Este miércoles 4 de junio, en el marco del Día del Cuarteto, San Francisco rinde homenaje a Gary, “el ángel que canta”, uno de los ídolos populares más queridos del género, cuya historia está profundamente ligada a esta ciudad del este cordobés, donde transcurrieron sus años de infancia y adolescencia.

El vínculo de Edgar Efraín Fuentes —su verdadero nombre— con San Francisco comenzó cuando apenas era un niño. Mayor de tres hermanos, llegó junto a su familia por motivos laborales de su padre, y pronto la ciudad se convirtió en su segundo hogar. En una entrevista con El Periódico en 2018, su hermano Eduardo rememoró: “Gary siempre quería volver a San Francisco. Cuando andaba de gira, elegía parar ahí”.

Apenas un niño: Gary, a la derecha, en San Francisco junto a sus hermanos.
Apenas un niño: Gary, a la derecha, en San Francisco junto a sus hermanos.

“Fuimos en 1970 por el trabajo de mi papá, que era topógrafo y fue a trabajar en la Empresa Constructora del Este, que pavimentó casi toda la ciudad en aquella época. Vivimos desde el 70 al 79. Yo fui cuando estaba en segundo grado y Gary en tercero. Hicimos la primaria en el Sarmiento. Después, él hizo la secundaria completa en el San Martín viejo, justo cuando nos fuimos se inauguraba el nuevo”, recordó Eduardo.

La familia, que también integraban la madre y la hermana menor, María Gabriela, vivió en distintas casas. “Tuvimos mucha relación con el Cottolengo Don Orione, porque la primera casa que tuvimos estaba en calle Deán Funes, muy cerquita. Yo jugué muchos años al fútbol y Gary también, no tanto como yo pero jugó en el Cottolengo en el Baby Fútbol. Después nos mudamos a la calle Marconi 770, que fue donde más años vivimos”, detalló.

La casa de los Fuentes en calle Marconi.
La casa de los Fuentes en calle Marconi.

De hecho, en la ciudad fue inaugurado en 2022 un mural en homenaje al cantante, impulsado por un grupo de vecinos y concretado por el artista Monchito Cortes en la esquina de Larrea y Marconi.

Gary, a la izquierda, junto a su hermano Eduardo.
Gary, a la izquierda, junto a su hermano Eduardo.

El despertar musical

Según Eduardo, la pasión por la música nació en esos años, de la mano de un tío guitarrista: “Mi papá llevó a trabajar a un hermano suyo a San Francisco, que era un eximio guitarrista. Él nos enseñó a tocar. Gary tenía nueve años cuando empezó a cantar y tocar la guitarra”.

El entorno familiar también fue un semillero musical. “Mi papá era cantor aficionado de tango y cantaba en algunas peñas en San Francisco. Y Gary cantó en un par de peñas también, en aquella época folklore. Era un niño, tendría 11 años, pero ahí empezó y agarró esa locura por cantar, además de que tenía condiciones naturales”, relató su hermano.

A fines de los años 70, tras el fallecimiento del padre por cáncer, la familia decidió regresar a Córdoba capital. “Gary ya estaba decidido a que iba a ser cantante, su vocación nació en San Francisco. Siempre nos llamó la atención a todos porque de muy chico ya decía que iba a ser cantante”, recordó.

El diploma de Gary como egresado del San Martín, en San Francisco.
El diploma de Gary como egresado del San Martín, en San Francisco.

Recuerdos imborrables

Eduardo también evocó las amistades que forjaron en San Francisco: “Ahí hemos pasado una niñez y adolescencia hermosa. Fuimos muy felices. Donde vivíamos había un baldío, una canchita de fútbol, unos campos donde íbamos a entrampar. Nos dejó marcados muchísimo”.

Uno de los recuerdos más vivos lo ubica en la calle Marconi al 700, donde compartieron juegos con los hermanos Gariglio. “Héctor y Carlos eran muy amigos nuestros, todavía viven en el barrio. Hace un tiempo me mandaron la nota que le hicieron a Héctor y nos reíamos por la foto, porque está igual. Estábamos todo el día jugando”, comentó entre risas.

“A los 9 años Gary ya cantaba en peñas en San Francisco”, recordó su hermano

El regreso triunfal

Ya consagrado como artista solista, Gary volvió a San Francisco en varias oportunidades. Su hermano relató que uno de los momentos más emotivos fue cuando se presentó por primera vez como solista en la Sociedad Rural: “Fue espectacular volver ahí y encontrarse con tanta gente amiga, sobre todo porque era el lugar al que íbamos a ver espectáculos cuando éramos chicos”.

“Hacíamos gira por toda la zona y Gary siempre quería parar en San Francisco, en el Hotel Libertador. Trabajábamos por San Jorge, Rafaela, pero él quería siempre parar en San Francisco, aunque no tuviera baile ahí. Tenía un afecto muy grande, fue nuestra segunda casa, porque la infancia y la adolescencia es lo que te marca para siempre”, afirmó.

“Somos de Amboy, pero también de San Francisco”, resumió.

Día del Cuarteto: el recuerdo de Gary y su época en San Francisco

Un legado eterno

Gary murió de forma repentina el 9 de noviembre de 2001, con solo 39 años. Se sospecha que su fallecimiento estuvo relacionado con complicaciones derivadas de una diabetes que padecía desde hacía tiempo.

Su hermano, quien trabajó en la administración de su carrera y escribió algunas de sus canciones, relató cómo cambió su vida desde entonces: “Nosotros no nos separábamos jamás. Hicimos lo mismo, trabajábamos en lo mismo, nos íbamos a pescar juntos o de vacaciones. Cuando falleció para mí fue como si me arrancaran una parte”.

Conmovido, agregó: “Aunque me buscaron de otras orquestas, incluso hasta hoy, nunca más volví a un baile de cuarteto. Me dediqué a otras cosas, me afectó terriblemente”.

El apodo y la hija que no conoció

Eduardo explicó que el apodo “Gary” nació en la infancia y no fue solo artístico: “Mi padre le decía Edgarito, y de ahí le quedó Gary, que después fue su nombre artístico”.

El artista tendría hoy 63 años. Tuvo una hija a quien no llegó a conocer, Chiara Fuentes, que actualmente vive en Buenos Aires. Eduardo contó que mantiene una relación cercana con ella: “Ella tiene 21 años, la veo seguido, se fue de vacaciones conmigo”.

San Francisco no olvida al “ángel que canta”. En cada anécdota, en cada foto familiar y en cada canción, Gary sigue vivo. En este Día del Cuarteto, su memoria late fuerte en la ciudad donde todo comenzó.