con un niño, poder decir ‘basta’ a una relación enferma o toxica, hay que trabajarlo, y eso es lo que se hace en la Fundación”, siguió Budassi.

“La intención es que ellas tengan esas dos horas donde sean ellas. Ellas van con sus niños y tenemos alguien que se encarga de cuidarlos para que ellas trabajen tranquilas. Es algo que hacen por ellas. Nuestra intención es que aprendan para hacer cosas para sus hijos. Les enseñamos a hacerlo bien para que el día de mañana la que tiene la capacidad, la que le gusta, pueda emprender y tenga una salida laboral. Es nuestra mayor alegría. No todas lo logran pero durante esas dos horas ellas sienten que alguien las cuida, que alguien se preocupa por ellas, que alguien les da algo a ellas. Hemos tenido buenos resultados. Hay chicas que por ejemplo hacen tortas excelentísimas”, reconoció la presidenta.

Agradecidos

Infantia forma parte del Consejo Asesor de Discapacidad, Niñez y Adolescencia con Derechos Vulnerados, lo que le permite recibir un dinero mensual por medio del cual se les pueden pagar los honorarios a los profesionales que trabajan en el lugar, no así a los voluntarios, que trabajan de manera desinteresada. Además, trabaja en un edificio cedido por el municipio por lo cual, al no pagar alquiler, aseguran que “pueden existir”. Por su parte, se valen de donaciones de particulares e instituciones, algunos fijos y otros ocasionales, que les permiten sostener los talleres que se brinda.

Por todo ello, desde la entidad se mostraron muy agradecidos y explicaron que la feria que iban a realizar este sábado, que debió suspenderse por lluvia, iba a poder realizarse producto de las donaciones que reciben y que, por la población con la que se manejan, no pueden utilizan.

Forti destacó: “Estamos muy agradecidos. Con lo que se recauda en las ferias se compran alimentos, leche o pañales, que es lo que generalmente, salvo que haya alguna campaña o donación especial, no se obtiene.

“San Francisco es solidario cien por ciento”, cerró Budassi.