Marianela Belén Fernández nació en San Francisco el 11 de junio de 1984; vivió en barrio 9 de Septiembre hasta los 21 años, hasta que decidió irse a Buenos Aires en busca de oportunidades. “Toda mi vida soñé con viajar, recorrer el mundo, y por diferentes motivos siempre lo postergaba por cosas o situaciones ‘más importantes’”, cuenta Marianela.
En el año 2011, luego de 6 años viviendo en “la loca ciudad de Buenos Aires”, una amiga, Valeria Giletta, le propuso viajar unos meses a Nueva Zelanda. “No sabía ni dónde quedaba, pero nos pusimos en campaña; lo complicado es obtener un tipo de visa que te permite permanecer por un año en el país, como turista y al mismo tiempo trabajar. Pero tiene un cupo limitado de sólo mil visas por año”, explica.

Por esas cosas del destino Marianela obtuvo su visa, pero su amiga no. “Entré en pánico porque tenía que hacer el viaje sola. Pero me decidí, porque estas cosas te pasan una vez en la vida”, recuerda.

“Un país increíble, verde, limpio”

Fue su primera impresión en tierras neozelandesas, donde arribó un 13 de marzo de 2012. “Mi nivel de inglés era casi de principiante. No fue fácil entender, pero definitivamente el idioma no fue una limitación. No quedó otra que aprender”, dice.

Se instaló en la ciudad de Blenheim, luego se mudó a Dunedin, vivió unos cuatro meses en Balclutha y luego la apacible Picton. “Realicé trabajos que jamás hubiese imaginado. Empecé en una fábrica de alimentos congelados, en control de calidad; luego en una granja lechera criando terneras, increíblemente una linda experiencia, y por ultimo en un hotel en Picton. Trabajé duro y muchas horas,  pero viví muy bien y pude ahorrar y recorrer el país”, expresó la joven.

En el medio de su aventura pasó algo que Marianela no tenía en sus planes: se enamoró. Conoció a Ezekiel Evan Samuels, un neozelandés descendiente de la tribu Ngapuhi, y encontró un compañero de camino. Con él recorrió todo el país y ahondó aún más la bella cultura de aquel país.

“Mi plan es seguir viajando, mis próximos objetivos son Australia, el sudeste asiático (Tahilandia, Indonesia, Malasia, Cambodia, India) y Sudamérica y hasta donde pueda. Hay tanto mundo por recorrer, es tan linda la vida”, finalizó con una sonrisa Marianela.