Isabella Meinero fue protagonista en el último tiempo de las oraciones de muchos sanfrancisqueños. A sus 7 años, la niña que este 2021 (si la pandemia lo permite) cursará el tercer grado en la escuela ‘María Fava de Esteban’, vivió entre finales de diciembre y la primera mitad de enero pasados momentos de zozobra junto a su familia luego de contraer el síndrome urémico hemolítico, una bacteria muy dañina que puso en riesgo su vida.

Pese a que por el momento existe la duda sobre cómo se enfermó, lo más importante es que Isabella pudo reponerse, aunque todavía no haya recibido el alta definitiva y siga sometida a un tratamiento médico estricto. No obstante, en el medio hubo diagnósticos equivocados y tiempo perdido.

Proceso de la enfermedad

Laura Serra, mamá de la niña detalló a El Periódico cómo fueron los primeros días en que Isabella comenzó a sentirse mal: “Mi hija arrancó el domingo 20 de diciembre con fiebre. Le mandé un mensaje al pediatra porque no suelo esperar. Tenía también dolor de panza. Mi miedo era que sea apendicitis. El médico me dijo que le baje la fiebre y que la lleve al otro día”.

Ya el lunes, el pediatra la vio por primera vez. La pequeña seguía con dolor de panza, sin diarrea aunque con una materia fecal que según contó Serra se asemejaba a una “babita”, algo que no es normal: “Ese día le revisaron la panza y me dijeron que no veían nada. Yo igual le pedí a una amiga que hace diagnóstico por imagen si le podía hacer una ecografía. La hicimos y mostró que tenía un poco los intestinos inflamados, pero no creía que fuera apendicitis”.

El martes 22 de diciembre la niña fue revisada nuevamente por su médico quien diagnostica, según Serra, una “gastroenteritis leve”. El tratamiento era que no coma y que tome mucha agua.

Al día siguiente, la niña empeoró: “El 23 ya no comió más, cada vez estaba peor, se revolcaba a la anoche del dolor de panza. La llevamos a una guardia y la doctora que la atendió le pidió análisis de sangre y una ecografía. El 24 a la mañana hicimos todo, los análisis daban que tenía los glóbulos blancos altos, pero el pediatra insistía con una gastroenteritis”, recalcó.

En vísperas a Nochebuena, la familia debatió si era conveniente viajar a Córdoba a pasar las fiestas de un familiar, tal como habían pautado. Allí vieron la oportunidad de que la vea un médico de la Capital: “Nos fuimos al Hospital Privado, otra vez análisis de sangre, ecografía; me dicen que no era apendicitis pero la internaron de 17 a 23, la hidrataron y el 25 nos volvimos”.

Siguen las dudas

El sábado 26 de diciembre, el estado de Isabella volvió a empeorar. Según señaló Serra, a la nena “se le cruzaron los ojos, no orinaba y yo entiendo que si una persona no orina algo no funciona bien. Llamamos al pediatra que estaba de viaje, nos dice que no la iba a internar por el riesgo de que agarre un virus intrahospitalario, pero la nena no podía estar parada. Al otro día la interné en el San Justo”. Nuevamente le hicieron análisis de sangre, donde la parte renal presentaba complicaciones. Ante ello, la derivaron a la clínica Reina Fabiola de la ciudad de Córdoba.

“Salimos para Córdoba, yo iba con ella en la ambulancia y mi marido viajaba detrás en auto. A dos cuadras de llegar a la clínica mi hija hizo una convulsión, una imagen que no le deseo a ningún papá, que no me puedo sacar de la cabeza por lo desesperante que fue. El médico de la Cruz Verde que venía con nosotros fue excelente, le puso oxígeno, me tranquilizó y llegamos. La pusieron enseguida en terapia”, narró.

Tras ello, el equipo médico le preguntó a la familia por el diagnóstico que ellos tenían a lo que respondieron “gastroenteritis leve”. Sin embargo, Isabella lo que contrajo fue la bacteria Escherichia Coli, lo que causó el síndrome urémico hemolítico.

“Me dijeron que la nena estaba grave, tenía comprometidos los riñones y el corazón. Y debía entrar a quirófano para colocarle los catéteres para la diálisis que llegó a ser de 21 horas”, indicó.

Horas difíciles tras el diagnóstico

Serra manifestó que en diálogo con la jefa de pediatría del centro de salud cordobés, esta le indicó que si de entrada a la niña le hacían un análisis de materia fecal se hubiesen evitado varias cosas, sobre todo un estado de gravedad en la salud de Isabella.

“Seguramente iba a tener que hacer un tratamiento menor, pero la nena no hubiese llegado en el estado de gravedad, completamente descompensada. Eso fue lo que nos pasó y hoy estoy con fuerzas para contarlo porque la veo bien a ella”, afirmó, al tiempo que se deshizo de elogios para el equipo médico que atendió a su hija en Córdoba: “Cada día nos daban esperanzas de que evolucionaba bien, el día que hizo pis hemos llorado porque fue un avance, cuando empezó a comer también”, agregó.

Dudas sobre cómo contrajo la enfermedad

Al ser consultada sobre cómo pudo haberse enfermado la niña, su mamá aclaró que no lo saben: “Nos hicieron estudios a nosotros y no nos encontraron la bacteria. A ella le encontraron la toxina. Los infectólogos nos decían que apuntaban a la carne de vaca que encima mi nena prácticamente no come, sobre todo come pescado y pollo. Nosotros además somos cuidadosos, tenemos tabla de verdura, otra de la carne, lo que no quita que no nos pueda pasar. Lo mismo el lavado de verduras y frutas. También nos dijeron que podía ser el agua, pero en casa tomamos mineral o en todo caso la hiervo”, aclaró.

Isabella, en tanto, tiene el alta médica provisoria que le fue dada a mediados de enero, ya que debe concurrir a controles médicos cada semana y debe someterse a una dieta estricta: “Los análisis van mejorando y tenemos fe sobre su evolución, pero pedimos que nos sigan acompañando con los rezos”, dijo Serra.

Por otra parte, la madre de la niña aseguró que lo vivido fue “desesperante” y se mostró dolida porque la situación podría haberse advertido antes, sin que la niña llegue a un estado de gravedad como el que sufrió: “Nos han hecho un daño grande, psicológico y moral, a ella como a nosotros”, reclamó.

Por último, Serra les pidió a los padres que puedan pasar por una situación similar que no se queden de brazos cruzados, que insistan si notan algo raro en sus hijos: “No duden en hacer consultas y si deben hacerlas en otro lugar háganlo”, sugirió.

AGRADECIMIENTO

La familia de Isabella se mostró agradecida con toda la comunidad que se sumó a la cadena de oración. También al equipo médico que atendió a la niña, a sus familiares que ayudaron a conseguir los dadores de sangre y amigos. Lo mismo hacia el personal directivo y docente de la escuela Fava de Esteban, al grupo de padres y niños compañeros de su hija, entre otros.