De niño una sola vez tuvo un juguete y hace casi 30 años lleva alegría vestido como Rey Mago
Raúl Robledo como cada 6 de enero salió a las calles de San Francisco para visitar residencias de adultos mayores y sacarle sonrisas a los niños. Su misión es que el espíritu y la alegría prevalezcan.
Las Navidades no acaban hasta que llegan los Reyes con los presentes para el Niño Dios y la tradición se sostiene y agranda cada año. Nadie conoció el rostro de esas personas que relata la Biblia, pero a lo largo de la historia muchos voluntarios imitaron su acción para mantener viva la esperanza. En San Francisco una de esas personas es Raúl Robledo.
Don Raúl llegó ataviado como Rey Mago - siempre es Baltasar - y paseó por distintas calles de la ciudad en su Duna Rojo junto con dos colaboradoras que completaron el trío. Bolsas rojas los precedían con pequeños presentes que les entregaron a los chicos y en cada uno de ellos la ilusión revivía ¿Por qué? Dice Robledo que para ver la sonrisa de Dios basta ver los ojos de un niño, y vaya que hubo alegría este 6 de enero.
De recorrida
El hombre por la mañana recorrió distintas residencias de adultos mayores, pasó por el Hogar Diehl de Sienra, el Hospital y a su paso también dialogó con muchos chicos que andaban por las calles. No faltó tampoco la parada en el Hogar de las hermanas de Calcuta, un lugar que tiene mucha relevancia para él.
“A Calcuta fundamentalmente voy por una muy sencilla razón. Yo la conocí a la madre Teresa, ese hecho fue una cosa que me llevó a hacer esto también, pero aparte me gusta ir para estar un poquito con ellos también y es un agradecimiento especial”, expresó Raúl a El Periódico.
Para este vecino de San Francisco estos días son muy especiales ya que durante todo el año va juntando juguetes y presentes para grandes y chicos, gran parte de ellos sale de su propio bolsillo. También va por los negocios y les hacen donaciones que suma para juntar en su bolsa de Rey Mago y después vestido para la ocasión los visita.
Estos recorridos los realiza hace 29 años y nunca falla, no importa el clima ni nada, los objetivos que se propone para cada 6 de enero siempre los cumple. Cada temporada tiene un recuerdo especial, esta tarde fue acompañado por una mujer que cuando inició esta noble actividad tenía dos hijas pequeñas y ahora visitaron a sus nietos.
Regalar alegría
Hubo una época que los Reyes Magos aparecían de todos lados llevando juguetes, los tiempos cambiaron, pero hay personas que mantienen esa costumbre y Raúl es de ese grupo. Lleva casi tres décadas dedicando sus 6 de enero a estos recorridos y en parte eso lo une con el pequeño que alguna vez fue.
Las sensaciones que la tarea altruista le deja son muchas: “La sensación que me deja es de alegría, es de paz fundamentalmente. En mi niñez viví mucha carencia de ropa. Yo, por ejemplo, cuando era niño una sola vez tuve juguetes. Un solo día, una sola vez para Navidad. Y quiero que los chicos tengan todos un juguete nuevo”.
Las personas mayores también son visitadas por el en esta época y eso tiene otro significado, en este caso explicó que es hijo único de una familia que pasó muchas necesidades. “Llevarles algo, acompañarlos en los momentos difíciles de cada uno es lo que más me interesa”.
Como todo Rey Mago hizo magia al final y para un pequeño que fue su ayudante durante todo el camino le dejó un presente especial. La mirada entre los dos fue la de dos niños que se encontraban, uno que aun está en la infancia y otro que hizo de las carencias una actividad solidaria.