Rubén Darío Bailo no fue un prócer, ni mucho menos llegó a la categoría de santo. Sin embargo, en una pared de la ciudad de Frontera hay un mural pintado con su rostro desde el último sábado. Lo hicieron sus amigos a modo de homenaje, para tener un lugar donde llevarle una flor o simplemente mirarlo y sentir que está cerca.

Rubén tenía 35 años cuando el destino quiso que deje la vida en la ruta 19 a la altura de Calle 9, a mediados del mes de julio de este año. Fue cuando intentaba cruzar con su bicicleta de barrio Acapulco (Josefina) hacia la ciudad de Frontera. Sin embargo, en una mañana –eran las 7- oscura y con mucha niebla un vehículo de auxilio mecánico lo arrolló.

Bailo falleció el mismo día en horas de la noche. Era un día lunes. No pudo reponerse de sus graves heridas: traumatismo cráneo encefálico, de tórax y fracturas varias, por lo que lo habían internado en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Iturraspe.

“Era un bohemio, un personaje con muchos amigos, le gustaba viajar a caballo”, lo recordó Gerardo Bailo, su hermano, en diálogo con El Periódico.

Amigos de Rubén Bailo lo homenajearon con un mural: "Es como tenerlo con nosotros", dijeron
El rostro de Rubén junto a su frase característica 

Su rostro, su frase

Los primos Ezequiel y Maximiliano Gallegos, más Andrés Dundo, decidieron homenajear a su amigo de la infancia. No tenían un lugar donde llevarle una flor o recordarlo –la familia, a pedido de Rubén, decidió cremar su cuerpo- y por eso pensaron en un mural. Paso siguiente eligieron una pared ubicada en una casa de Calle 100 esquina 13, propiedad de Carlos López, otro conocido de Bailo, lugar donde este se sentaba diariamente sobre un tronco que hay depositado en el lugar. López dio el permiso con todo gusto.

“Es un lugar que Rubén frecuentaba mucho, siempre estaba allí sentado en un tronco. Por eso surgió la iniciativa de hacerlo en esa pared. Éramos muy amigos y sentimos muy mucho su pérdida”, señaló a El Periódico Ezequiel.

El autor de la pintura fue “Monchito” Cortez, reconocido por hacer este tipo de murales. Y el dinero para poder hacerlo salió del bolsillo de los amigos de Rubén, quienes además pidieron colaboración a vecinos de Frontera que lo conocían. Unas 30 personas apoyaron con su “manguito” la idea.

“Rubén tenía muchos amigos, era muy querido por la gente de Frontera, él se hablaba con todos. Tenía una forma de vivir distinta y te alegraba verlo, siempre tenía una palabra buena para decirte, por eso se lo quería”, continuó Gallegos.

El rostro dibujado de Rubén tiene una frase popular escrita a su lado: “Haz el bien sin mirar a quién”. No era de su autoría, pero la decía en todo momento y además predicaba con el ejemplo.

Así lo dejó claro su amigo: “La frase era algo que siempre decía, era servicial, él no se fijaba a quién le hacía un favor, era capaz de quedarse descalzo para darle la zapatilla a quien no la tenía. Era de un corazón enorme”, lo definió.

El mural fue pintado el sábado último. Comenzaron a las 10 y alrededor de las 18 estaba listo: “Terminó siendo una fiesta el sábado, a las 6 de la tarde estaba lleno de gente y parecía que estaba con nosotros, nos abrazamos todos y decíamos está acá”, recordó Gallegos.