De San Francisco a Uruguay en bici: la odisea de Israel
El hombre de nuestra ciudad arribó por estas horas al vecino país. Allí llegó a bordo de su bicicleta desde su salida, el 7 de enero pasado. Lleva ya pedaleados 1500 kilómetros.
Israel Giurda (34) es un artista multifacético nacido en San Francisco, donde vive hoy, cuya vida siempre estuvo marcada por un constante viaje, tanto físico como personal. Músico, malabarista, artesano y carpintero a base de madera reciclada, entre otras cosas, dedica su vida a explorar diferentes disciplinas y territorios. Desde joven, su pasión por el arte y los viajes lo ha llevado a recorrer Latinoamérica, donde ha experimentado un sinfín de culturas y realidades. Ahora, tras haber visitado países como Colombia, México y Bolivia, entre otros, se encuentra en Uruguay, sumergido en una nueva etapa de su vida. Hasta allí partió a bordo de su bicicleta el 7 de enero pasado y lleva ya pedaleados 1500 kilómetros.
En diálogo con El Periódico, contó que a sus 24 años decidió recorrer el continente conociendo varios países como Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Salvador, Guatemala y México, muchos de ellos en bicicleta. Luego volvió y se instaló en Cuesta Blanca durante nueve meses. Volvió a Colombia, donde vivió en el Parque Tayrona durante siete meses, regresó a Argentina pasando por el norte de Chile -en medio llegó la publicación de “Voces de mi Silencio”, -su primer libro- pasando la pandemia en Colonia Prosperidad. Luego, se mudó a San Marcos Sierras, hasta que decidió volver a su ciudad natal.
A Uruguay partió el 7 de enero pasado a bordo de su bicicleta, una Falena rodado 26, una bici muy viejita de la década de los '90, junto a su perra Kira.
“La acondicioné, le puse un manubrio más alto, para poder ir más recto. Le hice los bolilleros de la rueda nueva, el eje nuevo, los cambios se los puse nuevos, pero la bici es muy viejita”, contó sobre el vehículo que lo acompaña.
¿Cómo surgió la idea de hacer este viaje en bici? ¿Tuviste viajes similares?
Estando en Centroamérica, en 2016 recorrí en bicicleta Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Conocí esos países con una bici que me había comprado en Nicaragua. Por circunstancias de la vida, una amiga me regaló la bici con la que estoy viajando ahora y la perrita que me acompaña, Kira. Me cansé de estar quieto durante tanto tiempo y decidí salir a viajar nuevamente con los malabares y la música.
¿Cuánto tiempo te llevó prepararte?
No tuve preparación previa, a todos mis viajes los emprendí sin preparación, pero conscientemente. De chico yo ya sabía cuál era mi camino en el arte y en el viajar. Yo sabía que en algún momento de mi vida lo iba hacer. Al primer viaje sí lo preparamos con mi hermano, nos habíamos comprado un auto, un Renault 12, y lo acondicionamos para viajar. Al final yo salí antes y en el camino nos encontramos con mi hermano y con la que era mi cuñada en ese momento, y viajamos juntos en el Renault 12 por parte de Argentina, Bolivia, Perú hasta el sur de Ecuador. Después yo me abrí.
¿Cómo organizás la ruta y los lugares donde dormís?
La ruta casi siempre es improvisada y tanto así como los lugares donde duermo. Normalmente no uso GPS, me gusta usar mapas. Simplemente llego a los lugares y busco parques o campings en ese momento. Antes paraba en hostel, pero nunca planifiqué esas circunstancias de viaje.
¿Tuviste problemas mecánicos o situaciones peligrosas?
Situaciones peligrosas no me he encontrado casi nunca. Una sola vez en Honduras, estaba en bajada, en un camino parecido al camino de las Altas Cumbres, y no me daban los frenos. La bici no estaba en condiciones para semejante carga, y la carga no permitía que la bici frene bien. Resulta ser que la carretera se había derrumbado y quedaba un lugar muy angosto a la orilla de la montaña. Con el envión me tiro hacia ese fragmento de carretera y cuando estoy en el final, una de las alforjas de la bicicleta toca con una piedra saliente, se sale la parte de atrás, choca con el filo del derrumbe y ¡me desparramo por el piso!, pero por suerte la bici no se hizo absolutamente nada y yo tampoco. Solamente fue un susto bastante importante.
Situaciones de peligro social, así como que me roben y esas cosas, no. Sólo una vez en Honduras estaba durmiendo al frente del Palacio Municipal, la Policía me había recomendado que durmiera ahí porque supuestamente era más seguro, y pasó un loco y me sacó unas zapatillas, pero después las recuperé. Nada más que eso.
