Lorenzino, el viceministro de Economía Axel Kicillof, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y la presidenta del Banco Central Mercedes Marcó del Pont, expusieron hoy durante seis horas ante las comisiones de Presupuesto, de Economía e Inversiones y de Justicia, que debe emitir el despacho para que pueda ser debatida en el recinto de sesiones, y expresaron un mensaje explícito sobre el objetivo de promover el empleo y la inclusión social inherente a todas las políticas económicas.

En ese marco, la medida de exteriorización de capitales aspira a captar una parte de los 56.000 millones de dólares billete que se encuentran dentro del país -según estadísticas de Estados Unidos- y de los más 150.000 millones de dólares que se encuentran en el exterior, producto de la fuga de capitales que se acumularon en la últimas décadas.

El gabinete económico escuchó las inquietudes de los legisladores opositores, que se centraron en la inflación, el dólar del mercado ilegal, la caída en las reservas. No faltaron chicanas dirigidas a Lorenzino, Moreno, y Kicillof, quienes se esmeraron en responder todas las inquietudes en detalle.

Uno de esos momentos fue cuando el senador de la UCR, Gerardo Morales, pidió explicaciones al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por los Certificados (Cedin).

"Con ese Cedin de 100 dólares, en la fábrica de ladrillos, se va a llevar cantidad de ladrillos al precio que el fabricante tenga de lista, equivalente a los $US100, que será al cambio oficial que hubiese en ese momento", dijo Moreno a Morales.

"Cuando el fabricante de ladrillos quiera retrotraer la operación, se presentará al BCRA con el Cedin, con la factura de venta, y el Banco Central le dará los $US100 correspondientes", añadió el secretario, quien de todos modos no logró contentar a Morales con la respuesta.

Ante una pregunta sobre el valor del dólar, el senador Aníbal Fernández primereó y contestó: "el dólar hoy vale $5,23".

En cada exposición, los funcionarios fueron enfáticos en sostener que el Gobierno no avanzará con ninguna devaluación. "No existe razón por la cual el gobierno vaya a incurrir en una devaluación y no lo va a hacer", recalcó Lorenzino.

"Hablar de devaluación y no de inflación, es hipócrita", dijo, tras explicar que la devaluación termina en recesión. "Los que piden devaluación no dicen que trae como consecuencia la pérdida de poder adquisitivo", dijo.

Por su parte, Kicillof, que realizó una detallada exposición macroeconómica sobre las devaluaciones ocurridas en los últimos 60 años, afirmó que "los que piden devaluación profundizan la tendencia a la bimonetización" de la economía.

Explicó que la preferencia de los argentinos por el dólar "es el resultado de políticas económicas erradas previas a este gobierno y que fueron dictadas por organismos internacionales".

El funcionario dedicó tiempo para diferenciar las devaluaciones ocurridas hasta los `70, de las de ocurrieron a partir de la última dictadura: mientras que en la primera etapa hubo devaluaciones para sustituir importaciones, la segunda fue especulativa y financiera, para favorecer la fuga de capitales.

Agregó que la primera no tuvo éxito debido a la alta dependencia de bienes de capital en las importaciones, que provocaban una crisis en la balanza de pagos y los fenomenos conocidos de marcha y parate de la economía (stop and go).

Explicó que en la Argentina una devaluación provoca un traspaso a precios con una alta correlación: es decir, por cada suba del precio del dólar en un punto, los precios suben de una manera casi igual, en 0,8 puntos.

A su turno, Marcó del Pont aclaró que "con estas nuevas medidas no se pretende volver a dolarizar la economía".