Los registros del Hospital Iturraspe son contundentes. En chicos de 1 a 5 años que se atendieron el año pasado se encontró un 6 por ciento de niñas con obesidad y otro 6 por ciento con riesgo de padecer esta enfermedad. En el caso de los varones, el 14 por ciento tenía sobrepeso. Los datos varían de acuerdo al nivel socioeconómico de las familias y también a las distintas localidades de la región.

La doctora Mónica Macello, jefa del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Iturraspe, mostró su preocupación ante este escenario: “Son preocupantes los datos porque los casos aumentan a través de los años, más aun si pensamos en las consecuencias de la obesidad desde el punto de vista biológico, psicológico y social”, aseguró a El Periódico.

Según Macello, antes –al menos una década atrás- era muy frecuente encontrar niños desnutridos en las familias con menos recursos. Ahora la situación se revirtió ya que es más frecuente que sufran problemas de obesidad. De todos modos la médica hizo una salvedad al manifestar que “un niño obeso igualmente puede estar malnutrido y padecer carencias nutricionales, como por ejemplo anemia”.

El dato cobra relevancia luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitiera semanas atrás un duro informe en el que tilda a la enfermedad como una "verdadera epidemia", comprobado ante un relevamiento en 100 países de todo el mundo.

El problema en casa

Macello afirmó en que el mayor factor de riesgo está en la propia casa debido a que “los padres son responsables porque son quienes regulan las actividades de los niños, sean sedentarias y determinando cuántas horas diarias de televisión, videojuegos o computadora les permiten. También determinando qué tipo de alimentos consumen en la casa y dando el ejemplo con su propia conducta alimentaria”.

La especialista agregó además que también tienen responsabilidad los médicos, quienes deben incluir en la consulta conceptos de alimentación saludable y de actividad física,  detectando factores que predisponen y favorecen la obesidad: “No se puede modificar la predisposición genética, pero sí las conductas alimentarias”, expresó.

Causas

En la mayoría de los casos de obesidad en pediatría las causas son multifactoriales, tanto genéticas como ambientales, siendo estas últimas determinantes. “Un niño cuyos padres son obesos tiene muchas más probabilidades de ser obeso, y dentro de las causas ambientales lo peor es la vida sedentaria”, explicó Macello.

Los períodos críticos para desarrollar sobrepeso son entre los 5 y 7 años de edad y durante la pubertad. Entre los trastornos que sufren los escolares figuran una mayor dificultad respiratoria nocturna, trastornos en el sueño y dificultades en el aprendizaje.

También muchos deben enfrentar situaciones desagradables que afectan su autoestima. El bullying escolar es muy común y muchas veces no es percibido por los maestros. Otro de los graves problemas de salud que conlleva el sobrepeso y la obesidad son la aparición de diabetes, hipertensión arterial y colesterol alto.

“Hay que dar prioridad a las campañas de concientización”, dicen desde la OMS. En definitiva es llenar, pero en este caso de información.

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Combatir la enfermedad

La Asociación de Lucha Contra la Obesidad (ALCO), que tiene una sede local en San Francisco, trabaja desde octubre del año pasado con niños en lo que denominaron “Alquitos”.

Gabriela Bulacio, una de las coordinadoras, explicó a El Periódico que debieron abrir este espacio para niños de entre 6 y 12 años antes la necesidad de ayudar a los chicos con este problema. Ese mes iniciaron las actividades entre tres y cinco niños. Hoy son alrededor de 15 los concurren cada jueves al edificio del colegio Pablo VI, donde atiende ALCO.

Bulacio manifestó que algunos casos son bastante graves: “Hay chicos con mucho sobrepeso que no pueden subir ni siquiera una escalera, por ejemplo. Otros chicos tienen tres o cuatro kilos de más”.

Los niños que llegan a Alquitos lo hacen con su certificado médico y acompañados de sus padres. Una vez en el lugar se les enseña hábitos saludables a la hora de comer: “Se les enseña a crear nuevos habitos por medio de juegos donde enseñamos la buena alimentación”.

Bulacio indicó que “algunos padres reconocen el problema”, aunque agregó que “otros tienen negación y echan culpas a abuelas o personas que los cuidan”.

ALCO invita a las personas que necesiten ayuda a asistir a estas charlas llevadas a cabo todos los jueves de 20:45 a 22:45 en el Instituto Pablo VI (Libertad 2859).

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Recomendaciones

-Promover la lactancia materna.

-Estimular la actividad física.

-Favorecer en todas las edades el reconocimiento del hambre, la saciedad y la identificación de ciertos estados de ánimo que pueden confundirse con apetito.

-Disminuir el consumo de sustancias azucaradas como máximo a 150cc por día, preferir el consumo de agua segura.

-Disminuir el consumo de alimentos con alto contenido calórico y de azucares, aumentar el consumo de frutas, verduras y alimentos con calcio y fibras.

-Disminuir el tiempo de exposición a pantallas y estimular la comida en familia.