Ramón Falco Gaetán o Don Gaetán a secas, el último placero de la plaza de barrio Cottolengo, durante más de 20 años, falleció el pasado 4 de junio a los 92 años.

El hombre había permanecido en silla de ruedas durante más de un año luego de quebrarse el fémur en un accidente doméstico y desde entonces no volvió a caminar. Según uno de sus hijos, falleció por muerte natural, tras estar internado durante algunos días.

En 2012, El Periódico había entrevistado a este querido personaje de barrio Cottolengo cuando todavía realizaba funciones en la plaza del sector.  

Ramón era oriundo de Villa Concepción del Tío, pero en 1972 se radicó en nuestra ciudad y se pasó la vida trabajando. Era un multioficios o un “todero”, arreglador de todo y la suya fue una historia de sacrificios y dedicación.

“Toda mi vida trabajé, no le tengo miedo al trabajo y antes de quedarme en casa, prefiero estar en las plazas haciendo algo”, había reconocido en aquella entrevista a sus 84 años.

Algo de su historia

Don Gaetán había trabajado 18 años en la firma Corradi y poco después de jubilarse fue convocado por el centro vecinal de barrio Cottolengo para que se hiciera cargo de la placita.

“Desde entonces hago mantenimiento. Cuando hay que cortar el pasto lo corto, cuando hay que barrer lo hago y cuando hay algo que arreglar si yo puedo lo reparo. Nadie me manda, hago de cuenta que soy dueño de la plaza”, contaba con orgullo.

Falleció don Gaetán, el último placero de barrio Cottolengo

Al principio, Don Gaetán arrancó solo con una bordeadora eléctrica, con cien metros de prolongación y un rastrillo, y de a poco se le fueron sumando algunas máquinas más modernas hasta llegar a un tractorcito.

Ya en aquella época Ramón se cuestionaba vivir de su jubilación sin hacer nada: “Me decían que ya no estoy para esto. ¿Pero qué hago sentado todo el día en casa?”, se preguntaba. “Yo trabajo desde los 8 años en el campo, así que ya sé lo que es la vida, me crié trabajando y casi que me voy a morir trabajando”, sostenía.

El accidente hogareño le impidió retirarse como él hubiera querido, sin dudas los vecinos y sus plantas ya lo extrañan.