El maltratador/agresor intenta cohibir, inhibir la respuesta de la familia, castiga a sus integrantes a través de la violencia y uno de los sistemas que mejor funciona (y al cual nadie presta atención) es maltratar a los animales de compañía.

Uno de los ejemplos más comunes es la mujer que no abandona el hogar por no dejar el animal  en la casa; ella sabe que va a ser castigado/maltratado para castigarla a ella. El tiempo que pasa hasta que encuentra una solución, si es que lo logra, es larguísimo. Y esa mujer está expuesta en este tiempo a agresiones constantes, o si consigue salir de ese círculo de violencia, se suelen violar las medidas de restricción.

El maltrato a los animales en el contexto de la violencia familiar es un campo de estudio novedoso y que proporciona valiosas informaciones para elaborar estrategias.

El maltrato animal implica:

•          Demostración y confirmación de poder y control sobre la familia.

•          Aislamiento de la víctima y los hijos e hijas.

•          Eliminación de la competencia por la atención.

•          Forzar a la familia a mantener un secreto.

•          Enseñar sumisión.

•          Castigar los actos de independencia y autodeterminación.

•          Perpetuar el terror.

•          Evitar que la víctima huya u obligarla a volver.

•          Castigar a la víctima por haberse ido.