Un sacerdote de la localidad santafesina de María Juana, decidió dejar los hábitos e ir en busca de una mujer que había conocido 20 años antes y que nunca había logrado olvidar. Ella también es de la vecina provincia y ambos se habían conocido en la adolescencia -cuando tenían 16 y 17 años-. Allí se produjo el evidente flechazo, pero sin que se concretara una relación amorosa.

Según cuenta el sitio 9ahora.com, se conocieron en una peregrinación al santuario de Saguier, cercano a los pueblos de ambos: María Juana -él- y San Vicente -ella-. El joven se hizo amigo del hermano mellizo de la adolescente y se veían seguido. Pero por esas cosas de la vida, Cristian se ordenó sacerdote y Antonela se fue a vivir al sur, por lo que perdieron contacto.

La vida les da una segunda oportunidad

A los 28, Antonela se fue a Ushuaia, donde trabajó como psicóloga, y Cristian se convirtió, aparte de sacerdote, en profesor de Filosofía en Paraná, en su pueblo y en Rafaela.

El 22 de abril, en medio de un viaje juntos a Bolivia y Perú, se unieron gracias a una celebración de matrimonio pagano en Ñaupa, a raíz de una sorpresa que organizó ella en el santuario peruano Pachar, donde se casaban los incas.

“Desde ese momento, nuestras vidas quedaron unidas para siempre, hasta la eternidad“, expresó Cristian. Muy pronto, piensan pasar por el registro civil y quizás, por qué no, tener una boda católica e incluso poder concebir niños que correteen en su casa de Rosario.

El excura, que se considera tímido, dice que tal vez por eso no se animó a hablar a Antonela en estos 20 años que separaron sus historias. Sin embargo, hoy le reconoce: “Me quedó impregnado su perfume. Y, literalmente, cada vez que lo huelo, me lleva de nuevo a aquel momento” en que eran más jóvenes. Cuenta también que el único rostro en el que pensaba cuando analizaba la posibilidad de dejar los hábitos, era el de Antonela. Hasta que un día “me asfixié y salí a buscar aire. Y te encontré“, escribió.