Recientemente  JCI San Francisco, una ONG que a nivel internacional está compuesta por personas de entre 18 y 40 años que buscan generar cambios positivos de impacto global, distinguió a los jóvenes sobresalientes de la ciudad, entre los cuales estuvo postulado Luis Acosta (22) en la categoría Liderazgo y Logros Académicos.

Recientemente, el joven fue electo como abanderado de la Tecnicatura Superior en Enfermería Profesional, carrera que cursa en el Instituto Superior Madre Teresa de Calcuta. Hijo de un padre analfabeto, y con grandes dificultades económicas, su logro llegó a partir de un largo camino en el que sobresalió su esfuerzo y perseverancia para sortear los obstáculos.

El interés por la salud

Su pasión por la medicina comenzó a los 16 años cuando, divorciados sus padres, se fue a vivir con su abuela paterna. “Ella fue el puntapié para que yo empiece a estudiar algo relacionado a la salud, porque empecé a cuidarla y a ver qué necesitaba para mejorar su calidad de vida. Con ella hacíamos diferentes ejercicios, actividades, talleres, íbamos al médico, la acompañaba”, contó”.

Pero estudiar Medicina no estaba dentro de sus posibilidades, en cuestiones económicas. “En ese momento empecé a trabajar. Le pedí a mi papá que me ayudara a conseguir un laburo para empezar a ahorrar y en un futuro estudiar Medicina”, recordó.

Tuvo varios trabajos: nacido en San Francisco, pero viviendo en Zenón Pereyra desde pequeño, fue cobrador de una biblioteca en esa localidad, para la que además llevaba a cabo balances de manera semanal. También fue mozo, bibliotecario y hasta guía en el museo Bucci.

El secundario también despertó su interés por cuestiones relacionadas a la salud. Si bien debió a ir a una escuela con orientación en Economía, y no en Ciencias Naturales como anhelaba, se esforzó por aprender sobre lo que más le gustaba.

“Tuve Biología en primer año del secundario y la profesora, como sabía que era algo que me gustaba, junto a otros profesores de Química y Física me daban actividades extra o me daban otros materiales, aparte de los de clase, y así fui investigando y capacitándome”, contó.

Su camino profesional

Poco después, en cuarto año empezó a plantearse qué seguir estudiando: “Tenía dos caminos: obviamente que medicina, que es mi gran pasión, y el turismo. En quinto dije de empezar a preparar el ingreso de Medicina en la Universidad Nacional de Rosario. Yo tenía unos cuantos ahorros y cuando terminé la secundaria viajé para hacer el ingreso pero no me alcanzó el dinero y me tuve que volver. Al volver pensé en hacer el camino, desde lo más básico. Entonces me becó la Fundación Kevin RCP y me dieron una beca para estudiar Operador Sanitario en Emergencias y Rescate, entonces me gradúo en la Fundación Kevin con una extensión de la Universidad Nacional de Córdoba”. 

Instalado en San Francisco por un trabajo temporal en una clínica, vio la oportunidad de estudiar Enfermería. Y se anotó. Para poder culminar la carrera, consiguió trabajo en la Clínica Privada de Psiquiatría, donde permaneció hasta que terminó de cursar.

Abanderado de la carrera

Al finalizar segundo año, recibió una noticia que lo inundó de felicidad: fue electo abanderado.

“Fue enorme. Cuando hacen el pasaje de bandera llamaron a todos, nos habían dicho que éramos cinco los preseleccionados pero no sabíamos en qué puesto nos iba a tocar entonces. Cuando dan el nombre del anteúltimo, primer escolta, que era un compañero, fue increíble, un mar de sensaciones, de pensar en mi familia y en mi papá, que es analfabeto porque no tuvo la posibilidad de estudiar”, rememoró.

Para conseguir su meta fue necesario ser seleccionado por sus compañeros y portar un buen promedio, que en su caso es de 7,45.

A la espera de su título, que llegará cuando se habiliten las prácticas profesionales, postergadas por la pandemia, sabe que su meta es la carrera de Medicina.

El joven que puso esfuerzo y perseverancia por delante de sus obstáculos

Luis y su papá el día que le otorgaron la bandera, a quien le agradeció su apoyo incondicional y los valores que le dio desde pequeño.

Su presente y futuro 

Mientras aguarda por ese sueño mayor, continúa trabajando para la misma empresa pero en Pilar, provincia de Córdoba, donde funciona un hogar de ancianos y un centro de rehabilitación en donde se abordan personas con problemas psiquiátricos.

Asimismo encaró, recientemente, un proyecto que combina sus dos pasiones: el turismo y la salud. Así, en “Las Aventuras de Luighi”, irá recorriendo distintos pueblos compartiendo sus conocimientos sobre salud para sus pacientes a través de emisiones audiovisuales.

“El proyecto busca seguir educando a la población, porque la idea es que yo retribuya a la población lo que me está brindando. El puntapié fundamental para iniciarlo fue la postulación para JCI. Ahí dije ‘este es el momento justo para empezar mi proyecto y unir mis dos pasiones’”, detalló.

Sobre el final, se mostró feliz por la postulación como joven sobresaliente, reflexionó acerca del camino recorrido y agradeció a quienes lo ayudaron en el trayecto: “Siempre digo que este tipo de reconocimientos es un dualismo, porque te hace pensar en todo lo que vos hiciste, en todo el esfuerzo que vos pusiste durante todos estos años para estudiar y trabajar en salud , que es lo que me nace. Y porque a la vez puedo decirles a otros chicos que se puede hacer, que si tienen un proyecto, o el plan de estudiar una carrera, un oficio o lo que fuere, y que a veces tienen impedimentos socioeconómicos, que son solo una valla que se puede saltar. Solo se necesitan fuerzas y un poco de ayuda”.

“En mi caso mi viejo y mi abuela fueron fundamentales. Es muy gratificante, tengo 22 años y lo que he logrado en este tiempo es muchísimo. Nunca hubiese pensado llegar a ser abanderado de Enfermería. Siempre quise estudiar para poder ayudar a los pacientes, a los colegas, a las personas que están en la calle, y este tipo de reconocimientos es un boom de energía para poder seguir adelante”, concluyó.