Tres proyectos de escuelas de San Francisco, entre ellos el proyecto de un grupo de estudiantes de 4to año B del IPET N° 50 “Emilio F. Olmos”, clasificaron a la instancia provincial de la Feria de Ciencias y Tecnología, una propuesta educativa que presenta desafíos pedagógicos de diversa índole.

El evento es organizado en conjunto entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba e invita a participar a los distintos niveles educativos en sus diferentes modalidades educativas.

El trabajo que realizaron los estudiantes consistió en investigar qué se podía hacer con el ácido que usan en las placas de cobre para circuito electrónico y que sobra, ya que no se puede reutilizar muchas veces, porque tiene una vida útil limitada, y desecharlo se vuelve imposible por su toxicidad. Con la investigación lista, llevaron adelante distintos procesos por medio de los cuales lograron separarlo en distintos compuestos a los que les dieron un nuevo fin.

Por un lado crearon un fertilizante para plantas mientras que por el otro consiguieron un desinfectante para limpiar. El proyecto se denominó "Reutilización de sales".

A la izquierda, el líquido desechado. A la derecha, el fertilizante que lograron conseguir.
A la izquierda, el líquido desechado. A la derecha, el fertilizante que lograron conseguir.

En primera persona

Si bien en un primer momento todo el curso comenzó a trabajar en el proyecto, con la Feria de Ciencias se redujo el equipo de trabajo, quedando conformado por los estudiantes Morena Bustamante, Joel Garcia, Joaquín Previale, Alexis Montiel y Lautaro Lomi, y los docentes Jorge Rossi, Verónica Gallo y Lorena Gallo.

Bustamante comentó cómo fue el trabajo: “Nuestro proyecto surgió a principios de año con la idea de volver a reutilizar el ácido que utilizamos para disolver el cobre de las placas. La primera idea que hubo era reutilizar este ácido pero no se pudo. Realizamos una electrólisis, que era separar los compuestos a través de la electricidad, y no obtuvimos nada más que cobre y hierro. Entonces de ahí surgió la nueva idea, que era realizar el agua de riego”.

García, en tanto, agregó: “Después hicimos varios procesos de secado para ir separando los compuestos. También separamos el cloro del ácido, aunque ácido esté mal dicho. Lo usamos para hacer un desinfectante. Y lo que quedó, que era hierro y cobre, lo utilizamos para hacer el agua de hierro. Esa agua de hierro tiene un pH 5 que esrá bastante bien para lo que es una planta. Y aparte el hierro y el cobre la ayuda en el crecimiento”.

Respecto a por qué no podían desecharlo, Bustamante explicó que este ácido “es muy dañino y tóxico” tanto como para las personas como para el medio ambiente. Y que utilizado demasiadas veces se vuelve mucho más tóxico.

“Todo esto surgió principalmente porque vimos que el cloruro férrico después de utilizarse se volvía inútil y no se podía tirar porque era muy contaminante. Entonces se guardaba y se iba acumulando en el sótano. Por eso quisimos encontrar una forma para que se reduzca el impacto ambiental que se producía”, sostuvo Previale.

Charlas educativas

Con las conclusiones de la investigación, los estudiantes encabezaron una charla dirigida a sus compañeros de la misma especialidad con el objetivo de informar esta novedad e invitar al resto a hacer lo mismo.

“Dimos una charla para los otros cursos de electrónica, para que sean conscientes de lo que produce este ácido. Y para que tomen recaudos, porque descubrimos que el pH es muy bajo, y muy tóxico y muy dañino, y no se estaban usando las correspondientes normas de seguridad”, añadió Lomi.

¿Qué es el Ph?

El pH es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución acuosa.

Jorge Rossi, ayudante técnico del laboratorio de Ciencias Naturales, explicó que la escala de pH de las sustancias que vemos a diario va del 1 al 14, en donde 7 sería neutro, como el del agua.

“Dentro de la parte ácida tenemos los débiles y los fuertes. Los ácidos débiles son todos los orgánicos que podemos consumir: el ácido cítrico del limón, el ácido acético del vinagre. Ahora hay ácidos mucho más fuertes, como el ácido sulfúrico, que es el que se encuentra en las baterías, que no los podemos consumir. Y reacciona para otras cosas, no para nosotros. Y esos son declarados pH ácidos fuertes”, detalló.

Seguidamente, amplió: “Y del 7 hasta el 14 vienen todas las sustancias alcalinas, por ejemplo los jabones, el dentífrico, el bicarbonato de sodio, que tienen un alcalis o una basicidad suave, pero que también, en gran escala, pueden causar algún efecto, por eso tampoco los consumimos. Por ejemplo el cloro, si bien es una base, no la podemos consumir porque es una base fuerte”.

Experimento

Con el cloro que pudieron obtener, los estudiantes fabricaron un líquido desinfectante, que usan para tareas de limpieza en los laboratorios.

En tanto, para probar que el fertilizante funcionaba, el equipo consiguió dos plantas y empezó a regarlas: a una con agua y a otra con el fertilizante. El resultado fue evidente.

A la izquierda, la planta regada con agua de canilla. A la derecha, la planta que fue regada con fertilizante.
A la izquierda, la planta regada con agua de canilla. A la derecha, la planta que fue regada con fertilizante.

Verónica Gallo, profesora que estuvo a cargo del proyecto, indicó: “El líquido original que ellos desechaban, que actualmente se estaba acumulando para no tirarlo para no contaminar, tiene un pH menor a 1, muy ácido, es muy dañino para el ser humano y el medio ambiente. Entonces lo que se logró, mediante distintos procesos, fue extraer cloro, hierro y cobre, y con éstos dos últimos, diluidos en agua, fabricamos una solución de riego”.

“El hierro y el cobre son buenos para las plantas. El agua de riego quedó más o menos con un pH de 5, que es óptimo para el riego. Y lo comprobamos en dos plantas. Tenemos una planta testigo y una planta experimental. A una la regamos con agua de canilla y a otra con esta solución: está mucho más linda la planta que regamos con la solución que pudimos obtener”.