Luego de casi un mes de búsqueda, el sábado fueron encontrados los restos del avión que desapareció el 24 de julio tras despegar del aeropuerto de San Fernando. La aeronave estaba en una zona del río Paraná Guazú cerca de la desembocadura con el río Uruguay en Entre Ríos. La ayuda de la Brigada Canina K-9 de los Bomberos Voluntarios de San Antonio de Areco fue clave. Camila, una de sus integrantes más viejas y más condecoradas, fue la que halló el avión.

El lugar donde cayó el avión es un pantano difícil de penetrar. Los investigadores se desplazan en barcazas, cortando cañas para avanzar. Una persona no puede pararse sobre la turba que flota en el río y que rodea lo que queda del avión. Por eso se decidió usar drones y perros. Así fue como se convocó a la Brigada Canina K-9 de los Bomberos Voluntarios de San Antonio de Areco, que funciona a unos 80 kilómetros del lugar del impacto.

Camila es una perra negra de patitas blancas que llegó a la brigada en 2000, con el falso pedigrí de labradora, pero que resultó ser una perra callejera con grandes dotes para la investigación. De hecho, es la única perra de rastreo del país certificada en Estados Unidos y con premios internacionales. El sábado último iba a ser su "ceremonia de jubilación" para agradecerle sus servicios en el cuartel de bomberos voluntarios de Exaltación de la Cruz.

Hacía un año había tenido cáncer y, después de hacer quimioterapia, quedó algo débil. Ya era bastante mayor como para seguir en funciones. El mismo día que iba a recibir una condecoración y el pase a retiro, Testoni, el jefe del cuartel de Areco, recibió la llamada de que necesitaban los servicios de la brigada. Y si alguien estaba en condiciones de encontrar a los ocupantes de ese avión desaparecido era Camila.

"Se los entrena para que puedan determinar en qué área hay restos humanos. Si hay personas con vida, etcétera. Cuando la llevamos al lugar, Camila ladró y se sentó en la zona del cráter de la caída del avión. Ese ladrido significa presencia de restos humanos. Después la alejamos para ver si había más rastros en otra zona cercana, pero permanentemente Camila volvía al lugar de la cola del avión, que era lo único que sobresalía. No había dudas de que estaban allí adentro", explicó Testoni.

Los investigadores siguieron esas pistas y poco después encontraron los cuerpos de Aristi y los pilotos. Así fue el último día de esta perra de rastreo antes de jubilarse.