Bomberos de San Francisco: historias reales de servicio, familia y entrega
En el Día Nacional del Bombero Voluntario, José Granados y Matías Cravero compartieron sus historias, anécdotas y reflexiones sobre una vocación que exige sacrificio, formación constante y el apoyo incondicional de la familia. “No somos superhéroes, somos distintos”, aseguraron.
José Granados y Matías Cravero son bomberos voluntarios de San Francisco y este 2 de junio, en el marco del Día Nacional del Bombero Voluntario, visitaron los estudios de La Mañana de El Periódico para contar cómo es el día a día de esta vocación que muchas veces exige postergar la vida personal para estar al servicio de los demás.
A lo largo de la charla, compartieron anécdotas, experiencias, aprendizajes y también reflexiones sobre el valor del compromiso y el rol clave que cumple la familia detrás de cada intervención. Cravero tiene 23 años y desde los 12 forma parte del cuartel. Granados se sumó en 1989 y hoy ya acumula 22 años de servicio.
“Entré a la institución en agosto de 2013, tenía 12 años. Me sumé a la escuela de cadetes como aspirante menor”, recordó Matías Cravero, quien hoy está cursando el segundo nivel de capacitación. “Tengo la ventaja de vivir cerca. De chiquito veía las unidades salir y dije: esto es para mí”, contó.
La motivación llegó también por su tío, quien integraba la comisión directiva. Él fue el que lo llevó por primera vez al cuartel y desde entonces, no se fue más. A los 16 hizo el curso de primer nivel y comenzó a salir a las emergencias. “Fue un largo camino, pero valió la pena”, aseguró.
Por su parte, José Granados ingresó en 1989 con solo 9 años. “Vengo de familia de bomberos. Mi tío, Roque Delgado, vivía en el primer chalé del cuartel. Siempre me atrajo ver los incendios, las unidades, y me decidí a entrar”, relató.
Después de un tiempo alejado por cuestiones laborales, volvió a la institución. “Siempre te queda esa sangre naranja que decimos nosotros”, dijo. Hoy suma 22 años como bombero voluntario y celebra que su hijo de 16 también esté en la escuela de cadetes: “Entró con nueve años y ojalá algún día pueda salir a un incendio con él”.
Las primeras salidas
Ambos recordaron sus primeras salidas. Para Cravero, fue un incendio forestal: “Estaba comiendo con amigos, sonó el handy, agarré la moto y fui. Pusimos en práctica todo lo que habíamos aprendido durante la capacitación”.
Granados, en cambio, rememoró entre risas un bautismo simbólico: “Fue un incendio de fardos. Me abrieron el mameluco y me llenaron de hollín. Llegué todo mojado al cuartel”. Con humor y nostalgia, coincidieron en que muchas de esas prácticas hoy ya no se hacen, pero dejaron huella en cada integrante del cuerpo.
“Lo más lindo es cuando alguien necesita nuestra ayuda y vos podés estar”, definió Cravero.
Ambos destacaron el rol de la familia como sostén fundamental. “Si la familia no está en sintonía con esta vida paralela que llevamos, se complica”, expresó Granados. “Por suerte, en San Francisco la mayoría de los trabajos nos permiten salir a intervenir”, agregó.
El trabajo también incluye visitas a escuelas y empresas para brindar charlas, capacitaciones sobre uso de matafuegos, evacuación, o cómo llamar al 100. Además de las actividades internas, los bomberos participan de instancias de formación en otras localidades: “Tenemos segundo, tercer y cuarto nivel. Vamos a otras regionales o a Córdoba capital. Siempre estamos capacitándonos”, afirmó Granados.
“Somos como una segunda casa. Después de un incendio, volvemos, tomamos mate, evaluamos cómo nos fue y al rato puede sonar otra vez la alarma”, explicó. Reunirse, charlar, corregir errores y estar listos para lo que venga, es parte del funcionamiento cotidiano.
“No somos superhéroes, somos distintos. Nacemos con esas ganas. Mientras otros corren del incendio, nosotros vamos”, resumió Granados sobre el espíritu que los moviliza.
Actos y celebraciones
Este lunes por la mañana se realizaron los actos protocolares frente al cuartel central y en el monumento al primer jefe de la institución, Juan Mario Bajo Ferrazzi. Por la noche, desde las 21, continuarán las celebraciones con un acto central abierto a la comunidad.