En épocas remotas el rey de Tailandia para agradecer la labor de algún súbdito le regalaba un elefante blanco. Ese tipo de paquidermo era poco común y por esa razón era considerado sagrado. El súbdito entonces debía agradecer el presente, darle comida especial y ponerlo a disposición de quienes quisieran visitarlo y venerarlo. En conclusión, el regalo se convertía en un costo que muchas veces terminaba arruinando al beneficiario.

De ahí que la expresión “elefante blanco” hizo carrera sobre todo en arquitectura y en la actualidad sirve para designar a grandes obras que terminan convirtiéndose en cadáveres inmobiliarios.

En nuestra ciudad hay varios “elefantes blancos” que por falta de ideas o presupuesto fueron quedando abandonados, cuando en realidad podrían tener un buen aprovechamiento social.

Edificio y ex fábrica Tampieri

El edificio de 9 de Julio esquina Irigoyen se encuentra bajo un convenio de comodato entre el municipio y la empresa Tres Molinos SA, sin embargo su estado es de total abandono. La falta de mantenimiento produjo semanas atrás, la caída de mampostería sobre la calle.

En su interior cuenta con 10 mil metros cuadrados cubiertos y se trata de un espacio adaptable a muchas actividades.

En 2014 alumnos de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) presentaron tres proyectos para recuperar el lugar. Había sido en el en el marco de un convenio de colaboración académica entre el municipio y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCC. Sin embargo, ninguna de estas ideas prosperó.

El pasado 6 de julio fue aprobado en el Concejo Deliberante un proyecto presentado por el bloque de Cambiemos en el que exige que la empresa Tres Molinos-que está exceptuada del pago de impuestos- se haga responsable de los arreglos en el edificio.

Edificios en desuso: los “elefantes blancos” de la ciudad

Una planta alta vacía hace mucho tiempo

La enorme planta alta ubicada sobre el supermercado Vea en bulevar 25 de Mayo al 2100, lleva muchísimos años vacía.

La histórica construcción pertenece a la familia Boero y si bien el año pasado se realizaron arreglos en la fachada y algunas remodelaciones en su interior, todavía puede verse el cartel de una inmobiliara local que lo pone en alquiler.

En dichos salones funcionó el recordado Supercoop en los años ochenta. Aunque la primera referencia sobre ese lugar data de 1927, cuando estuvo “Casa Mariani”.

Posteriormente pasó a ocupar ese lugar “Grandes Almacenes Boero”, una casa de ramos generales para la ciudad y la zona. Más adelante, el céntrico lugar fue ocupado por “Romero, Busso y Cía”, seguido por “La Cumbre”.

Así llegó el turno del “Supercoop” en los años 80. Pero con el cierre de esta firma a principios de los noventa, el primer piso ya no volvió a utilizarse comercialmente, salvo por algún evento puntual.

Edificios en desuso: los “elefantes blancos” de la ciudad

El cine Sarmiento

Funcionaba en calle 1º de Mayo, a pocos metros del bulevar Sáenz Peña, en el barrio homónimo y tuvo vida desde 1959 hasta finales de 1985. Hoy, ese lugar que vivió décadas de esplendor está abandonado, y salvo el hall que se muestra en mejor estado, el resto del edificio se encuentra en ruinas.

El cine Sarmiento fue inaugurado el 20 de junio de 1959 y en diciembre de 1985 fue su última función, con la proyección de “Los violadores” y Corrupción carnal”.

La sala fue adquirida tiempo atrás por una familia de nuestra ciudad, pero no hay proyectos para poner en valor nuevamente el espacio. Mientras tanto sigue en pie conservando en su interior restos de una jugosa historia.

Edificios en desuso: los “elefantes blancos” de la ciudad

El ex edificio de la escuela San Martín

Otro “elefante blanco” que causa preocupación en vecinos de la zona es el edificio donde funcionó la escuela San Martín en la esquina de las calles Pueyrredón y Cabrera.

Los vecinos de la zona hace años reclaman por el mal estado del inmueble, la oscuridad del sector y la inseguridad que les genera.

El inmueble hace varios años está abandonado y en desuso y si bien el edificio pertenece a un privado, tiene varios accesos por la cual, según vecinos, ingresan personas al lugar en cualquier horario, aunque sobre todo por las noches.

La vereda del establecimiento también especio de controversia con los vecinos ya que se junta basura continuamente y no hay responsable de limpiarla.

En junio del 2014, un grupo de jóvenes le dio un poco de vida a la fachada del edificio con el pintado de murales. Poco a poco se volvió a decolorar.

Edificios en desuso: los “elefantes blancos” de la ciudad