“Creo que lo importante en medio de esta crisis por la pandemia y por lo que me pasó con la enfermedad fue no quedarse estancado. Y no pasa solamente por el tema de hacer un negocio o buscar facturar, sino de no quedarte enrollado con lo negativo porque es hasta terapéutico desarrollar cualquier proyecto que te ayude a despejar la mente”.

Así cuenta Ariel Muratore (55) que nació su flamante emprendimiento de fabricación y venta de cuchillos tácticos militares empleados en la Primera y Segunda Guerra Mundial y el enfrentamiento por las Islas Malvinas.

Fue, en resumidas cuentas, una forma de hacer frente al encierro de los primeros meses de cuarentena obligatoria ante el coronavirus y una especie de terapia para mantener la mente ocupada mientras transitaba el tratamiento de quimioterapia, ante un cáncer de linfoma en los ganglios de su garganta.

De esta manera, nació “Cuchillos Elite”, tal como Ariel y su hijo Ángelo bautizaron al emprendimiento que tuvo una muy buena aceptación en la comunidad y que además ya vendió piezas a los más remotos puntos del país.

La crisis y sus oportunidades

Desde el año 1993, la familia Muratore está al frente del comercio de venta de marmolería y plata de arte funerario, al cual le fueron agregando el mecanizado de piezas para terceros, entre ellos la firma Macoser.

Sin embargo, la pandemia y los vaivenes de la economía impactaron de lleno en el negocio familiar, por lo que Ariel decidió echar mano a una idea que venía barajando hacía tiempo: “En medio de la cuarentena más rígida fue que nació la idea de hacer los cuchillos militares. A nosotros siempre nos gusta, de vez en cuando, hacer en el taller algún cuchillo para comer los asados o para tener. Y dijimos, con las máquinas que tenemos podemos hacer esto”, asegura Muratore.

En pandemia y como terapia, comenzó a fabricar cuchillos militares y los vende al país

Para Ariel e hijo fue un proceso de varios meses de investigación, pruebas, aciertos, errores y descubrimientos. “Es algo que te mete en la historia, a indagar un poco, a sacar los porqué se pensaron ciertos detalles en estas armas. No porque reivindiquemos la guerra ni mucho menos, sino porque siempre nos apasionaron los cuchillos y sus historias”, revela.

Y es que según el emprendedor, “al argentino le gusta mucho los cuchillos porque forman parte de nuestra cultura, ya sea para comer un asado con los amigos o para coleccionar. Y la reacción ante lo que hicimos fue muy linda enseguida, si bien está destinado a un público muy singular como es la gente a la que le gusta los artículos militares, la caza, la pesca, enseguida llamó la atención que se hicieran este tipo de piezas casi artesanales en San Francisco. Recibimos muchas felicitaciones y eso nos alentó”, admite.

La primera pieza

Ariel cuenta que la primera pieza que realizaron junto a su hijo fue el cuchillo de Paracaidistas argentino modelo 1948. “Fue el primero por varias razones -explica Muratore-, por un lado teníamos uno en el monumento de la plaza Arquitectos Sociales que me había regalado un compañero mío de promoción y nos lo robaron y la idea fue reponer esa pieza. Dijimos si hicimos esto podemos mejorarlo y hacer otros”. 

Y continúa: “Para mí es el cuchillo más emblemático de nuestra historia, oficiales y suboficiales lo llevaron a la Guerra de Malvinas como provisión propia, es decir los habían comprado. Y por otro lado, fue el primer cuchillo que tuve en mi carrera militar y que también tuve que comprar. Me generó muchos sentimientos poder hacerlo porque lo tuve de pibe mientras estuve en el Ejército”, rememoró. 

En pandemia y como terapia, comenzó a fabricar cuchillos militares y los vende al país

Muratore realizó una carrera militar hasta ser oficial de infantería, estuvo en el Ejército argentino desde 1982 hasta 1987.

Luego, padre e hijo fueron recreando el legendario cuchillo de trinchera MK1 1918 de los Marines de Estados Unidos, la daga “Fairbairn-Sykes” utilizada por los comandos británicos en la Segunda Guerra Mundial y en el conflicto del Atlántico Sur -la guerra por las Islas Malvinas-. También se sumaría al inventario la "Push Dagger" o "Dagas de Empuje" -cuchillos muy usados en la Primera Guerra de trincheras- y también el cuchillo de cazador argentino.

Ariel revela que la investigación y la realización de los templados para los cuchillos fue lo que más tiempo de prueba y error les demandó: “El secreto de un buen cuchillo está en el temple de la hoja y eso nos demandó tiempo y trabajo. Como también el grabado químico. Conseguir un acero que tenga mucho carbono y lograr un buen templado son claves para que el arma sea funcional sino serían solo cuchillos de decoración y no es lo que hacemos”.

La enfermedad y una terapia

En octubre de 2019, mientras se afeitaba Ariel notó una dureza en la zona del cuello que le llamó la atención; lo comentó con la familia, quienes enseguida hicieron que fuera revisado por un médico. “Cuando me dijeron tenés un tumor, no recuerdo más nada. En un proceso de nueve días me hicieron los estudios y era un cáncer de linfoma que se da en los ganglios. Me operaron y empecé con la quimio. Si yo no me tocaba o no me daba cuenta la enfermedad hubiera seguido adelante, por eso la importancia de detectarlas a tiempo”, asegura.

Mientras combatía su enfermedad se decretó la cuarentena obligatoria y allí reflotó la idea de fabricar los cuchillos, un proyecto que según él fue vital para “mantener la cabeza ocupada”. “Necesitaba distraerme a cualquier precio porque la cabeza te juega mucho, meterme en esto con mi hijo y la familia me ayudó muchísimo a salir adelante”, expresa. “Gracias a Dios -agrega- me encuentro en un proceso de remisión de la enfermedad, con controles pero muy bien, este proyecto y la familia sobre todo, fueron fundamentales para seguir activo y no bajonearme”.

Mientras tanto, esta singular iniciativa continúa creciendo, con la idea de incorporar más piezas a la colección y con gratas sorpresas: “Hemos recibido pedidos de los lugares más dispares de la Argentina, desde el extremo de la selva misionera hasta el sur del país, Mar del Plata, Bahía Blanca, La Plata, Mendoza, la verdad estamos muy satisfechos”, cierra Ariel.

En pandemia y como terapia, comenzó a fabricar cuchillos militares y los vende al país

Contactos. https://www.facebook.com/cuchillos.elite

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