El final de la película está cerca
El final de la película está cerca
Alquilar una película en VHS, pasar por el kiosco a buscar unos chocolates y luego ir a casa para verla sentado cómodo en un sillón era para mí la mejor opción para un sábado a la noche de invierno. Del crudo invierno que existía en la década del noventa, donde no daba ganas de asomar ni la nariz por la puerta. Recuerdo de adolescente que ponía las piernas arriba de una silla, me echaba plácidamente en un viejo sillón y le daba “play” a la aventura y a la videocasetera, esa que ya ni sé dónde fue a parar.
Tanto para mí como para muchas familias en esa época, el alquiler de VHS se vivía como una ceremonia del entretenimiento. Se asemejaba a un ritual.
Por cercanía, el videoclub Primera Fila, uno de los históricos del rubro en nuestra ciudad, era mi elegido. ¿Quién no alquiló alguna vez una peli ahí? Sus pasillos llenos de títulos cinematográficos lo ponían a uno frente a muchos de sus ídolos de infancia: Rambo, Terminator, Robocop, Superman. Además era inevitable no tentarse cuando más de uno salía sonrojado de la habitación de la derecha del mostrador donde se exhibían las condicionadas. Habitación que hoy ya no existe y que sirve de sala de reunión entre amigos.
Eso era 1ª Fila antes del ocaso de los videoclubes. Un negocio con más de tres décadas que en sus mejores inviernos alquilaba un promedio de entre 350 y 400 títulos en VHS. Pero nada es para siempre.
Cerca del adiós
Un cartel de venta del inmueble donde funciona el videoclub por calle Belgrano, a metros de Vélez Sarsfield, hace presagiar el final, aunque todavía se desconoce la fecha.
Victor Gastaldi, propietario del negocio, contó a El Periódico que el dueño de la propiedad decidió ponerla a la venta y en caso de venderse desaparecerá este bastión para los adoradores del cine en casa. Pero si no se vende, igual aseguró que el final no está tan lejos: “Lo conservo porque estoy jubilado y vengo a distraerme un poco durante la tarde noche, además también lo uso como lugar de reunión con amigos”, reconoció.
Gastaldi rememoró los buenos tiempos de su negocio, cuando la televisión no era lo que es actualmente: “En las buenas épocas alquilaba un sábado de invierno unas 350 películas, alcanzando el récord de 450 en un día de llovizna persistente”. Luego llegaría el canal HBO, exclusivo de películas, que Cablevisión hizo debutar abiertamente un sábado: “Ese día me mermó el alquiler en cien películas más o menos”, aseguró.
Al consultarlo sobre la película más alquilada, Gastaldi respondió sin ninguna duda: “Titanic”. Llegó a comprar 18 cassettes que se alquilaban y reservaban permanentemente por las fanáticas de Leo Di Caprio.
El ocaso
La llegada del DVD, pasando por la variedad de canales de películas que ofrecen los paquetes premium del cable, y por supuesto la piratería, complotaron contra este negocio. “Por ahí venían y me decían que tal video ya tenía una película que todavía no se había estrenado en el cine. Y la gente la buscaba igual en internet, aunque se viera mal. Ahí es donde empieza a destruirse el negocio”, contó.
Actualmente en un sábado de invierno Gastaldi no alquila más de sesenta películas, lo que hace replantear su continuidad: “La propiedad está a la venta; hoy cubro los gastos pero el negocio tiene poca vida”, confirmó.
Por el momento las puertas están abiertas, no solo para alquilar una peli sino también para darse un baño de nostalgia, que de vez en cuando viene bien.