¿Qué lugares te sorprendieron más?
Todos, cada lugar es un mundo. Cada región cambia, genera cambios en los caracteres socioculturales.
¿Cómo fue la experiencia con la gente en el camino?
Lo más difícil de todo el viaje siempre es lidiar con la Policía. Si te encuentran en un parque y te ven cara de de extranjero, te paran, te piden documentos, muchas veces te corren de los lugares porque hacés malabares o hacés artesanías. Esas cosas absurdas que tienen los sistemas policiales. Hay mucha gente que simplemente llama a la Policía porque te ve como un extraño, pero son menos los casos, la mayoría de la gente te ayuda. La sociedad está llena de gente buena. Las circunstancias malas, por así decirlo, son mínimas. Esto, visto desde mi realidad, desde mi propia experiencia, no se puede generalizar.
Los lugares que me encantaron son los países chicos. Salvador es uno de los países más lindos, que tiene gente más copada, tanto así como Uruguay, Paraguay o Bolivia. La gente es muy abierta a colaborar. Costa Rica tiene mansa calidad de gente y paisajes, el mundo es hermoso, en todos lados hay gente muy copada, que está dispuesta a ayudar constantemente. En estos días, por ejemplo, se me rompió la bicicleta y los bicicleteros me ayudaron gratis, no me cobran absolutamente nada. La gente se acerca a regalarme comida sin preguntar quién soy ni de dónde vengo. El mundo está lleno de gente hermosa.
¿Cómo manejaste el cansancio y las inclemencias del tiempo?
En este momento no viajo ni siquiera con carpa y con las inclemencias del tiempo, no me preocupo porque la provisión está en todos lados. Ayer (por el miércoles) estuvo lloviendo, justo estaba en un lugar donde había un techo, había guardavidas, y estuve ahí todo el día con ellos charlando. Me regalaron comida, ya que no podía cocinar porque estaba lloviendo.
¿Alguna historia divertida o inesperada que te haya pasado?
Es muy difícil contar una anécdota en particular. Pero hay una: el otro día no tenía dinero para comprarme yerba acá en Uruguay y tampoco para comprarme para comer, solamente me había aprovisionado de unas frutas que me había regalado una verdulera. Estaba yendo por la carretera, yendo hacia el camping, y a la orilla me encuentro un paquete de yerba nuevo y un paquete de fideos, como si el universo me hubiera dicho “tomá, este es un regalito para vos”.
Otra anécdota mágica fue en el puente de Villaguay, Entre Ríos. Es una zona pesquera, bajé al puente y me había quedado sin agua y sin comida en ese momento. En un momento estaba pescando y sentí un ruido en el agua. Resulta que un pez enorme se había enganchado en un alambre saliente. Así que me metí al río, saqué el pez y lo comí. Después vino un pescador, me regaló un montón de agua. La gente llegaba y cuando se iba me traía agua y comida. Al otro día estaba durmiendo, sentí un ruido, aparece el canoero, y me pregunta si el pescado que que estaba arriba de su canoa era mío, le dije que no y me lo terminó regalando. Ese día comí de nuevo pescado. Después al otro día, encontré unas crocs nuevas, recorrí toda la costa pero no encontré a nadie, como me quedaban chicas se las regalé a uno de los pescadores y cuando volvió me trajo otro pez de regalo. El último día una gente había pescado un montón de peces y me regalaron una parte. Estuve cuatro días en ese puente y mágicamente tuve agua y comida. Y así sucesivamente. En cada lugar donde voy sucede la magia. Estoy rodeado de magia.
¿Qué consejos le darías a alguien que quiere hacer una aventura similar?
Que no especule, que lo haga, que el camino te va mostrando las cosas que necesitás. No hace falta tener ningún producto de primera, simplemente tener el coraje. El viaje te va a ir dando la experiencia. Yo ahora estoy vivenciando una experiencia mucho más grata por todas las situaciones que he vivido anteriormente. Pero no hay nada que te pueda preparar para un viaje de vida como este. Otro consejo es que tienen que ser precavidos, explorar los lugares antes de de instalarse. Pero más allá de eso no hay una preparación previa para hacer estas cosas. Hay que aventurarse, esto es como un emprendimiento. Cuando emprendés podés tener un montón de sugerencias, un montón de consejos, pero si no lo hacés nunca vas a crecer, nunca vas a aprender. Hay que animarse y hacerlo como venga, con lo que tengas. Después la vida te va mostrando todo lo que tenés que hacer.