La Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) intimó al refugio canino El Palomar, que alberga a unos 200 perros rescatados de zoonosis del municipio de Tres de Febrero, en Buenos Aires, para que antes del 31 de agosto desaloje el predio que ocupa en el partido de Morón.

Allí el AABE planea construir viviendas sociales en el marco del Plan Procrear. Ahora el destino de los 200 perros es incierto como también la continuidad de las tareas del refugio instado en esa sede desde hace 28 años.

El predio de tres manzanas, que los proteccionistas ocupan a pasos del Acceso Oeste y de la estación El Palomar, había sido cedido informalmente en comodato en 1989 por la Fuerza Aérea Argentina. Actualmente, cobija a los canes de un municipio vecino, como es el de Tres de Febrero, con quien los rescatistas mantenían hasta hace poco un convenio de cooperación y recibían un subsidio operativo de $45.000. El municipio les cedía los canes de zoonosis y los protectores los vacunaban, los resocializaban con etólogos, en algunos casos, y los daban en adopción.

Desde su nacimiento, gracias al compromiso y los aportes económicos de los voluntarios, se construyó allí una infraestructura de 106 m2 cubiertos y otros 81 m2 semicubiertos para mejorar la calidad de vida de los canes. Una enfermería, una casa para caseros, depósito, caniles con piso de cemento, semi techados y con bebederos conectados a los servicios de agua, además tanques y bombas de agua y de varias casitas de material para perros gerontes y con dificultades de movilidad, fueron algunas de las mejoras que los voluntarios introdujeron en las instalaciones.

El intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, aseguró a LA NACION que están buscando una solución. "Los perros no quedarán en la calle", dijo Valenzuela, que negocia una prórroga al AABE para el desalojo y busca otro predio para que el refugio continúe desarrollando sus tareas. Entre las soluciones posibles-agregó-está la de suscribir acuerdos con otras intendencias para que reciban a los canes, consensuar con el AABE y la intendencia de Morón para que el refugio pueda seguir operando en sus instalaciones, o buscar otro predio con infraestructura adecuada.

"El problema no es sólo del refugio. También es de nuestro municipio ya que esa ONG contribuye con nuestra política en materia de perros callejeros. Estamos abocados a encontrarle la mejor solución al problema", concluyó Valenzuela.

Fuente: La Nación