Un padre cuarentón llega con su hijo a la librería “Mariela” y le pide a Nelvis Finello, propietaria del comercio, dos mapas políticos de Argentina, lápices de colores y un cuaderno. El hombre mira hacia los costados y recuerda cuando llegaba al mismo negocio y le pedía a la misma mujer libros usados y útiles.

La librería está próxima a cumplir 40 años de vida y por este tradicional comercio de la ciudad pasó una gran cantidad de personas. “Hasta vienen abuelos con sus nietos a comprar útiles; abuelos que vinieron a comprar en su época de jóvenes”, sostiene Nelvis.

Librería “Mariela” nació en 1973 en la esquina de las calles Pueyrredón y Cabrera. Venía, junto a su marido, de quedar sin trabajo al cerrarse un hotel, tenían una hija de siete meses de edad y debieron buscar nuevos horizontes: “Fuimos creciendo de a poco y la gente nos ayudó”, afirmó.

Antes una escuela y un conventillo 

Tras un año y pico de funcionar en esa esquina, la librería se mudó a la casa de sus dueños y luego se instaló definitivamente en el espacio donde hasta hoy sigue funcionando: Cabrera 1463. Un lugar que tiene guardada una historia que pocos conocen.

Si uno se detiene enfrente observará que junto al local comercial hay un pasillo que da un patio grande donde existe la entrada de una vivienda y frente a ella algunas cocheras. Este espacio común fue entre las décadas del 20 y el 50 la parte trasera de un colegio para hombres, con internado, llamado San Martín, que fue fundado por un santafesino de apellido Botta, quien luego de unos años se lo vendió al alemán Emilio Foerster.

Arturo Bienedell, titular del Archivo Gráfico y Museo Histórico, explicó que “se trataba de un colegio privado más, fue el último de educación secundaria porque después vino el Nacional San Martín y todos fueron a estudiar ahí. Las privadas de esa época, excepto la de mujeres, no tenían educación secundaria”.

Esta escuela, que nació en 1924 como primaria, tenía su entrada por calle Belgrano. Sobre el patio, con acceso en calle Cabrera, los padres de los alumnos solían dejar sus sulkys cuando venían de la región y se quedaban a hacer compras en la ciudad.

Luego en la década del 50 el colegio cerró y una parte del edificio se transformó en conventillo.

Siempre adelante

“Mariela” fue por varios años la única librería de la ciudad y en la actualidad es la más antigua si se tiene en cuenta que no hubo cambio de generación en su administración.

En la actualidad, Nelvis sigue abriendo y cerrando las puertas del negocio a la misma hora de siempre, y viajando a Buenos Aires a comprar mercadería como el primer día. Reflexiona que la clave del éxito fue el sacrificio: “Nadie creía que iba a triunfar, no me tuvieron confianza porque siempre odié ir a la escuela. Decían que no era capaz de tener un negocio, pero poniendo el lomo para laburar uno triunfa en la vida”, reflexionó.